Eliminar el castellano como lengua oficial, impedir que los inmigrantes puedan empadronarse y recibir ayudas sociales, aplicar el ultraliberalismo económico, vetar la protección a los homosexuales… Con este programa se presentó Sílvia Orriols, candidata de Aliança Catalana a las elecciones municipales en Ripoll (Girona) el pasado 28M. Y ganó.
Inmediatamente, saltaron todas las alarmas. PSC, ERC y CUP han firmado ahora un acuerdo para impedir que Orriols acceda a la alcaldía, a la espera de sumar a Junts per Catalunya.
¿Es eficaz un cordón sanitario?
Sin embargo, ese cordón sanitario genera dudas entre politólogos y analistas de la extrema derecha, en auge en Cataluña a juzgar por los resultados de Vox y del independentismo xenófobo. ¿Es mejor dejar que estos partidos gobiernen y demuestren que sus promesas son imposibles o impedir que toquen poder?
“Los resultados de los cordones sanitarios contra la extrema derecha son contradictorios. En Alemania parece que funcionan bien, y en Francia, el dique de contención de Macron comienza a debilitarse mientras el Frente Nacional crece con el voto obrero. Quizá sea preferible que partidos como Vox gobiernen y dejen de dar miedo”, afirma Javier Lorente, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos.
La inmigración musulmana, el gran enemigo
En su opinión, el principal problema de la extrema derecha “es que contagian con su discurso a la derecha mainstream”. En el caso de Cataluña, distingue entre Vox, “que pone el acento en el independentismo, lo cual es bien recibido por el nacionalismo español”, mientras que en el de Aliança Catalana, partido que ve heredero de la antigua Plataforma per Catalunya nacida en Vic, “son implacables contra la inmigración musulmana”.
En efecto, entre esas propuestas imposibles de Orriols destaca la prohibición de que los inmigrantes puedan empadronarse e impedir que reciban ayudas sociales. Imposible, porque es ilegal y “cualquiera podría recurrirla ante la justicia”, explica un exsecretario municipal a este medio.
Johann Gottlieb Fichte, el referente
“Aliança Catalana reconducirá las ayudas y servicios públicos a los ciudadanos de Cataluña, no a los ciudadanos extranjeros”, afirma el partido en su programa electoral, además de relacionar inmigración, delincuencia y terrorismo.
Un discurso que ha cuajado en Ripoll, la ciudad natal de los terroristas del 17A. Jóvenes integrados cuya radicalización nunca ha sido analizada por las administraciones.
Radicalmente independentistas, los dirigentes de Aliança Catalana tienen al filósofo Johann Gottlieb Fichte, padre del nacionalismo alemán, como referente. Defienden que el catalán sea la única lengua oficial.
"Muy Trump"
En materia económica, las propuestas de la aspirante a alcaldesa recuerdan a las de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: abolir el impuesto de sucesiones, reducir las cuotas a los autónomos y de IRPF. “Neoliberalismo mezclado con extrema derecha. Con la xenofobia pretenden que la gente local sencilla se olvide de su programa económico. Muy Trump”, afirma Francesc Trillas, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB).
“Bajaremos los impuestos, la presión regulatoria, promoveremos la cultura del esfuerzo y del ahorro, así como un sistema educativo enfocado en el mercado laboral y basado en la excelencia”, promete la extrema derecha catalana, que también rechaza las políticas de discriminación positiva.
“Aliança Catalana se negará siempre a participar de las nuevas guerras que programan las políticas de identidades. Para nosotros, la identidad son rasgos distintivos que deben crear armonía y no enfrentamiento entre hombres y mujeres, entre heterosexuales y homosexuales o entre gente con un origen y gente con otro".
Fruto de un momento histórico
El periodista Miquel Ramos, experto en movimientos sociales, afirma que “Vox y Aliança Catalana son fruto de un momento histórico en el que las ideas de la extrema derecha han sido aceptadas por el resto de actores políticos. Están constantemente en los medios de comunicación, los cuales utilizan para explicar sus proclamas, sus soluciones fáciles a problemas complejos, siempre apuntando a determinados colectivos, nunca hacia el origen de los problemas. Vox y Aliança Catalana son dos partidos idénticos, solo les diferencia el marco nacional y la lengua que utilizan”.
Ramos, autor del libro Antifascistas (Capitán Swing), añade que “el auge de Vox en Cataluña es fruto de su consolidación en el resto de España. Vox crece y se reproduce al calor del proceso independentista. La extrema derecha ha sabido capitalizar el voto del nacionalismo español. Aquel ‘a por ellos’ del 1-O fue un aval para Vox”.
Negacionismo
Aliança “también crece con el procés, pero debido al desencanto que ha producido. La gente se siente engañada y ha comprado el mensaje de ‘yo soy el pueblo frente a los traidores de los políticos’, un clásico de la extrema derecha, con componentes como el pasado histórico, la épica… Azuzando al mismo tiempo el racismo, la islamofobia, el rechazo a los menas y los okupas… Hay quien se niega a creer que un partido independentista pueda ser de extrema derecha, pero las evidencias están ahí. Ahora estamos en una fase de negación”.
Discurso polarizado
¿Pero cómo cala el discurso de estos dos partidos? La extrema derecha “ha sacado mucho rendimiento de polarizar con sus mensajes. Con ellos movilizan a sus simpatizantes, pero también como respuesta a sus detractores, que son los que muchas veces funcionan (probablemente sin quererlo) como el principal altavoz de sus ideas por la crítica que hacen de ellos. Esta exposición extra de las ideas de Vox genera un efecto de protagonismo del debate político y de la agenda pública”, explica Javier Velilla, CEO de Comuniza, agencia de branding y consultora especializada en marca e innovación.
Contra el statu quo
En opinión del experto en narrativa política, Vox y el partido de Sílvia Orriols “utilizan un discurso firme, basado en la seguridad y que busca aportar certezas. En un momento de incertidumbre social y económica, han sido hábiles en ofrecer respuestas cortas y rotundas. Sobre este discurso buscan liderazgos fuertes que tienen un comportamiento retador del statu quo”.
“Las campañas políticas en los 15 días anteriores a unas elecciones –añade- son cosa del pasado. Hoy, en un mundo conectado, votamos cada día: un like, un comentario o un compartir son micro-votos que hacen que las ideas de un partido político calen y se extiendan. Vox entró en un escenario político en el que este comportamiento no era asumido por todos los partidos políticos, y supo jugarlo”.
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