La esperanza de vida en las residencias catalanas ha caído en picado en la última década. Si hace unos años la expectativa de vida de una persona que ingresaba en un centro de mayores era de una media de cinco años, ahora es de menos de un año y medio. Sin ir más lejos, en 2019, antes de la pandemia, la rotación anual que tenían las residencias entre ingresos y fallecimientos era de un 16%. El año pasado fue de un 31%, casi el doble.
Son datos de la Asociación Profesional Catalana de Directores/as de Centros y Servicios de Atención a la Dependencia (Ascad), que atribuye esta disminución a un mayor soporte a la dependencia, como la atención domiciliaria para personas mayores. "Cada vez se retrasa más el ingreso y los usuarios entran con un mayor nivel de deterioro, con una salud más frágil y menos autonomía", explica a este medio el presidente de la asociación, Andrés Rueda.
Falta de personal
Ante esta nueva realidad, Ascad pide que se revisen las leyes que rigen el sector de la dependencia para actualizarlas. "La legislación está desfasada. Las necesidades del usuario han cambiado, ahora son más mayores y por lo tanto todo es más complejo y los procesos requieren más tiempo", explica. También la financiación, ya que la falta de personal en las residencias es cada vez más preocupante.
"Los trabajadores están estresados y agotados. Falta gente y nos cuesta mucho encontrar a jóvenes que quieran trabajar en residencias. Cobran poco y tienen muchas responsabilidades, prefieren irse a otro sitio", lamenta Rueda. En este sentido, asegura que es necesario que la Administración ponga los recursos económicos que todos los agentes implicados necesitan: empresas, trabajadores, proveedores y usuarios.
El último reducto de las medidas Covid
A la preocupante falta de personal que sufre el sector, se suma que, tres años después del inicio de la pandemia, el de las residencias sigue siendo de los pocos sectores que cuentan con un protocolo Covid. "Si un trabajador se contagia, aunque sea asintomático, tenemos que mandarlo a casa. Nos dejan sin personal", critica el presidente de la asociación.
Lo critican también los propios trabajadores, que reclaman que se revisen las medidas Covid con el fin de normalizar el virus en los centros de mayores ante las “incoherencias” que presenta la estrategia actual. Consideran que a estas alturas "no tiene sentido" que exista toda una serie de protocolos establecidos para el Covid mientras para otro tipo de enfermedades --también contagiosas-- como la gripe o la gastroenteritis no se aplica ningún tipo de norma.
Envejecimiento de la población
Aun así, Rueda asegura que las reflexiones que debe plantearse el sector "no pueden hacerse en el último momento" y pide a las autoridades que empiecen a preparar el terreno para hacer frente a un problema que irá in crescendo en los próximos años. "Es necesario replantear el sistema, el contexto ha cambiado", insiste.
Tan evidente es el envejecimiento de la población que un estudio elaborado por la la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales apuntaba a principios de este año que en Cataluña faltan 10.701 plazas residenciales para llegar a la ratio de cinco por cada cien personas mayores de 65 años.