Primero fue Laura Borràs, presidenta de Junts per Catalunya (JxCat), a quien en un pleno parlamentario se le escapó la frase “Esquerra repelente”. Ahora ha sido Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, quien ha tildado de “tarado” a Carles Puigdemont por proclamar la declaración unilateral de independencia (DUI) en 2017. ¿Traición del subconsciente o estrategia calculada? Cinco politólogos analizan para Crónica Global las polémicas palabras de Rufián, a su juicio menos improvisadas de lo que parecen, pues suponen un desmarque del rival electoral que añade tensión dentro del Govern
Para Gabriel Colomé, director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales --centro asociado a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)--, las declaraciones de Rufián “marcan la diferencia entre las dos opciones. Suponen fijar una posición propia frente a un presidente ficticio que distorsiona la política catalana”. A su juicio, “es la expresión del cansancio de ERC con Junts y Puigdemont, un socio desleal desde el primer minuto”.
Estrategia de desmarque
El experto en comunicación política y miembro de la junta directiva de ACOP, José Pedro Marfil, coincide en ver una estrategia de desmarque del republicano: “Es una técnica de diferenciación más en el ámbito del independentismo. No olvidemos que ERC y JxCat comparten espacio en el ámbito de independentista pero ideológicamente son diferentes (ruptura izquierda-derecha)”. Esto, en su opinión, “obliga a ambos partidos a tratar de diferenciarse constantemente, en el caso de ERC haciendo fuerza en la narrativa de sus líderes, que no huyeron tras la DUI y que fueron consecuentes con sus decisiones pagando penas de cárcel, frente a quienes de forma cobarde se marcharon. Frente a este relato, el de JxCat que ve a ERC como 'vendidos' por acercarse al PSOE y buscar la distensión política entre las instituciones”. Marfil cree que las novedades sobre la incursión rusa “añaden dramatismo a la narrativa pero refuerza el marco de un lider fantasioso 'Puigdemont' frente a uno consecuente y pragmático 'Junqueras'. Sin duda añade tensión en la relación de gobierno en Cataluña”.
La especialista y asesora en Comunicación y Liderazgo Verónica Fumanal, considera que todavía falta mucho para las elecciones municipales --mayo de 2023-- para calibrar los posibles réditos de esa vuelta de tuerca dialéctica del portavoz de ERC en el Congreso, pero al igual que Marfil, ve que contribuye a “aumentar la tensión. Sin elecciones a la vista es una polémica más que dura 24 o 48 horas y que lo único que sirve es para reafirmar las posturas de cada parte del bloque independentista, el pactista y el rupturista”.
"Ensanchar la base"
El profesor en el Grado de Filosofía, Política y Economía de la Universitat Rovira i Virgili (URL), Paris Grau, afirma que “ERC lleva un tiempo trabajando la idea de ‘ensanchar la base’, es decir, en conseguir que votantes que no eran independentistas pasen a serlo. Por otro lado, el partido independentista está inmerso en la batalla acabar con Junts y, una forma de hacerlo posible, es ‘matando’ al padre, que sería Puigdemont”.
Que Rufián llamara "tarado" a Puigdemont “puede ser un error del subconsciente, posiblemente la forma que tienen de llamarle dentro del partido de Junqueras. Un error del subconsciente que vimos, no hace mucho, que le pasaba a Laura Borrás, cuando en el Parlament se refirió a ERC como ‘Esquerra Repelente’. La división y la confrontación dentro del independentismo es cada vez mayor y menos sutil”.
Grau sostiene que, posiblemente, “ERC sabe que no pescará muchos votantes en el caladero de Junts, por lo que debe ir a buscar a aquellos que sean anti-Puigdemont y de izquierdas. El famoso ‘ensanchar la base’ que comentábamos”.
Apretar solo en el momento previo a la DUI
Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF-Barcelona School of Management, considera que las palabras de Rufián perjudican a ERC porque “la gente identifica nítidamente que son palabras suyas, pero también que son pensamientos de gran parte de la cúpula de ERC. Si eso pasa por insultar, desacreditar a Puigdemont y a su entorno, pueden ir tirando, pero cuando se traspasa la barrera del buen gusto y se entra en el terreno del lenguaje grosero, llamando ‘tarado’ a un presidente de la Generalitat, con lo que eso implica para las personas con problema mentales, esa pasada de frenada ya no se puede circunscribir a un enfant terrible, que va por libre o hace gracia a algunos". Implica, afirma Aira, "un insulto a una figura que es política, pero también institucional, y eso es grave para una base independentista, que ERC tiene también. Estás llamando tarado a alguien que proclamó la independencia, cuando tu partido se ha erigido en quien más apretó para eso. Estás insultando también a tu base electoral”.
"También se pone al descubierto --advierte-- que ERC solo apretó en aquel momento previo a la DUI, pensando que eso no llegaría, que no creían en ella y la reivindicaron retóricamente, de cara a unas elecciones que, si se hubieran convocado, Puigdemont habría quedado como el convergente clásico mientras que ellos quedarían estupendamente ante una parte del electorado ante el que ahora quedan en evidencia”