Las lluvias caídas en los dos últimos meses en Cataluña han aliviado, de forma leve y transitoria, la gravedad de la crisis hídrica que continúan padeciendo la región de Barcelona y las cuencas internas de la autonomía. Las precipitaciones de las últimas semanas han permitido ahuyentar por ahora la posibilidad de que se tengan que aplicar restricciones domésticas.
Así lo ha manifestado este miércoles el director de la Agència Catalana de l'Aigua de la Generalitat (ACA), Samuel Reyes, al diario La Vanguardia. Según asegura, si las lluvias se mantienen, las restricciones más severas relacionadas con la "emergencia", es decir, relativas al consumo doméstico, "se retrasarían hasta noviembre".
La alerta y las restricciones se mantienen
Ello no significa, no obstante, que la grave crisis hídrica haya acabado. La sequía en Cataluña continúa siendo grave, tal y como se desprende por ejemplo de la situación de los embalses. Los del sistema del Ter y el Llobregat apenas llegan al 31% de su capacidad, apenas un 6% más que en los peores momentos. Por lo tanto, la alerta por sequía se mantiene, así como la situación de excepcionalidad, que continúa en 495 municipios y afecta a 6,3 millones de personas.
Por ahora, las restricciones afectan a sectores agrícolas, industriales y ganaderos, además de al riego de jardines, zonas verdes y baldeo de calles.
Límites al consumo doméstico si los pantanos cayeran al 16%
En caso de situación de emergencia, con los embalses al 16% de capacidad o menos, se tendrían que aplicar las restricciones al consumo de agua doméstico.
Por otra parte, en las comarcas del Camp de Tarragona y del Empordà las lluvias siguen siendo muy escasas y los embalses de Siurana, Darnius y Riudecanyes han perdido capacidad.
Reyes, pese a ello, ha apuntado que su previsión inicial era de que se entraría en situación de emergencia a final de agosto, y "ahora la situamos en noviembre".