La división que el independentismo arrastra desde hace meses se ha acentuado debido a la tensión electoral. Es el peor escenario para negociar la nueva presidencia del Parlament. Retirar el escaño a Laura Borràs, como ayer acordaron la Mesa y la Junta de Portavoces, implica su cese al frente de la institución, que vuelve a estar en crisis, precisamente, por las hostilidades existentes entre ERC, Junts per Catalunya y la CUP.
El hundimiento de Esquerra en los comicios locales del pasado domingo, unido al ruido de sables en la formación neoconvergente, complican la reciente apertura de negociaciones para buscar un "frente común" en el Congreso de cara a las adelantadas elecciones generales.
Condenada por corrupción
Pero la destitución de Borràs, condenada por corrupción, obliga a buscar mayorías que avalen a su sucesor o sucesora, lo que deja en un segundo plano esa estrategia común que planteó el presidente del Govern, Pere Aragonès, ante las elecciones generales del 23J.
Se trata de una situación muy diferente a la de marzo de 2021, cuando las negociaciones entre ERC y Junts per Catalunya permitieron a Borràs, identificada con el núcleo duro de Carles Puigdemont, acceder a la presidencia de la Cámara catalana, con la abstención de la CUP. A cambio, Aragonès fue investido presidente de la Generalitat.
La propia Borràs confesó en su discurso de toma de posesión –toda una declaración de principios independentistas— que sus aspiraciones pasaban por formar parte del nuevo Govern salido de las urnas en las autonómicas de 2021. Pero ERC no quería tener en su Consell Executiu a dirigentes radicales de Junts como Borràs, Joan Canadell o Ramon Tremosa.
Negociaciones traumáticas
Las negociaciones fueron traumáticas. Hubo enfrentamientos internos en la formación neoconvergente debido a la “sumisión” de Jordi Sànchez, entonces secretario general del partido, a los intereses de ERC, según denunciaron los más radicales.
La investidura de Aragonès salió adelante después de tres intentos. Junts entró en el Govern, pero salió de él en octubre de 2022 en protesta por la “renuncia” del president a implementar la independencia. Los sectores más conservadores de Junts se rearmaron y hoy están en liza con la actual cúpula formada por Borràs, la presidenta, y Jordi Turull, el secretario general.
Bloqueo
Ahora, el relevo de Borràs abre un nuevo ciclo de negociaciones convulso. ERC siempre había instado a Junts a propiciar el relevo de Borràs para liberar el Parlament del bloqueo, pero el pulso entre los dos rivales independentistas, unido al desmarque de la CUP, que ya no se siente interpelada por aquellos acuerdos de 2021, complican la elección.
PSC, el grupo mayoritario en la Cámara catalana, quiere aprovechar esa oportunidad para presentar a su propia candidata. En su momento lo fue Eva Granados, que sería elegida vicepresidenta. Posteriormente dio el salto al Senado. Fue sustituida por Assumpta Escarp, que tiene posibilidades de ser la candidata a relevar a Borràs.
La oportunidad del PSC
Lo cierto es que los socialistas tienen la oportunidad de visualizar la división secesionista, así como su alternativa a una mayoría independentista. De hecho, ya influyeron decisivamente en el relevo de instituciones que permanecían bloqueadas –la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, las Sindicaturas de Cuentas y Greuges, o el Consejo Audiovisual de Cataluña, entre otras…--, pero presidir el Parlament y cerrar el paso a la tentativa de cursar nuevas resoluciones independentistas son palabras mayores.