La degradación de la capital más pija de Cataluña, Puigcerdá
Pavimento levantado, grafitis, contenedores rotos, fuga de aguas fecales... el deterioro de la ciudad y la falta de policía indigna a los vecinos del municipio preferido de la burguesía catalana
7 febrero, 2022 00:00"No reconozco el pueblo". Pavimento levantado, grafitis, contenedores destrozados, fuga de aguas fecales... Hace años que el muro del museo se derrumbó, sin que todavía se haya arreglado y uno de los ascensores del parking lleva tiempo sin funcionar. En la plaza Vedruna, próxima a un colegio, el deterioro es evidente.
La degradación que sufre Puigcerdà, la capital de la comarca de la Cerdanya (Girona), indigna a vecinos y a los propios compañeros de partido del alcalde de esta ciudad, Albert Piñeira (Junts per Catalunya). La sensación de impunidad que da la falta de recursos policiales, denunciada desde hace años, no ayuda a atajar ese vandalismo urbano en un municipio donde la burguesía catalana tiene su segunda residencia y que triplica su población en temporada de esquí.
Los vecinos de Puigcerdà han encontrado en las redes sociales su medio de desahogo, mientras que la oposición política denuncia los hechos en los plenos municipales, sin que haya respuesta por parte del equipo de gobierno.
“Yo no reconozco el pueblo, suciedad, desperfectos y malos olores, grafitis, por todas partes, vayas por donde vayas incluso la calle Mayor que siempre había sido como un espejo. Simplemente vergonzoso!!!. “El pueblo está hecho una mierda”, escribe otro vecino. "Puigcerdà era motivo de orgullo, ahora vive sus peores momentos. La decadencia es muy visible, pero el alcalde gobierna con mayoría absoluta y no hace caso", explica a este medio un profesional que se dedica a la restauración.
La gestión de Piñeira es contestada incluso por miembros de su propio partido. “Disfrutad de las vistas. El hermoso muro de piedra del patio del Museo que hace un montón de años cayó por un desprendimiento debido a unas lluvias muy fuertes, sigue derrumbado. Eso sí, discretamente cubierto de plantas y malas hierbas, que también cubren el patio al que teóricamente iba una de las plantas descubiertas del parking”, escribe Enric Quílez, miembro de la ejecutiva comarcal de PDECat en su blog. Las cámaras de los ascensores no funcionan desde hace más de 10 años. Es la tarjeta de presentación de la ciudad, pues la descripción que hace Quílez corresponde a uno de los accesos a la capital más pija de Cataluña.
Fuga de aguas fecales
Recientemente, y tras una fuerte presión vecinal, el Ayuntamiento reparó una avería en las conducciones de las aguas residuales, lo que había provocado la fuga de aguas fecales, con los consiguientes malos olores, en la calle Hostal del Sol y en la Bajada Cal de l’Adran.
“Desde la creciente inseguridad causada por la falta de efectivos en Policía Local a actos cada vez más frecuentes y graves de vandalismo en todo el municipio a la suciedad y la decadencia patente en casi toda la villa”, denuncia Juan Amaro, cronista local, en su blog.
No ayuda a solucionar este problema de degradación las carencias materiales y personales que sufre la policía local de Puigcerdà. Con una plantilla de trece personas, de las que solo seis son operativas, los agentes están desbordados. “El turno de noche no está cubierto y se recurre a interinos que no pueden cubrir determinados servicios”, explican a este medio fuentes de este cuerpo policial.
Recientemente, un coche patrulla que estaba estacionado frente a la nueva comisaría quedó destrozado. La reparación del vehículo costó 4.000 euros. “Hay una sensación de impunidad. Por eso hay botellones, destrozos del mobiliario”, añaden estas fuentes.
El modelo de Sitges
Ponen como modelo a seguir el de Sitges (Barcelona), donde antes de que empiece la temporada estival, se refuerza la seguridad. “En Puigcerdà parece que nunca pasa nada. Pero se cometen delitos graves y se necesita un refuerzo tanto en verano como en invierno", añaden desde la policía local. El número de habitantes de Puigcerdà asciende a 9.000, pero en temporada de esquí aumenta hasta 30.000.
El exconsejero de Interior, Miquel Sàmper, admitió que la Cerdanya sufre un déficit de efectivos y se comprometió a ampliar la plantilla. Su idea era destinar 750 agentes a las comarcas gerundenses, aunque no detalló el número de personas que se destinaría a La Cerdanya.