Tarragona, municipio gobernado por el PSC, subirá los impuestos para aumentar los ingresos ante la situación de quiebra del consistorio. Pero, para que esta medida saliera adelante, ha tenido que ceder a las condiciones de Junts y los comunes a cambio de su apoyo. Así, la ciudad reducirá el sueldo de los ediles y asesores y congelará un año la entrega de licencias para pisos turísticos.
Este jueves, el pleno del Ayuntamiento de Tarragona ha aprobado una subida del IBI del 7,4% --aunque su intención inicial era incrementarlo un 20%-- y de la tasa de residuos del 12%. Además, se incrementará en un 20% la tasa de ocupación de las terrazas, y en un 33% el impuesto de construcciones.
Casi la mitad de lo necesario
El alcalde tarraconense, Rubén Viñuales, ha expuesto que con las modificaciones aprobadas se podrán recaudar 6,2 millones de euros, pero que sería necesario que entrasen 14 millones en las arcas municipales para salvar la situación económica del consistorio.
"Es una situación compleja, pero gracias a las medidas que se han tomado podremos sacar la cabeza de debajo del agua", ha agradecido Viñuales a las formaciones políticas que se han sumado al acuerdo.
Riesgo de quiebra
A principios de octubre, Viñuales anunció que el ayuntamiento de la ciudad estaba en riesgo de "quiebra".
El edil socialista detalló entre las causas de esta crítica situación económica "el incremento del IPC, el aumento del precio de la energía, los intereses, la inflación y el incremento de un 3% del salario de los funcionarios".