Las tres vías para flexibilizar la inmersión
Un estudio propone dos líneas en castellano y catalán, transitables de una a otra, atender a la realidad territorial, y el contacto temprano con la lengua catalana a los alumnos castellanohablantes
29 diciembre, 2021 00:00A la espera de que el Govern detalle cómo blindará la inmersión lingüística (IL) de las sentencias judiciales que obligan a introducir al menos un 25% de clases en castellano en las aulas de Cataluña, un estudio propone tres vías posibles de flexibilización: crear dos líneas, una en castellano y otra en catalán de libre elección por parte de los padres, transitables de una a otra a lo largo del recorrido académico del alumno; adaptar el modelo a la realidad territorial; y el contacto temprano con la lengua catalana a los niños castellanohablantes mediante el acceso universal y gratuito de 0 a 3 años para, de esta forma, avanzar en la igualdad de oportunidades para los grupos vulnerables cuyas familias de origen no pueden amortiguar las diferencias.
Mónica Díaz Castell es psicóloga, máster universitario en Políticas Públicas y Sociales y trabaja en el Equipo de Atención a la Infancia y la Adolescencia (EAIA) en el Baix Penedès. Su trabajo, publicado este mes de diciembre --en plena polémica por el pretendido desacato de la Generalitat a las sentencias que obligan a introducir un 25% de horas lectivas en castellano--, se titula El conflicto lingüístico en Cataluña y la inmersión como expresión, y parte de la base de que los niños castellanohablantes son los perdedores de la política de inmersión en Cataluña.
40 años de polémica lingüística
En su paper repasa el modelo catalán, desde la primera Ley de Normalización Lingüística de 1983 --cuando la inmersión solo era experimental en Santa Coloma de Gramenet--, hasta hoy, pasando por la Ley de Política Lingüística de 1998, la atención individualizada (segregación grupo-clase) como estrategia de aprendizaje y la Ley de Educación de Cataluña (LEC) en 2009, cuando se dio el paso definitivo hacia la inmersión lingüística (IL).
La autora destaca que los movimientos en defensa de la lengua catalana son anteriores a los que defienden los derechos castellanohablantes. Surgen así personajes como Rosa Sensat y Marta Mata, así como Plataforma per la Llengua, Som Escola y Òmnium Cultural. Respecto a la defensa del castellano, la pionera es Acción Cultural Miguel de Cervantes. Después nacería la Asociación por la Tolerancia --que ha publicado el trabajo de Díaz-- y su APB (Asociación de Profesores por el Bilingüismo) y, posteriormente, Cadeca, Foro Babel y Convivencia Cívica Catalana (CCC). Más recientemente, se crean Impulso Ciudadano y la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), que ayudan a canalizar las quejas de los padres de niños castellanohablantes con necesidades especiales y que tienen problemas educativos.
Demandas judiciales
“En Cataluña, las demandas judiciales de padres solicitando la escolarización de sus hijos en castellano (las cuales han sido casi siempre favorables a los demandantes) se han canalizado casi en su totalidad por CCC, inicialmente y, después, por AEB”, explica Díaz, quien da un repaso a los autores que han abordado la cuestión de la inmersión. Sin embargo, la psicóloga afirma que “no existen prácticamente estudios que analicen el impacto de la inmersión en el rendimiento académico de los alumnos catalanes y más en concreto, de los alumnos castellanohablantes. Tampoco existen análisis rigurosos del impacto de la inmersión en alumnos catalanes con necesidades especiales y trastornos del aprendizaje (trastornos del espectro autista, dislexia, trastorno por déficit de atención e hiperactividad...). Por otro lado, la situación lingüística de las aulas de una buena parte del sistema educativo catalán se ha visto transformada radicalmente debido a los procesos migratorios y la recepción de alumnos de otras lenguas maternas".
"La Unesco --recuerda-- sigue insistiendo en la necesidad educar en la lengua materna del alumno y que ser hablante de una lengua que no se habla en el aula es un factor que obstaculiza a menudo el aprendizaje de los niños, sobre todo de aquellos que viven en la pobreza”. En este sentido, asegura que los datos PISA y PEARLS “son insuficientes para el análisis de la salud del programa IL. De replicarse los resultados, y a la luz de su posible fracaso para toda la población, el programa de IL debería ser modificado existiendo diferentes opciones”.
Dos líneas diferentes y transitables
Mónica Díaz ve tres escenarios posibles. Por un lado, “modificación legislativa y eliminación de la IL en el sistema educativo: el nivel de conflicto lingüístico actual y dado el uso político de la lengua como eje vertebrador de las aspiraciones nacionalistas se desaconseja esta decisión política y la eliminación completa del programa IL. Una solución alternativa sería la creación de dos líneas, una en castellano y otra en catalán de libre elección por parte de los padres con la posibilidad de que fueran transitables de la una a la otra por el alumno a lo largo de su recorrido académico”.
Otra vía sería la flexibilización. “Existe una casuística territorial diferenciada que provoca que el modelo de IL genere resultados que contradicen sus éxitos previstos (alumnos de la Cataluña norte con castellano deficitario versus alumnos del área metropolitana de Barcelona con catalán deficitario). Una solución es flexibilizar el modelo en función del territorio y modular el número de horas de castellano en función del territorio y afianzar lectoescritura en lengua materna para transferir después a la lengua no materna en ambos casos”. Otra casuística son los niños con necesidades especiales y Trastornos de Aprendizaje los cuales deberían recibir su escolarización en lengua materna. “El grado de aceptación social del modelo de IL será siempre mayor si se les diera la posibilidad de elección a los padres (especialmente a los castellanohablantes)”.
En tercer lugar, la autora propone mantener el programa de inmersión “garantizando el acceso universal y gratuito de toda la población a la educación de 0 a 3 años, velando especialmente para alcanzar el objetivo diana (la población de nivel socioeconómico bajo castellanohablante e inmigrantes) e incorporando algún ajuste del escenario anterior. El contacto temprano con el catalán para todos los niños con L1 castellano en este grupo puede ayudar a reducir el futuro desajuste en el rendimiento escolar respecto sus compañeros catalanohablantes y en especial para avanzar en la igualdad de oportunidades para los grupos más vulnerables cuyas familias de origen no pueden amortiguar las diferencias”.
Ausencia de encuestas sobre la inmersión
Mónica Díaz afirma que, en cualquiera de los tres escenarios, dado que no existen sondeos de opinión pública sobre el grado de aceptación explícita de la IL, sería conveniente realizar una encuesta a través del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat o el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Esta reflexión, es decir, la ausencia de una encuesta al respecto, es compartida por el investigador de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la London School of Economics and Political Science (LSE) José Javier Olivas Osuna. Tal como publicó Crónica Global, este académico participa en un proyecto que incluye una encuesta en la que sí se preguntaron cuestiones lingüísticas a 1.200 catalanes. El resultado es que la mayoría rechaza la enseñanza monolingüe. Incluidos los votantes de ERC, Junts per Catalunya (JxCat), CUP y En Comú Podem. Los mismos que han cerrado filas con la inmersión.