Pere Aragonès y Laura Borràs / EFE

Pere Aragonès y Laura Borràs / EFE

Política

Cómo Aragonès suelta lastre de sus incómodos socios independentistas

El 'president' afronta el nuevo curso político liberado de rendir cuentas de la mesa de diálogo ante JxCat y la CUP mientras se desmarca del maximalismo antisistema en materia energética y policial

31 agosto, 2022 00:00

Arranca el nuevo curso político con las mismas desavenencias entre los partidos independentistas. Las elecciones municipales se acercan, pero es la proximidad del ecuador del mandato de Pere Aragonès la que acelera la toma de posiciones por parte del presidente de la Generalitat.

Dispuesto a incrementar su cuota mediática, así como su liderazgo en ERC mediante la anticipación del congreso nacional de su partido, Aragonès lleva meses soltando lastre de sus incómodos socios independentistas, Junts per Catalunya (JxCat) y la CUP. Los acuerdos de investidura no han resistido el fracaso del procés, las discrepancias surgen en materia económica o por el maximalismo impuesto por los antisistema. El republicano juega con ventaja. Sabedor de las luchas internas existentes en JxCat nunca ha roto los puentes con los comunes. Y superados los momentos más álgidos de confrontación y desafío independentista, ya no resulta tan descabellado un apoyo externo del PSC en caso de necesidad.

Mesa de diálogo

Entre esos acuerdos de legislatura figura el plazo de dos años que se dieron ERC y la CUP para monitorear la apuesta de Aragonès por la mesa de diálogo con el Gobierno para solucionar el conflicto independentista. Asimismo, Aragonès se comprometió a someterse a una cuestión de confianza transcurrido ese plazo.

Pero el rechazo de los antisistema a los presupuestos de la Generalitat de 2022 liberó al president de esos acuerdos. Esquerra defiende esa estrategia de negociación con el Ejecutivo español así como un referéndum al que añade el adjetivo de vinculante, no solo ante la CUP, sino ante JxCat, que vuelve a amagar con dejar el Govern si no se avanza en el camino hacia la secesión.

El presidente Pere Aragonès (d) y el exprimer ministro francés, Bernard Cazeneuve (i), en una conferencia en París / GENCAT

El presidente Pere Aragonès (d) y el exprimer ministro francés, Bernard Cazeneuve (i), en una conferencia en París / GENCAT

Ayer, el dirigente republicano retaba a los neoconvergentes a presentar su propia hoja de ruta. Posteriormente viajaba a París para intervenir en una conferencia donde defendió su "proceso de negociación con el Estado español". Sabe que JxCat carece de propuestas y que sus consejeros en la Generalitat no quieren abandonar sus cargos. Precisamente por temor al relevo de un tripartito.

Puigdemont

También se siente Aragonès liberado de la sombra de Carles Puigdemont, impuesta a modo de guía de las esencias independentistas por JxCat. El fugado ya no tiene cargos orgánicos en el partido y su influencia es cada vez menor tras la caída en desgracia de Laura Borràs, la dirigente de Junts más afín a sus posiciones rupturistas.

El paso del tiempo ha demostrado que el veto de Aragonès a la entrada de Borràs en su Govern fue acertado, pues le ha ahorrado muchos problemas. Cesada en sus funciones como presidenta del Parlament tras ser procesada por falsedad y prevaricación, ni ERC ni la CUP han acudido en su ayuda, mientras que JxCat intenta buscarle una salida digna y que las bravatas de la presidenta del partido afecten lo menos posible a su estrategia de cara a las municipales.

Banca y energética catalanas

Convertir el Institut Català de Finances (ICF) en una banca pública catalana es una antigua aspiración de Junts que se remonta al mandato de Jordi Pujol. Por su parte, la CUP exigía a Aragonès la creación de una empresa energética pública. A día de hoy, ninguno de los dos proyectos se han consolidado. En Banco de España se niega a la creación de esa entidad financiera, que también necesita del aval del Banco Central Europeo.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos (i), y el consejero catalán de Economía, Jaume Giró (d) / GOVERN

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos (i), y el consejero catalán de Economía, Jaume Giró (d) / GOVERN

Algo más avanzado parecía estar el proyecto de creación de una energética pública --Aragonès prometió novedades para el próximo octubre--, pero los retrasos en la transición verde, debido a las trabas burocráticas y la oposición de ERC y la CUP en el territorio, así como el rechazo del Govern a ejercer funciones de comercializadora --JxCat cree que deben ser ejercidas por las empresas privadas-- han convertido esa promesa en una cortina de humo.

Modelo policial

Otro de los compromisos con la CUP de los que Aragonès comienza a soltar lastre tímidamente es el nuevo modelo policial catalán. Es cierto que, en base a esos acuerdos, se creó una comisión parlamentaria presidida por los antisistema con la finalidad de hacer la “auditoría más grande de la historia” (CUP dixit) de los Mossos d’Esquadra.

Asimismo, se ha desmantelado el equipo de abogados que defendían a los agentes en la Consejería de Interior. Pero el Govern admite ahora que no puede retirar en bloque todas las acusaciones en procesos judiciales contra activistas independentistas, tal como había prometido ERC a la CUP. Asimismo, no se ha desmantelado la Brimo (antidisturbios) de la Policía Autonómica ni se ha prohibido el uso de foam.

Cambios en el reglamento del Parlament

Tampoco se ha abordado hasta ahora a reforma del reglamento del Parlament con la finalidad de garantizar su soberanía y el "blindaje de los derechos materiales, civiles y políticos" de los diputados. Esquerra y los cupaires así lo pactaron, mientras que Laura Borràs lo ha venido exigiendo durante estos meses a la espera de poder eludir su suspensión como presidenta de la Cámara catalana.

Pero ni las normas del Parlament se han cambiado ni JxCat ha logrado blindar a su líder. Principalmente, porque sus rivales independentistas lo han impedido.