Carina Mejías (Barcelona, 1964) regresa a la política tres años después de haber anunciado que la dejaba de forma definitiva. La abogada será la número dos de la lista de Vox por Barcelona en las elecciones generales del próximo 23 de julio. Una decisión controvertida, por cuanto con anterioridad detentó cargos con otros dos partidos: el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs).
Y es que Mejías inició su trayectoria política hace ya más de tres décadas. Primero como militante del PP en 1991 -tras dos años de formar parte de sus Nuevas Generaciones-, con el que en 1999 obtuvo su primer cargo institucional: diputada en el Parlament catalán. Un cometido al que dedicó ocho años en dos etapas diferentes, de 1999 a 2003 y de 2006 a 2010.
'Procés' en Ciudadanos... y llegada de Manuel Valls
Ya en 2012, coincidiendo con el inicio de procés secesionista impulsado por los dirigentes de la Generalitat de Cataluña, Mejías se incorporó a Ciudadanos, donde no tardó en volver a tener escaño en la Cámara catalana: concretamente, de 2012 a 2015. Inicialmente, como independiente, luego como portavoz y miembro de la ejecutiva del partido.
Al término de esa legislatura, la abogada barcelonesa pasó a ser la cabeza de lista de Cs al Ayuntamiento de Barcelona, donde fue concejal y portavoz de la formación naranja hasta 2019, cuando Albert Rivera anunció un acuerdo con el ex primer ministro francés Manuel Valls para ser el aspirante a la alcaldía.
Renuncia tras el apoyo de Cs al estado de alarma
Ese cambio de rumbo dio un vuelco a su trayectoria, pues poco después pasó a ser diputada en el Congreso de los Diputados, donde apenas permaneció unos meses. Ya en 2020, Mejías abandonó Cs, disconforme con el apoyo de la formación de Inés Arrimadas a la cuarta prórroga del estado de alarma por el Covid, y apuntando en sus redes sociales que no compartía tal decisión y que el presidente Pedro Sánchez "no es de fiar". Un día antes, Juan Carlos Girauta había hecho lo mismo, denunciando al considerarlo una muestra de aproximación del partido al PSOE.
Sea como fuere, Mejías fue una de las dirigentes políticas que más críticas se mostraron con el desafío secesionista en Cataluña. Tras la celebración del referéndum ilegal y unilateral del 1-O de 2017, tildó en entrevistas de "racista y xenófobo" al nacionalismo y expresó su rechazo al adoctrinamiento que, a su juicio, se ejerce a través de esta ideología en el sistema educativo de la Generalitat.
Rechazo al nacionalismo y la inmersión lingüística
En este sentido, Mejías también ha criticado la inmersión monolingüe obligatoria en catalán impuesta desde hace tres décadas en la autonomía, y ha defendido recuperar el bilingüismo en las escuelas, recordando que el castellano es también lengua oficial.
A lo largo de su trayectoria, Mejías también puso énfasis en denunciar la corrupción de Convergència (CiU). Hasta el punto que, en 2016, siendo concejal en Barcelona, denunció a Oriol Pujol -hijo del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol- por amenazas, asegurando que éste le recriminó en un mensaje telefónico que quisiera indagar en los negocios de su familia: "Sabía que eras una persona retorcida. Esto te dará malvivir. Cuídate", decía según ella el texto, llegando a interponer por ello una denuncia ante la fiscalía.
El SMS en cuestión llegó un día después de que Cs planteara en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona, sin éxito, la creación de una comisión de investigación sobre los contratos de Barcelona Regional entre 2009 y 2015, en alguno de los cuales intervino -entre otros- Entorn S.A, una mercantil supuestamente vinculada a Pere Pujol Ferrusola, hermano a su vez de Oriol Pujol.