El mayor de los Mossos d'Esquarda, Josep Lluís Trapero, ha reivindicado el principio de jerarquía en la policía para evitar que "cargos de confianza" ajenos al cuerpo intenten dirigirlo "desde la sombra" y alejarlo de la neutralidad. En este sentido, ha advertido de los riesgos de "algunas formas plurales de decisión" en la policía autonómica catalana.
Trapero se ha expresado en estos términos en la comisión del Parlament de Cataluña sobre el modelo policial, en la que ha sido su primera intervención pública desde que fue destituido al frente de los Mossos el pasado 20 de diciembre, y relevado por una cúpula coral encabezada por el comisario Josep Maria Estela, el cual fue sustituido a su vez por Eduard Sallent el pasado 17 de octubre.
Trapero ha reivindicado "respeto" para el concepto de jerarquía en el cuerpo policial, ya que no opera para "mandar de forma caprichosa", sino para asumir responsabilidades y aportar certezas.
Así, el mayor ha puesto como ejemplo el caso de su liderazgo en 2017, del que dice sentirse "muy orgulloso", ya que "tras poner en común, consultar, comentar, discutir, mejorar y consensuar" las directrices con la Prefectura, las asumió y las ordenó, y la justicia les acabó dando la razón.
Según Trapero, son los mandos del cuerpo "y no otros" los que, bajo las directrices del conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña y el director de la policía, tienen que mandar en los Mossos, de manera que "no son sustituibles" en esta función por "cargos de confianza" ajenos al cuerpo que pueden utilizar su "proximidad" con los "órganos legítimos" para intentar "dirigir desde la sombra" a la policía.
En este sentido, ha asegurado que los mandos de los Mossos son un "límite necesario" ante las "tentaciones" de apartar a la policía de la "necesaria neutralidad política e ideológica y abrazar el partidismo". "Si un profesional no lo permite, no hay intromisión posible. Lo que puede pasar es que le destituyan, pero es un tema menor", ha resaltado.
Una policía "avanzada democráticamente"
Trapero se ha preguntado de forma recurrente en su intervención si los Mossos son una policía avanzada democráticamente y ha evitado responder, aunque ha asegurado que si no lo son más no es porque los agentes no lo quieran o no hayan adquirido una cultura que les empuje a serlo, ya que "los obstáculos no están en el uniforme".
Así, ha denunciado que durante demasiados años se ha gestionado a las policías desde planteamientos que son "oportunistas y clientelares", y ha defendido alejarse del concepto de "obediencia preventiva".
En su opinión, en una policía "democráticamente avanzada", el debate no giraría sobre "injerencias políticas", sino que el cuerpo sería un organismo muy sensible en el que la policía y los políticos trabajarían coordinadamente pero sin confundir sus papeles, de forma que a los políticos no se les tendría que reprochar una mala actuación policial ni la policía sufrir intromisiones políticas "disfrazadas" de directrices técnicas. Trapero ha añadido que una policía democráticamente avanzada debatiría, por ejemplo, si el área de investigación criminal --de la que tras su destitución fue apartado Antoni Rodríguez, de su máxima confianza--, tiene que mantenerse dentro de la estructura gubernativa.
Jerarquía frente a los "cargos" ajenos a la policía
Ha sido en este contexto en el que ha subrayado que una policía democráticamente avanzada también defiende la estructura jerárquica, no por "capricho", sino porque así lo fija la ley, ya que es una "garantía" frente a la "arbitrariedad", protege a la institución, aporta seguridad jurídica y se erige en un límite ante intromisiones.
"Lejos de los relatos interesados, tendríamos que defender este concepto (el de la jerarquía) que va íntimamente ligado a otro que en ocasiones no se respeta lo que se debería: el del funcionariado de la Generalitat. Nos tendría que preocupar más el poder que podría otorgarse a algunas personas que pueden actuar como caudillos y que por no figurar en la jerarquía no tienen que rendir cuentas ni son responsables de nada", ha advertido Trapero.
"Tentaciones"
En este sentido, se ha referido a "cargos de confianza" ajenos a la policía --sin desvelar cuáles--, que no figuran en la jerarquía ni pueden dar órdenes a los mandos ni pretenderlo ni hacer servir su proximidad a los "órganos legítimos" para "dirigir desde la sombra".
Trapero ha remarcado que los mandos de los Mossos son en su mayoría altos funcionarios de la Generalitat y que saben que deben una "colaboración legal" al Govern para implementar sus políticas de seguridad pero también son un "limite necesario" ante las "tentaciones" de apartar a la policía de la neutralidad política y abrazar el partidismo.
El mayor ha evitado responder si el Govern le había "maltratado", ya que, según ha remarcado, ha recibido "por todas partes", aunque considera que está "un poco por encima" de estas cuestiones.
"Orgulloso" de su labor el 1-O
Trapero ha recordado también su labor como máximo responsable de los Mossos durante el dispositivo policial para impedir el referéndum ilegal y unilateral de secesión de Cataluña del 1-O de octubre de 2017, por el que luego fue destituido tras aplicarse el artículo 155 de la Constitución, juzgado por sedición y luego absuelto.
"No hay ni un solo mosso condenado porque quedó claro quién dio las órdenes y quién asumía la responsabilidad", ha destacado el mayor, apuntando que se siente "muy orgulloso" de como actuó entonces. "Solo el paso de los años permitirá ver más allá de relatos mediocres e interesados que nos iluminan cada día", ha dicho.
Por ello, ha alertado que una jerarquía "mal entendida" puede ser un "indeseable empoderamiento de la tecnocracia", al igual que "algunas formas plurales de decisión pueden difuminar quién toma las decisiones e incluso pueden ser una estrategia para traspasar límites y actuar allí donde no se tiene legitimidad, eso sí, disfrazado de modernidad".
"Intentaron apartarme, pero no han podido"
El mayor ha señalado también que un órgano externo de control de los Mossos, como plantean algunos partidos políticos --caso de la CUP--, no "aportaría absolutamente nada" y tendría limitaciones legales "de tal magnitud" en el acceso a información judicial y policial reservada que emitiría trabajos "poco rigurosos" y además podría estar sometido "a presiones dudosa neutralidad".
Por lo que respecta a su cese como número uno de la policía catalana, ha manifestado: "Intentaron apartarme de la estructura del cuerpo. A mí me querían poner a hacer informes como una especie de vividor, pero con mi persona esto no funciona. No han podido apartarme porque tengo mis derechos".
Después de aceptar dirigir la División de Evaluación de Servicios (DAS), ha recordado que esta división nació con la voluntad de mejorar el servicio, con una estructura pensada para la mejora continua de la sociedad: "Creo que es de justicia reconocer que nació a la defensiva tras actuaciones polémicas".
La Consejería de Interior, dirigida por Joan Ignasi Elena (ERC), le ofreció en su día a Trapero un cargo en análisis de riesgos, pero el mayor rechazó la propuesta y pidió mantenerse en la estructura de mando y vinculado al día a día.