Los partidos independentistas han sido rehenes, durante muchos años, de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). La entidad ha pasado de actuar como lobi de Junts y ERC a no pintar nada en sus estrategias, hasta el punto de que ambos han acabado pactando con un Gobierno de España con el que pedían confrontar. Atrás quedan las multitudinarias manifestaciones para la Diada y el miedo de los políticos a ser tildados de botiflers. Y es que el movimiento secesionista se ha ido apagando, tal y como evidenciaron los resultados de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo. Ante este nuevo contexto, la ANC intenta dibujar una nueva estrategia para influir en el tablero político catalán.
Una parte de la entidad quiere pasar página "lo más rápido posible" de la etapa de Dolors Feliu, la presidenta que será recordada por plantear una lista cívica, al margen de los partidos independentistas, para los comicios. La iniciativa generó un alud de bajas en el Secretariado Nacional y movimientos paralelos en su contra. Finalmente, fracasó, viniéndose abajo la moral de la entidad y de la propia Feliu, que acabó anunciado que no se volvería a presentar para dar paso a nuevos liderazgos.
Pero la elección del nuevo presidente no está siendo fácil. La Assemblea se ha visto obligada a aplazar el pleno de constitución de este sábado en Vilafranca del Penedès, que se ha alargado horas y que los presentes aseguran que ha sido "muy tenso". Ninguno de los candidatos que se postulaba ha logrado los dos tercios necesarios para ser elegido.
La estrategia de Llach
Será el sábado que viene cuando se retome la votación de la persona que deba dar un nuevo rumbo, esta vez en su sede de Barcelona. Lluís Llach es uno de los deseados para ser el próximo presidente. Su estrategia es, según las fuentes consultadas, "movilizar y presionar" a los partidos con un objetivo final: la independencia. Busca "recuperar la entidad" y que sea un "paraguas transversal". Es decir, un lugar en el que "se puedan sentir identificadas personas de muchas sensibilidades".
Llach fue una de las personas más críticas con la lista cívica de Feliu al considerar que dividía al independentismo, pero también con el viraje de Junts, que apoyó la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la amnistía. La idea es "volver a unir" a sus bases, de manera que estén lo suficientemente "organizadas y fuertes" como para poder influir, de nuevo, en los partidos independentistas.
"Cuando ha habido una sociedad civil organizada y con las exigencias claras, los partidos se han puesto a caballo de estas demandas", añaden las mismas fuentes en declaraciones a este medio.
Para ello, ven imprescindible que la ANC no solo se dedique a convocar una manifestación multitudinaria el 11 de septiembre por la Diada, sino en que se pongan en el centro elementos "básicos" que puedan "incluir a todo el mundo, sea independentista o catalanista". Entre ellos, la lengua catalana, el expolio fiscal o incluso dar apoyo a "reivindicaciones de los docentes o la payesía que pueden poner de acuerdo a mucha gente".
Punga, afín a la lista cívica
Pero no será tan fácil que el cantautor se haga con la presidencia, y mucho menos cerrar la etapa de Feliu. Y es que los asistentes se han llevado una sorpresa al darse cuenta de que Llach no era el único candidato: también Josep Punga se ha postulado para presidir la ANC. Se trata de un joven economista de 27 años afín a la dirección actual. O lo que es lo mismo: partidario de la lista cívica que fracasó.
Su propuesta es la de "abrir una etapa de reflexión" en la entidad y de "confrontación con los colectivos que no quieran la independencia de forma rápida". "No tiene ningún programa, solo cosas inconcretas", lamentan.
Punga se retira y pide voto en blanco
Según ha podido saber Crónica Global, Llach ha estado durante cuatro votaciones a pocos votos de lograr la presidencia. En ese momento, han explicado los asistentes, Punga se ha retirado y ha instado públicamente a quienes le han dado su apoyo a que voten en blanco en la quinta votación, lo que ha provocado un bloqueo.
"Es una lástima que una minoría sea capaz de bloquear una investidura empleando la técnica de los votos en blanco", expresan a este medio, indignados.
Josep Costa y su experiencia en política
También está en stand by la elección de la vicepresidencia, la tesorería y la secretaría. Con toda probabilidad, Josep Costa se quedará como número dos de la ANC, un cargo que ya era de esperar teniendo en cuenta que quedó por detrás de Lluís Llach en las elecciones al Secretariado Nacional que se celebraron del 14 al 18 de mayo.
Costa es una de las voces más radicales del independentismo, pero también con "más experiencia" por su etapa como vicepresidente del Parlament. "Conoce bien el mundo político", destacan las mismas voces, que le ven la persona adecuada para "desactivar los movimientos políticos que pueda haber por parte de partidos dentro de la entidad".
La unión del independentismo: un reto difícil
Si hay algo que se ha evidenciado este sábado es que la mayoría de socios quieren dar carpetazo a la era de Dolors Feliu y "volver a comenzar desde las cenizas" con una resistencia "seria y firme". Eso pasa por volver a unir al independentismo. Algo muy difícil teniendo en cuenta que los dos principales partidos están sumidos en una batalla que está lejos de llegar a su fin. Las elecciones del 12 de mayo acrecentaron el enfado de ERC ante Junts al ser apeados de la hegemonía independentista.
Con todo, será el sábado que viene cuando se retome el pleno que debe decidir quién encabeza esta nueva etapa de la entidad. Si bien debería retomarse con un solo candidato encima de la mesa --después de que Punga se haya retirado--, la normativa no especifica si se pueden o no presentar otras candidaturas. Por tanto, la ANC se suma al momento convulso del independentismo, en el que los liderazgos no están claros y las batallas entre familias a la orden del día.