¿Existe un problema lingüístico en las universidades? Diez profesores y catedráticos explican su experiencia a Crónica Global, después de que la consejera de Investigación y Universidades, Gemma Geis, haya decidido fiscalizar el idioma que se utiliza en las aulas universitarias para ver la frecuencia con la que los docentes pasan del catalán al castellano. Todos ellos coinciden en que la convivencia lingüística no genera problemas.
Geis presidió el lunes una reunión de la Comisión de Política Lingüística del Consejo Interuniversitario de Cataluña (CIC), donde se acordó “hacer un seguimiento semestral” para garantizar el cumplimiento sobre el uso de la lengua de docencia recogida en el plan docente del estudio oficial, que se hace público antes de la matriculación de los estudiantes. Asistieron representantes de las 12 universidades de Cataluña y del alumnado.
El catalán, mayoritario
Sin embargo, el propio departamento admite que “la lengua catalana continúa hoy siendo de uso mayoritario en la docencia universitaria y supera el 50% en los estudios oficiales de grado”. Así, “la fuerte internacionalización de la universidad, con un aumento de la oferta de asignaturas en castellano y terceras lenguas, especialmente en los estudios oficiales de máster y doctorado, no ha provocado en ningún caso la reducción del número de asignaturas que se imparten en catalán”.
Por tanto ¿existe un problema lingüístico en las universidades? ¿Las medidas de Geis responden a la reunión mantenida con Plataforma per la Llengua? La autodenominada oenegé del catalán arremetió hace un año contra las universidades, donde asegura que han aumentado las quejas lingüísticas. Los profesores y catedráticos consultados por este medio coinciden en que la realidad es mucho menos problemática que lo que la Generalitat quiere dar a entender. Algunos de ellos desconocían las medidas acordadas entre las universidades y el Govern.
"Ningún problema en 25 años"
“No he tenido jamás un problema al respecto en ninguna de mis clases en mis 25 años de docencia”, asegura el catedrático de Derecho Procesal de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Nieva-Fenoll. Explica que la lengua es de libre elección para el profesorado al elaborar el plan docente de la asignatura para el curso siguiente. “Así el alumnado puede decidir qué idioma escoge. Si después el profesorado, ya en el curso, cambia arbitrariamente la lengua, se perjudica a todo el alumnado, particularmente al que no es bilingüe. Por tanto, es adecuado que se introduzcan garantías del cumplimiento del plan docente en materia lingüística”.
“La realidad, no obstante, es bastante más relajada en los grados. La mayoría de profesores que somos bilingües impartimos la asignatura en la lengua prevista, pero contestamos las preguntas en la lengua que nos las formulan. Personalmente lo entiendo como un servicio al ciudadano en una democracia, en la que la Administración debe hablar siempre la lengua que elija el ciudadano, y no al revés”.
Aprendizaje rápido
Según Nieva-Fenoll, “en la universidad, el profesorado es la Administración, lógicamente. Y esta conducta no da problemas dado que la enorme mayoría del alumnado es también bilingüe, y siendo el castellano y el catalán lenguas románicas muy próximas, incluso si un alumno mantiene voluntariamente su monolingüismo, en pocas semanas de presencia en Cataluña entiende inevitablemente el catalán de manera suficiente. Sucede incluso con alumnos extranjeros. Si catalán y castellano no fueran lenguas tan próximas, sí podría haber inconvenientes”.
En los posgrados, la situación “es bastante diferente. En varios de ellos, el alumnado es extranjero, mayoritariamente hispanoamericano, Brasil inclusive. La realidad es que resulta muy difícil mantener la lengua catalana como lengua de docencia”. No obstante, “como también hay alumnos catalanes, cuando estos utilizan su lengua, les contesto, como siempre, en esa misma lengua. Y siempre pregunto si me han entendido los demás, y si no es así, repito la respuesta en castellano. Además, con esos alumnos se produce la misma situación que en el grado: en pocas semanas, entienden suficientemente el catalán”.
"Mala idea"
Reticente a la intervención de la Generalitat se muestra el catedrático de Derecho Constitucional de la UB Xavier Arbós. “Me parece mala idea. La autonomía universitaria incluye la facultad de cada universidad de verificar el cumplimiento de sus normas. Que evidentemente se tienen que cumplir, pero esta iniciativa entra forzadamente en un ámbito delicado”.
Ricardo Flores-Fillol, profesor de Economía de la Universitat Rovira i Virgili (URV), tampoco cree necesario ningún seguimiento: “Desde mi experiencia, las lenguas conviven bien. Yo no he tenido problemas. Lo ideal es que las asignaturas se den en el idioma que se anuncian para que los estudiantes se planifiquen bien. El único problema que puede surgir es que sea difícil para los que quieren seguir las clases en castellano porque hay menos”.
En este sentido, explica que las asignaturas en grado de Economía de la URV se dividen en un 66% en catalán, un 23% en castellano y un 11% optativo en inglés. “De todas maneras, al final, diría que muy pocos estudiantes deciden las matrículas en función de la lengua. Más bien lo hacen en función de horarios o por otros motivos”, añade Flores-Filoll.
¿Y el inglés?
“No me consta que en la UPC haya problemas con la elección de idioma en el día a día. De todas maneras, hay cuestiones que pueden afectar a estudiantes no familiarizados con el catalán", afirma el profesor de Telecomunicaciones y Aeroespacial de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Alejandro Rodríguez. Un ejemplo: "La información de las asignaturas (fichas) que los profesores hemos tenido que generar en catalán, castellano e inglés. Solo está disponible para los estudiantes en catalán en algunos centros, como en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación y Aeronáuticos de Castelldefels. Las normativas generales, como la académica de grado y máster, están disponibles en castellano y catalán”, explica.
Montserrat Ginés, profesora jubilada del departamento de Teoría e Historia de la Arquitectura y Técnicas de la Comunicación de la UPC, corrobora que el idioma “nunca fue un problema, en la UPC al menos. Un alumno de universidad debería poder moverse fácilmente en las dos lenguas. No solo esto. Es una ventaja para los alumnos que han sido escolarizados en catalán al 100% que estén en un ámbito universitario donde el bilingüismo sea normal y corriente. Les beneficia mucho si no tuviéramos el Govern que tenemos”.
A su juicio, hay otro problema que requeriría mucha atención de parte del vicerrectorado de calidad y en cambio no le consta que sea así: “El uso del inglés. Al menos no se atendió nunca durante mis años de profesora cuando yo impartía docencia en ese idioma”.
Exámenes en cualquier lengua
“Imparto mis clases en catalán y así se anuncia y se cumple. Una buena parte de los materiales jurídicos está en castellano y ello no supone ningún problema”, indica Joan-Francesc Pont, catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la UB. “Si un alumno me pregunta en castellano, le respondo en castellano. No ha habido nunca un problema lingüístico en mi clase”.
El catedrático permite hacer los exámenes en cualquier lengua que él entienda. “A veces, los alumnos que han asistido a mis clases en catalán me preguntan tímidamente si pueden hacer el examen en castellano. En esos casos, esbozo mi mejor sonrisa y contesto: ‘Por supuesto que sí’. Me duele que se sientan obligados a preguntarlo”.
Isabel Fernández Alonso, profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), advierte de que “encargar informes sobre qué profesores catalanohablantes cambian de lengua para que los estudiantes de intercambio les entiendan es lo que nos quedaba por ver. La universidad tiene problemas muy serios, que son los que deberían ocuparnos”.
“En 20 años no he visto un solo problema de este tipo. La realidad de las clases es bilingüe. Muchos profesores, aunque den clases en una lengua, responden en las dos, según cómo formule la pregunta el alumno. ¿Se les sancionará por ello?”, se pregunta.
Un tema sensible
El profesor de la Facultad de Filosofía de la Universitat Ramon Llull Armando Pego considera que “es un tema más sensible, pero responde al procedimiento general de control y vigilancia sobre cualquier aspecto de la vida universitaria. Como todo en la burocracia, reviste de metodología ‘científica’ y de finalidades ‘legales’ el control ideológico. Donde dice ‘garantizar’ quiere decir ‘controlar’: los exámenes, las competencias o las lenguas”. Pego da “las clases sobre todo en catalán, con incursiones bilingües”. Nunca ha tenido problemas.
Paris Grau, profesor de Ciencia Política en la Universitat de Barcelona (UB), es contundente. “Lo único que hace la Generalitat es buscar enfrentamiento, señalar públicamente a profesores. Los tics autoritarios y dictatoriales por parte del Govern van en aumento”.
“Imparto las clases en catalán y respondo a los alumnos en la lengua en la que me preguntan –añade--. Los trabajos y los exámenes los pueden realizar en cualquier lengua que yo entienda. Es más, alumnos catalanohablantes realizan sus trabajos en castellano”. Grau afirma que “nunca” ha tenido problema alguno, ni si las lecturas eran en catalán o en castellano o si él cambiaba de uno a otro.
¿Controlar el idioma garantiza la calidad?
Según Patricio García Mínguez, profesor de Económicas en la UB, imparte las clases en castellano, pero “los estudiantes utilizan uno u otro idioma en clase”: “Yo respondía en el que me preguntaban hasta hace un par o tres de años. Desde entonces solo lo hago en castellano”.
En sus asignaturas “hay grupos en catalán, castellano e inglés. Los exámenes se redactan en castellano e inglés. Las respuestas están casi siempre en castellano o inglés, raramente en catalán. Entiendo que los profesores hemos de respetar el idioma anunciado (como todo el resto del plan docente). No creo que controlar el idioma sea el mejor control de calidad posible. Quizá sí el más fácil”.