Las exigencias del PSC a Simó: más recursos, consenso con el catalán y diálogo con sindicatos

La situación educativa en Cataluña deja mucho que desear. Ante este panorama, el PSC ha planteado una serie de exigencias a la nueva consellera de Educación, Anna Simó, que pasan por destinar más presupuesto a la formación del profesorado y a la escuela inclusiva, por "preservar el consenso" con la ley del catalán y recuperar el diálogo con la comunidad educativa, entre otras. Unos retos que figuran en sus propuestas de resolución presentadas en el marco del pleno monográfico que ha arrancado este martes en el Parlament y que continuará el jueves.

La sesión servirá para retratar la situación de la enseñanza pública en Cataluña, que ha empeorado en los últimos años a raíz de las torpezas de Josep Gonzàlez-Cambray, uno de los consejeros más polémicos y peor valorados por el colectivo al que representaba. Decisiones unilaterales como el avance del calendario escolar le llevaron a ser cesado por el president de la Generalitat, Pere Aragonès. 

Escuela inclusiva y formación

La Conselleria de Educación ha sido la más controvertida en los últimos años. Ahora le tocará a Anna Simó afrontar problemas como el caos en la preinscripción escolar, la falta de plazas en las distintas etapas educativas, la falta de profesorado sustituto y las pésimas estadísticas en cuestiones como el abandono escolar prematuro o el bajo nivel de comprensión lectora de los alumnos. Y sin olvidar el diálogo que exigen los sindicatos para evitar nuevas huelgas de cara al próximo curso.

Por todo ello, el PSC ha planteado una serie de exigencias en el pleno monográfico que se celebra esta semana en el Parlament. Para la diputada Esther Niubó, la situación "aconseja una profunda reflexión y cambio de modelo" que pasa, en primer lugar, por destinar más recursos a mejorar la atención del alumnado con necesidades especiales, fomentando así la inclusión en el sistema, y a la formación del profesorado en cuestiones como el acoso escolar. 

Gratuidad del 0 a 3

En este sentido, los socialistas proponen una gobernanza del sistema más flexible y descentralizada y "prestigiar" la figura del docente, una profesión cada vez menos atractiva. Asimismo, plantean un pacto catalán por la educación como "hoja de ruta" para garantizar la gratuidad, calidad y equidad, y con la que "avanzar y rehacer la confianza" con la comunidad educativa. 

Por otro lado, piden evaluar las nuevas metodologías de aprendizaje y de digitalización en las aulas para "fomentar la revisión y mejora del sistema", sin perder de vista el impacto que puede tener la irrupción de la inteligencia artificial. E instan a crear 10.000 plazas públicas en guarderías junto al mundo local para garantizar la gratuidad de la oferta educativa de 0 a 3 años.

Reclaman no politizar la lengua

En las propuestas de resolución consultadas por Crónica Global, el PSC también solicita "preservar el consenso" de la ley sobre el catalán aprobada en junio del año pasado, así como "garantizar la no politización de la lengua y de la escuela, velando por la mejora de las competencias lingïuísticas del alumnado". 

También se proponen ser más ambiciosos en el aprendizaje de lenguas extranjeras. Por eso, plantean un plan de impulso que garantice la certificación del B2 al final de bachillerato y de los ciclos formativos de grado superior, y que incorpore medidas como un auxiliar de conversación en los últimos cursos de primaria. 

¿Aulas o saunas?

Por último, el grupo parlamentario pide "infraestructuras dignas" para los alumnos con una climatización sostenible y saludable en los centros educativos, cuyas aulas superan los 30 grados, por encima de lo que establece la normativa de riesgos laborales.

Con todo, el pleno monográfico de esta semana marcará un antes y un después para Anna Simó, que deberá hacer frente a todos estos desafíos y decidir si quiere escuchar a los partidos de la oposición y a la comunidad educativa, que le urgen a recuperar el diálogo. Será ella quien elija si inicia un nuevo rumbo o si, por el contrario, sigue el talante de su polémico antecesor provocando nuevas movilizaciones en septiembre.