A pesar de haber mejorado ligeramente en comparación con los resultados de las autonómicas de 2021, la noche electoral dejó, en el fondo, un poso agridulce en Junts per Catalunya. La formación posconvergente planteó estas elecciones como un plebiscito sobre la "restitución" como president de su candidato, el fugado Carles Puigdemont, según palabras de este último. Pero la apuesta no le ha salido tan bien como deseaba. Junts ha desbancado a sus exsocios de ERC como segunda fuerza de Cataluña; pero, por otra parte, apenas ha obtenido un 1% más de votos que en 2021, quedando así lejos de la primera: el PSC, cuya victoria fue incontestable.
Junts puede verse abocado a negociar con los socialistas a partir de ahora para formar parte del próximo Govern. Y eso deja en el aire el futuro político de Puigdemont. El exmandatario convergente aseguró durante la campaña que regresaría a Cataluña el día de la investidura; pero, al mismo tiempo, anunció que no aceptaría ser jefe de la oposición en el Parlament.
Quiere formar Govern con ERC... pero no suman
Así lo dijo en una entrevista a RAC1 el mes pasado, abriendo la puerta a dejar la política en activo si esto sucediera. Algo que está por ver, pues tras conocerse los resultados de esta noche, tendió la mano a ERC para recuperar la "unidad" secesionista, a pesar de que los números no alcanzan para que los independentistas puedan llegar al Govern.
Puigdemont tiende la mano a ERC para "formar un gobierno de obediencia catalana"
Puigdemont, asimismo, insistió en sus críticas al PSC, al cual acusó de haber "españolizado" la campaña. Algo que también hizo en semanas anteriores cuando dirigió a los socialistas reproches como este, en RAC1: "El PSOE se ha reunido y ha pactado conmigo en Suiza, ¿de verdad que no puede Illa venir a Perpiñán, que es Cataluña?", manifestó, en alusión a las negociaciones sobre la amnistía del procés mantenidas con los socialistas, a cambio de no truncar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
Su destino, en manos de los socialistas
De este modo, tras los resultados de este domingo, los socialistas tienen la llave del futuro del prófugo. La impunidad de la ley de amnistía ahora en trámite parlamentario impulsó y devolvió a Puigdemont al primer plano político, justo cuando su figura languidecía en el Parlamento Europeo y su partido se desangraba en votos en las municipales y generales del año pasado. Ahora, ambas partes se necesitan recíprocamente. El PSOE precisa los votos de Junts en Madrid. Y de eso puede depender que los posconvergentes regresen a la Generalitat.
Esa incógnita se desvelará en los próximos días, a medida que se vaya aclarando el escenario de posibles pactos postelectorales. Sea como fuere, en el seno de Junts, su sector más moderado y afín al pactismo de la antigua Convergència respiraría aliviado si Puigdemont renunciara. Algo que, obviamente, por ahora es sólo una hipótesis y que está por ver.