La compra de 1.000 robots ARI (Asistente Robótico Inteligente) que anunció la Generalitat para combatir la soledad no deseada de las personas mayores en Cataluña ha generado gran revuelo entre las trabajadoras de la atención domiciliaria y otras asociaciones que defienden los derechos de los ancianos.
Critican que las interacciones humanas no se pueden sustituir por una máquina y reclaman que los 5,43 millones de euros que destinará el Govern a esta iniciativa se utilicen para contratar a más cuidadoras de ayuda a domicilio o para potenciar otros proyectos "más humanos".
Robots inteligentes
Cada vez son más los ancianos que viven solos, aunque no siempre de forma voluntaria. Para intentar hacer frente a este problema, la Consejería de Derechos Sociales de la Generalitat anunció que compraría nuevas unidades ARI que permitirán ampliar el proyecto en los hogares de Barcelona, donde ya se realizó una prueba piloto en 2019, y distribuir más robots al resto de la comunidad.
Además de recordarles la medicación, estos robots pueden preguntar cómo se sienten las personas, cómo han dormido, realizar videollamadas e incluso detectar caídas o desmayos y alertar a emergencias o un familiar. Tienen un metro de altura y pesan 12 kilos.
Ven "deshumanización" en el trato a los mayores
Aunque la propia Generalitat ha reconocido que estos robots son sólo una ayuda complementaria, la llegada de estas máquinas a los hogares catalanes ha sido criticada con dureza en el sector, pues consideran que supone un paso más hacia la "deshumanización" en el cuidado de las personas mayores.
"La teleasistencia evolucionada para la gente mayor sí tiene una utilidad, pero sería un error si se sustituye a la persona que va al hogar porque aislará todavía más a las personas", asegura un portavoz de la plataforma Els Estels Silenciats. "Con un robot no puedes hablar, es una herramienta automatizada que puede ser de ayuda, pero sigue siendo una máquina. Las personas merecen algo mejor que eso".
Red de voluntarios o programas intergeneracionales
En este sentido, subraya que sería necesario repensar si es más importante "destinar millones de euros a robots o, por ejemplo, a fortalecer la red de voluntarios que gestionan los servicios municipales u otro tipo de iniciativas para combatir la soledad no deseada de los mayores".
Otro tipo de proyectos que ya están en marcha y que han demostrado ser beneficiosos para este colectivo son los programas intergeneracionales, en los que se proporciona alojamiento a jóvenes que lo necesiten en el domicilio de personas mayores en situación de soledad y de necesidad de compañía.
Mejorar la atención domiciliaria
Por su parte, las trabajadoras de la atención domiciliaria -la mayoría son mujeres- lamentan que la Generalitat haya apostado por comprar robots en vez de contratar a más cuidadoras y mejorar sus condiciones laborales, pues se trata de una profesión muy precarizada.
Con sueldos que no alcanzan los 1.000 euros mensuales, jornadas a tiempo parcial, turnos no definidos, bolsa de horas y contratos temporales, las profesionales del sector consideran que la Generalitat debería destinar el dinero a mejorar este servicio para que los mayores "puedan recibir la atención que merecen, con una persona y no un robot".