Las elecciones en el País Vasco han dado el pistoletazo de salida a la campaña para los comicios catalanes del próximo 12 de mayo. Los partidos, especialmente los independentistas, han aprovechado el escenario vasco para extrapolar los resultados de ERC y Junts con EH Bildu y PNV, con quienes mantienen afinidades, respectivamente. Ambas formaciones independentistas, junto al PSC, sacaron ayer pecho de los resultados de sus partidos hermanos en un intento de tomar un nuevo impulso político para los próximos días.
Sin embargo, fuentes republicanas reconocen a este medio cierto temor a que estos se den también en Cataluña. O lo que es lo mismo: que ERC no logre, como Bildu, dar el sorpaso ante su contrincante.
"Autoengaño en ERC"
Pero la resaca electoral del País Vasco también ha provocado una reflexión en el resto de formaciones, conscientes de que son elecciones muy diferentes, pero que igualmente hay vasos comunicantes y que el próximo objetivo se juega en Cataluña. Uno de los territorios más deseados por los dirigentes nacionales, tanto por la importancia a nivel socioeconómico de la comunidad como por su tremendo simbolismo a la hora de construir las narrativas nacionales de los partidos.
La incertidumbre por los resultados de las elecciones catalanas del 12 de mayo está generando nervios en las distintas formaciones. Una actitud que está provocando que se cometan "actos de autoengaño para darse ánimos". Así lo reconocen las fuentes consultadas por Crónica Global, que avisan de que tanto ERC como Junts se están haciendo "películas" de forma pública sobre el impacto que tienen los resultados en las vascas en Cataluña para no asumir la realidad de que "las elecciones las va a ganar el PSC y Pedro Sánchez", tal y como afirman fuentes independentistas.
Este caso es especialmente visible en ERC, cuya situación en las encuestas es "terrible", según las mismas voces, y, sin embargo, se "consuelan" con el resultado histórico de Bildu. El pesimismo de fuentes conocedoras de la dinámica interna de la formación es total, y advierten de que los republicanos no sólo no van a empatar con la primera fuerza, sino que tampoco quedarán segundos.
"Ni el PNV es Junts ni Bildu es ERC"
Además, cabe destacar que desde las filas republicanas intentan hacer ver que el "nacionalismo conservador" representado por PNV y Junts está "perdiendo fuelle ante el nacionalismo progresista" de Bildu y ERC. "Pero todo es mentira: ni el PNV es Junts ni Bildu es ERC, ni tienen nada en común desde un punto de vista táctico, estratégico ni ideológico", espetan quienes sostienen que Euskadi y Cataluña tienen lógicas muy diferentes pese a que una parte nada desdeñable de sus poblaciones comparta anhelos nacionalistas.
Los republicanos atribuyen el buen resultado de EH Bildu a que la sociedad vasca "ha pasado página" de los años de dolor de la banda terrorista ETA. El candidato de ERC, Pere Aragonès, ha achacado el empate a 27 escaños de Bildu con el PNV a que "muchísima gente en Euskadi" fue a votar el domingo mirando "hacia el futuro y no hacia el pasado". Con ese mensaje ha querido lanzar una pulla a sus exsocios neoconvergentes, que podrían arrebatarles la hegemonía independentista tras el breve periodo de liderazgo republicano de tres años.
Para ERC, los de Carles Puigdemont representan una pantalla pasada, pero su diagnóstico sobre el empate técnico ha sido percibido como "interesado y tramposo", incluso para las voces que defienden sus siglas.
La falta de unidad soberanista
Por su parte, Junts ha celebrado que el PNV haya vuelto a ganar las elecciones, aunque han obviado la realidad de que bajan escaños respecto a las últimas celebradas en el territorio. "Más Euskadi y menos España como síntesis de lo que han dicho las urnas", expresó el secretario general de Junts, Jordi Turull, que ve un "gozo" el porcentaje soberanista en Euskadi, pero evita realizar paralelismos que puedan cuestionar su pronóstico optimista sobre los resultados de Puigdemont para el próximo 12M. Un líder que, por cierto, se distancia bastante ideológicamente de la cultura pragmática y de pactos del PNV, según voces críticas con el "hiperliderazgo” del expresident.
Sánchez e Illa, más fuertes
Pero ahora no sólo los independentistas miran hacia el País Vasco. Sánchez se consolida en Euskadi, ha salvado los muebles y ha logrado el mejor resultado en 12 años. Esto supone un freno al declive que venía arrastrando desde las elecciones gallegas y, además, algunos lo consideran un espaldarazo a su proyecto de "España plurinacional".
Su próxima parada es Cataluña, donde los de Salvador Illa aspiran a ganar de manera holgada y, esta vez, ser capaces de gobernar. El presidente del Gobierno está hoy más fuerte que ayer y, salvando las distancias entre socialistas vascos y catalanes, el PSC no tiene que preocuparse por "descafeinar" unos malos resultados ajenos, como ya tuvo que hacer tras las elecciones gallegas.
Expectativas demasiado altas en el PP
El PP también mira hacia Cataluña. Los resultados en las vascas son positivos, pero "lejos de lo deseado". Y es que Alberto Núñez Feijóo se había marcado como objetivo que Vox quedase sin representación en el Parlamento, algo que no ha conseguido. Es más, tampoco ha logrado rebajar los resultados del PNV, a quienes llegó a sugerir en sede parlamentaria que les arrebataría parte de su electorado. Fuentes populares reconocen a este medio que existe "temor" a que las expectativas se pongan "demasiado altas en Cataluña", como ya ocurrió en las elecciones generales cuando Feijóo se veía como presidente del Gobierno.
Los sondeos apuntan a que los de Alejandro Fernández podrían oscilar entre los 10 y los 15 escaños, y si bien la precampaña empezó con los populares optimistas sobre alcanzar la horquilla alta, ahora algunos prefieren rebajar sus predicciones. Mientras, los de Santiago Abascal (Vox) esperan también mantener sus resultados en Cataluña como ha ocurrido en el País Vasco. Un objetivo primordial para la formación, teniendo en cuenta que parte de la épica que los dirigentes aportan a sus discursos bebe del conflicto catalán y del procés.
Finalmente, el espejo del País Vasco devuelve a los partidos catalanes una imagen que se aleja de su realidad, pero que pone en evidencia la fractura de la unidad independentista, la dificultad de la derecha para ensanchar su base social y el decisivo aporte de los socialistas catalanes para el proyecto de Sánchez.