No hay duda de que unas elecciones generales se viven menos intensamente en Cataluña. Pese a ello, el primer debate de candidatos para el 23J por Barcelona ha estado marcado por una doble batalla. Por un lado, la habitual pelea por las esencias independentistas entre ERC, Junts y la CUP por demostrar quién ha trabajado más por Cataluña en el Congreso de los Diputados. Por otro, PSC y PP han centrado sus esfuerzos en demostrar si Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo gobernarían mejor España y contribuirían a mejorar esta comunidad autónoma.
Pero la realidad es que en el primer debate organizado por Rac1 y La Vanguardia no ha habido sorpresas, ni propuestas concretas, aunque sí alguna anécdota y lapsus protagonizados por Meritxell Batet, quien ha retrocedido años atrás confundiendo a Feijóo con Mariano Rajoy y apodando a la candidata de Junts Míriam Trump --en referencia a Donald Trump--.
El hartazgo del 'procés'
Pese a que el foco mediático ha estado varias semanas sobre la ciudad de Barcelona debido a la incógnita sobre quién sería el nuevo alcalde, el arranque de campaña de los comicios generales en Cataluña se ha vivido de forma menos intensa que en otras comunidades autónomas. Y es que una parte de la sociedad catalana ha desconectado ya de las instituciones y de los mensajes de los políticos por el hartazgo de un procés que duró demasiados años. Un procés que no ha funcionado y que, incluso para parte de la base independentista, ha sido una gran estafa.
Por ello, parece lógico que la desconexión de una gran parte del electorado catalán sea aún mayor cuando se trata de votar candidatos al Congreso y al Senado del conjunto de España el próximo 23 de julio.
A pesar de ello, los debates electorales son necesarios para apelar a todos aquellos que sí se sientan interpelados por los programas de los candidatos. Mucho más cuando estas elecciones del 23J se están vendiendo en la mayoría de mítines y actos políticos como las más importantes de los últimos años.
Un discurso habitual
Aunque los candidatos para los comicios por Barcelona han hecho un cierto esfuerzo por explicar sus propuestas, lo cierto es que el debate de este viernes convencerá a pocos para cambiar el sentido de su voto. Y es que, en líneas generales, los partidos no se han salido de su discurso habitual.
En el caso de los independentistas, sus peleas no han sorprendido a nadie. Como viene siendo habitual en los últimos meses, los mensajes de los republicanos y neoconvergentes están orientados a retratar al otro partido como un voto inútil para defender los intereses de Cataluña en la capital. Se ha visto, por ejemplo, en el discurso de la candidata de Junts, Miriam Nogueras, con su Ja n’hi ha prou (ya basta), apelando al votante descontento con ERC al considerar que se les está tomando el pelo y que no se están obteniendo las contrapartidas suficientes en Madrid.
Reproches entre ERC y Junts
Por su parte, ERC se defiende por activa y por pasiva de que el voto que no sirve para nada es el de Junts por haber estado cuatro años en el rincón de los enfadados, sin lograr así mejoras para los catalanes.
En este sentido, los republicanos recuerdan que la negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez sí ha dado sus frutos. Algunos de ellos son los indultos para los políticos que estuvieron en la cárcel por el referéndum ilegal del 1-O de 2017 o la eliminación de la sedición.
Batalla entre PSC y PP
Pero esa no ha sido la única batalla que se ha visto en el debate. La candidata del PSC, Meritxell Batet, y el del PP, Nacho Martín Blanco, han apelado a esos votantes que sí se encuentran vinculados con el resto de España, por lo que han exhibido su modelo de gestión con Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijó al frente. No ha faltado algún que otro lapsus en el debate protagonizado por la socialista, quien ha retrocedido por unos segundos a 2011 confundiendo al actual líder del PP por Mariano Rajoy.
También ha suscitado alguna risa la comparación de Nogueras con Donald Trump, por el cariz populista de su discurso en el que intenta explotar el sentimiento de agravio de una parte de la sociedad catalana contra unas supuestas élites que son la fuente de todos sus problemas (el famoso España ens roba). De esta forma, Batet pretende evitar que los votantes de la antigua convergencia que optaron por Xavier Trias en el Ayuntamiento de Barcelona, apuesten esta vez por una Nogueras manejada desde Waterloo por Carles Puigdemont.
Aunque, hoy por hoy, las encuestas están muy igualadas, lo cierto es que el PSC tiene muchos números de revalidar la victoria que obtuvo en las elecciones municipales del 28 de mayo. Mucho más con una candidatura de la presidenta del Congreso, que a su vez va arropada por un número importante de ministros muy conocidos en Cataluña como Miquel Iceta o Raquel Sánchez.