La consejera de Economía catalana no se cree que el procés provocara una fuga masiva de empresas. "Es cierto que en 2017 hubo un cambio de domicilios fiscales de algunas empresas, que en la gran mayoría no implicaron movimientos de trabajadores, pero al mismo tiempo, el titular de fuga de empresas no se ajusta a la realidad", ha asegurado Natàlia Mas este miércoles ante los empresarios asistentes a las jornadas del Círculo de Economía.

La consellera republicana ha afirmado que, entre 2017 y 2022, "salieron de la Comunidad de Madrid 2.900 de empresas y, de Cataluña, 2.700 empresas. Son 200 empresas más en Madrid que en Cataluña", ha sostenido.

Natàlia Mas, consejera de Economía Gala Espín

Baile de cifras

Según Mas, "la creación neta de empresas desde 2015 hasta la actualidad es superior en Barcelona que en la Comunidad de Madrid". La política catalana ha reconocido que "son cifras que cuesta transmitir, porque se identificó un movimiento que sucedió, pero la realidad que hay detrás tiene un impacte menor del que siempre ha parecido".

A pesar de las declaraciones de Mas, los especialistas en fiscalidad aseguran que la retirada de sedes sociales de Cataluña ha sido considerable y que detrás hay motivos como el procés o la elevada carga fiscal en comparación con otras regiones. "Según los datos disponibles, más de la mitad de las 5.000 empresas que han abandonado Cataluña en los últimos años se han trasladado a la Comunidad de Madrid", explicaba el profesor de la UOC Benja Anglès en un reportaje publicado en este medio hace dos años.

Carga contra el "derrotismo"

La consellera ha manifestado que, a pesar de la "complejidad" global, "la economía catalana avanza en la buena dirección". "Hay voces a les que les gusta decir que estamos mal, pero no es cierto", ha señalado.

"Necesitamos acabar con el tiempo de un derrotismo que está agotado y que no aporta nada bueno a nadie", ha indicado Mas. Se ha mostrado abierta a encajar "todas las críticas", pero fuera de los "discursos apocalípticos".

Ha recordado las grandes inversiones que las multinacionales, especialmente tecnológicas, han impulsado en Cataluña, que según ella "no llegan a un territorio en decadencia". A pesar de su optimismo sobre la marcha de la economía, ha identificado como prioritario avanzar hacia sectores emergentes como la inteligencia artificial, los microchips, la bioingeniería o la computación cuántica.