La candidatura de Carles Puigdemont a las elecciones catalanas del 12 de mayo ha provocado un terremoto político tanto fuera como dentro de su partido. Catapultado por su negociación de la amnistía y su resiliencia durante los últimos años en Bruselas, el fugado ejerce su “liderazgo total” con el aval del secretario general Jordi Turull y prepara una lista que desborde a Junts como formación, pero que ya se le está atragantando en territorios como la provincia de Lleida.
En su estrategia personalista para demostrar que está “por encima de las siglas”, Puigdemont ha decidido poner de cabeza de lista en esa provincia a Jeannine Abella, quien en las pasadas elecciones concurrió en la misma circunscripción, pero como número seis. Una decisión “sorprendente” y “precipitada” para muchos históricos del partido en el territorio, que reclaman “su derecho” a decidir en este momento tan trascendental, y censuran que se está pisoteando la trayectoria de otros dirigentes más adecuados y leales para encabezar la lista.
Fichajes de periodistas
Fuentes neoconvergentes aseguran que Puigdemont también tiene otros “fichajes estrella” en mente que ahondan la desafección de algunos cuadros del partido. El nombre que suena es el de Anna Gómez, subdirectora del diario Segre, tertuliana y “puigdemontista hasta la médula”. En su currículum figuran soflamas radicales como afirmar que los trabajadores del resto de España que emigraron a Cataluña tras la Guerra Civil eran “colonos” y formaban parte de un plan de “colonización administrativa y cultural” que llevó a cabo el gobierno de dictadura franquista. Una estrategia que, según expresó en una tertulia radiofónica, “se está volviendo a intentar” implantar en la actualidad.
Las mismas voces no esconden la voluntad de Puigdemont de cerrarle el paso a la candidatura de la ultra Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll bajo las siglas de Aliança Catalana. Advierten de que Junts le “copiará” el discurso durante la campaña también en Lleida, como sucederá en todos aquellos lugares en los que haya “altos porcentajes de inmigración”.
Importante competencia electoral
En cualquier caso, Junts no lo tendrá fácil en una provincia donde ERC ya le empató en votos en las elecciones catalanas de 2021. Y donde es previsible que el PSC crezca “si lo hace bien en campaña”.
A esta importante competencia electoral hay que añadir el hecho de algunos cambios significativos en la lista, como la incursión de Ramon Tremosa en la política municipal de Barcelona, obteniendo un acta de concejal el pasado mes de mayo. “¿Con qué cara se presentaría por Lleida ahora?”, se preguntan quienes descartan su continuidad en la lista.
Y, no menos importante, Puigdemont ha de hacer frente al golpe de perder a Cristina Casol, quien fuera número dos en los comicios de 2021 y que ha terminado el mandato como diputada no adscrita tras denunciar “acoso” en las filas neoconvergentes. Un caso similar al de Aurora Madaula, que aún está pendiente de resolución por parte de la Oficina de Igualdad del Parlament.
Con todo, el prófugo tendrá que encontrar los equilibrios entre renovar la lista de Junts en Lleida para seducir a votantes independentistas decepcionados con las estructuras de partido tradicionales, y contentar a sus cuadros históricos en la provincia. Luego, los catalanes decidirán si estos cambios tan arriesgados tienen su premio electoral en las urnas.