Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), atada de nuevo a Junts per Catalunya (JxCat). Las negociaciones para formar gobierno en la cotizadísima Diputación de Barcelona afloran la dependencia de los republicanos de sus antiguos socios en el Govern.
Mientras el frente común propuesto por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, sigue encallado de cara a las elecciones generales del 23J, las encuestas hunden las perspectivas de voto de los republicanos, quienes se ven en la encrucijada de tender puentes con el PSC y ser tildados de “traidores” por el independentismo más recalcitrante, o someterse de nuevo a los intereses de Junts, quienes han radicalizado su discurso tras haber perdido la alcaldía de Barcelona.
La consulta que nunca se hizo en Junts
Corren malos tiempos para ERC, que gobierna en solitario tras la salida de JxCat del Govern en octubre de 2022. Los entonces socios de gobierno justificaron su marcha, avalada por la militancia, en el bloqueo de la implementación de la independencia de Cataluña.
Ya entonces, la formación posconvergente quiso plantear también a sus bases la ruptura de su pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona. Pero la presión de los alcaldes y cargos locales impidió esa consulta. Son los mismos que, actualmente, apoyan reeditar la sociovergencia en la Diputación de Barcelona. Pero los líderes de Junts, Laura Borràs y Jordi Turull, se niegan a pactar con quienes, a su juicio, propiciaron una “operación de Estado” para evitar que Xavier Trias, ganador de las elecciones municipales en Barcelona, fuera investido alcalde.
La regañina de Aragonès a Collboni
El acuerdo entre PSC, comunes y PP impidió que Junts y ERC se hicieran con el gobierno de la ciudad. La regañina de Aragonès a Collboni en la tradicional recepción celebrada en el Palau de la Generalitat tras la investidura del alcalde demostró hasta qué punto el independentismo vuelve a la carga. Y ERC no puede o no quiere seguir manteniendo un perfil bajo, sobre todo si se cumplen las previsiones de un futuro gobierno del PP y Vox, pues los republicanos perderían toda capacidad de influencia en la política española.
Es más: ERC pierde también en las encuestas internas. Los partidos barajan diversos trackings que confirman la pérdida del primer lugar que Esquerra logró en 2019. Ahora sería el PSC el partido ganador, con 14-15 diputados, mientras que ERC y Junts lograrían 9 y 8. El PP se situaría en cuarto lugar, con 7, aunque hay otros sondeos internos de ERC, precisamente los más agoreros, que no descartan un sorpasso del PP sobre Esquerra.
ERC presidirá las diputaciones de Lleida y Tarragona
A pesar del veto de Oriol Junqueras a los pactos con el PSC, los republicanos tienen aseguradas ahora las presidencias de las diputaciones de Tarragona y Lleida gracias al apoyo de los socialistas. La organización supramunicipal tarraconenses estaba llamada a un pacto sociovergente pero desde Junts, su secretario general, Jordi Turull, rechazó esa alianza.
En Girona, Junts presidirá la Diputación tras llegar a un acuerdo con ERC. El mismo que ahora exploran los neoconvergentes en Barcelona. Pero necesitan a un tercer partido, por lo que tienen la vista puesta en Jordi Ballart (Tot per Terrassa), exsocialista que repite mandato gracias al respaldo de los independentistas.
Combinaciones
Por su parte, PSC y comunes, que tienen su alianza muy avanzada para presidir la Diputación barcelonesa, también necesitan un voto para que Lluïsa Moret –todo apunta a que la alcaldesa de Sant Boi de Llobregat será la candidata, ya que Núria Marín ha sido propuesta como senadora— sea presidenta. El PSC tiene la vista puesta en el alcalde de Igualada, Marc Castells (PDECat) y el alcalde de Torrelles de Foix, Sergi Vallès (Impulsem Penedès). Sin descartar al PP, como se hizo en el consistorio barcelonés.
En este escenario de pactos, pero que marcarán tendencia de cara al 23J, ERC vuelve a depender de Junts para evitar quedar descolgado en esa carrera electoral, en la que Aragonès, hasta ahora de forma infructuosa, ha intentado liderar un frente común independentista. Pero tal como se ha visualizado en el Pleno del Parlament celebrado esta semana, los partidos no se ponen de acuerdo sobre cuáles serían esos puntos programáticos comunes.
Tampoco se vislumbran las complicidades que, meses atrás, exhibían ERC y comuns, interpretadas como un primer paso hacia un tripartito de izquierdas, vetado actualmente por Junqueras. Los republicanos deben reconciliarse con Junts.