Carles Puigdemont ha calificado al sargento de los Mossos d’Esquadra Lluís Escolà como “un patriota que ha sufrido mucho por mí”. Asimismo, ha negado haber pedido que ejerciera de escolta tras su fuga de España.
El expresidente catalán ha declarado como testigo por videoconferencia en el juicio al exconsejero de Interior, Miquel Buch, y a Escolà por los servicios de escolta que llevó a cabo el mosso en el extranjero.
Tensiones
Durante la declaración de Puigdemont se han vivido momentos de tensión debido a la necesidad de realizar la traducción del catalán al francés en atención a las normas europeas que contempla el acompañamiento de técnicos en las comparecencias de eurodiputados. Ese trámite ha roto el ritmo del juicio –también se han producido problemas en la conexión--, donde también se ha visualizado el enfrentamiento entre el abogado de la defensa, Gonzalo Boye, y el tribunal, que le ha impedido formular algunas preguntas.
Puigdemont ha explicado que el 22 junio 2018 solicitó cumplimiento de las prerrogativas del estatuto de expresidente de la Generalitat. Tres días después, se reunión en Berlín con los exconsejeros Buch y Damià Calvet. En el encuentro, afirma, no se habló de Lluís Escolà. Ha precisado que que mantuvo varias reuniones con Buch: “Es habitual que en el exilio reciba múltiples visitas. Las únicas ocasiones que hablamos de Escolà lo hicimos en clave personal”.
Excedencia
Sobre la excedencia de Escolà para dedicarse a la protección de Puigdemont, el testigo ha asegurado que nunca intervino en ello y que nunca ha pedido que haya un servicio de protección, solo que se cumpla la ley de expresidentes “que a día de hoy no se ha cumplido”
Ha calificado a Escolà como “un amigo que me merece toda la confianza, es un patriota, ha hecho un servicio al país, le he visto sufrir mucho para cumplir la ley para garantizar mi protección”. Era conocedor de que el mosso tenía una lesión de la columna vertebral y ha explicado que en ocasiones se hospedaba en la sede de Waterloo, “abierta a todos los patriotas”.