Las críticas de los dirigentes secesionistas de la Generalitat al Gobierno español, culpándole sin pruebas del supuesto espionaje a unos 60 dirigentes del procés, no ha representado por ahora ningún cambio en la política de alianzas de Junts per Catalunya (JxCat), ni tampoco de ERC. La formación posconvergente ha apremiado con insistencia a sus socios de Govern a romper con el Ejecutivo de Pedro Sánchez --algo que, hasta ahora, se ha limitado a rechazar su plan de ayudas anticrisis en el Congreso--. Pero, al mismo tiempo, JxCat no predica con lo que le pide a los republicanos, pues en su caso mantiene intocable su pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona (DIBA).
Una alianza que, a día de hoy, parece muy lejos lejos de peligrar. Así lo dio a entender la semana pasada el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró (JxCat), y este lunes lo han corroborado desde las filas socialistas. En concreto, el miembro de la junta de gobierno de la Diputación Carles Ruiz (PSC), quien no cree que el denominado caso Pegasus o Catalangate "haga tambalear" el pacto entre JxCat y PSC en la corporación supramunicipal.
"Junts y PSC hacemos un buen trabajo"
Así lo ha dicho en la sesión del ciclo Alcaldes y Universidad, organizado por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), al ser preguntado sobre si esos presuntos espionajes ponen en riesgo el pacto en la DIBA. Ruiz considera que "Junts y PSC están haciendo un buen trabajo", e incluso ha ido más allá apuntando que es muy cómodo trabajar con personas de otros partidos.
Ya la semana pasada, Puigneró dejó claro el doble rasero de JxCat en este asunto al ser preguntado al respecto en una entrevista radiofónica: "Hemos de ser capaces de diferenciar los pactos municipales, que normalmente tienen una dinámica muy particular, y a veces incluso muy personal", de las relaciones a nivel nacional, en las que los posconvergentes no tienen influencia.
Críticas selectivas de Puigdemont
El vicepresidente de la Generalitat se desmarcó de este modo de las consignas de otros mandatarios de JxCat como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, quien se había posicionado a favor de romper con el PSC en la Diputación, y de Carles Puigdemont, que si bien no ha llegado a tal extremo --su esposa, Marcela Topor, trabaja por ejemplo para la televisión pública de este organismo--, ha insistido por activa y por pasiva en que "las cosas no pueden seguir igual" con el Gobierno --en clara alusión al apoyo parlamentario de ERC al PSOE en Madrid-- o proferido expresiones al respecto tales como "que se acabe la farsa".