ERC siempre tuvo muy claro que quería asumir la Consejería de Interior de la Generalitat cuando Pere Aragonès fue investido presidente. De esta forma, los republicanos pretendían demostrar que son un partido que sabe gestionar, incluso en un departamento tan sensible como es el que se ocupa de la seguridad ciudadana. Pero Joan Ignasi Elena, elegido para ser el titular del departamento, heredaba una estructura que, durante décadas, había estado en manos de CDC.
Josep Maria Estela, ahora destituido como jefe de los Mossos tras protagonizar un pulso por el poder con su número dos, Eduard Sallent, procede de la remesa de comisarios independentistas encumbrado por el exconsejero Miquel Buch. Pero también proceden de mandatos convergentes el propio Sallent y el director general de la Policía, Pere Ferrer. Un auténtico superviviente, éste último, de los continuos cambios registrado en la cúpula de Interior y que han puesto en pie de guerra a los agentes de base de los Mossos, hartos de la politización infringida al cuerpo.
Goteo de ceses
La llegada de Elena a la Consejería fue acompañada de un goteo de ceses, entre los más llamativos, el de Josep Lluís Trapero como jefe de los Mossos. Juzgado y posteriormente absuelto por el referéndum del 1 de octubre, fue apartado de sus funciones para “abrir una nueva etapa”, según el republicano. Fue sustituido, de eso hace apenas un año, por Estela, licenciado en Derecho y jefe de la Región Policial de Terres de l’Ebre. Fue uno de los responsables de investigar el atentado yihadista en Alcanar (Tarragona). Los miembros de las brigadas antilazos le situaban al frente de la unidad que ordenó actuar contra un grupo de ciudadanos que retiraban símbolos independentistas en agosto de 2018. Además de identificar a 14 personas, los Mossos advirtieron de que esta conducta podía comportar multas de hasta 30.000 euros. La foto de Estela junto al entonces vicepresidente económico Pere Aragonès, varios consejeros del Govern y otros mandos policiales, detrás de un gran lazo amarillo, fue especialmente polémica.
Estela era uno de los ocho comisarios, elegidos entre 33 intendentes, elegidos por la Dirección General de la Policía mediante el sistema de libre elección en abril de 2019. En esas fechas era Miquel Buch quien ocupaba el cargo de consejero.
Pugna entre Estela y Sallent
La pugna entre Estela y Sallent, número dos de los Mossos, se ha saldado con la destitución del primero quien, según algunas fuentes, había pedido la cabeza de quien fue comisario jefe de los Mossos entre junio de 2019 y noviembre de 2020. Pero tras la restitución temporal de Trapero, el exconsejero Miquel Sàmper le destinó a la comisaría de la región Metropolitana Sur. Tras salida del que fue durante años responsable del cuerpo de seguridad catalán, muchos apostaban por Sallent como sustituto. Sus desavenencias con Quim Torra eran conocidas, pues Sallent, poco amigo de los “juegos políticos” nunca olvidó el "apreteu, apreteu" que dirigió el expresidente a los CDR mientras daba la espalda a sus propios agentes.
Ahora, sustituirá a Estela de forma provisional hasta que se oficialice la nueva promoción de comisarios. Otro cargo convergente, Pere Ferrer, se mantiene al frente de la Dirección General de la Policía. “Los cargos como el mio siempre están a disposición del conseller y del presidente, porque son públicos”, explicaba el propio Ferrer el pasado viernes en una comparecencia en la Comisión de Estudio sobre el nuevo modelo policial celebrada en el Parlament, a preguntas del diputado de PSC-Units, Ramon Espadaler. Comisión creada a la medida de la CUP, en base a los acuerdos de investidura entre ERC y los antisistema.
En Mossos se asegura que Ferrer no se hablaba con Trapero. Asumió el cargo en septiembre de 2019 tras ocupar varios puestos en Interior, donde ha trabajado a las órdenes de los consejeros Jordi Jané, Joaquim Forn y Miquel Buch. Actualmente es uno de los hombres fuertes del departamento. ¿Por cuánto tiempo?