Cada vez más solo y aislado en Europa. La radicalidad nacionalista y la estrategia de confrontación permanente le pasan factura a Carles Puigdemont y a su partido, Junts per Catalunya (JxCat). Tanto, que incluso formaciones históricamente afines a él ya no dudan en expresar sus diferencias en público. Así ha ocurrido este sábado con los independentistas belgas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), que rechazan aplicar en su país una vía unilateral como la que los dirigentes de la Generalitat trataron de imponer en otoño de 2017, con el referéndum ilegal de secesión del 1-O y la DUI posterior en el Parlament.

Bart De Wever, alcalde de Amberes y presidente del N-VA, ha expresado a las claras su rechazo a declarar la secesión de la región belga de Flandes de forma "unilateral", al considerar que "la estrategia del escenario catalán" llevaría al país al "caos".

Contra el "hooliganismo" del Vlaams Belang

En una entrevista en la emisora Radio 1, De Wever ha rechazado así el planteamiento político del Vlaams Belang, un partido secesionista flamenco próximo a la extrema derecha, que en su momento expresó su apoyo al exmandatario posconvergente, y hacia cuyo líder, Jan Jambon, Puigdemont ha mostrado su cordialidad en algunas ocasiones. Por ejemplo, en octubre de 2019, cuando no dudó en estrecharle la mano y fotografiarse con él tras ser elegido presidente de Flandes, para alegría de su jefe de Oficina, Josep Lluís Alay, quien celebró el encuentro afirmando que "en Flandes siempre se respira apoyo a la causa catalana".

Pero la radicalidad de Puigdemont, Alay --noticia en los últimos días por su supuesta trama rusa-- y JxCat parece haber alejado ese "apoyo" de los secesionistas flamencos hacia el fugado y sus tesis. Al menos, por lo que al N-VA se refiere.

El "caos" de la "estrategia catalana"

"Ellos [el Vlaams Belang] hablan de una declaración unilateral de independencia. Eso lo llamo yo la estrategia del escenario catalán. Es decir, poner el país en el caos. Y cualquiera con un poco de sentido común sabe lo que pasa: que habrá un nuevo escenario Vivaldi", ha afirmado De Wever. El dirigente ha aludido así al nombre con el que se conoce al actual Gobierno belga, formado por siete partidos entre socialdemócratas, liberales y ecologistas --tanto de las regiones de Valonia como de Flandes--, además de los democristianos flamencos.

En lugar de la unilateralidad, De Wever se marca como objetivo lograr un 25 % de los votos en las elecciones de 2024 para que el N-VA pueda liderar una reforma del Estado belga que dé a Flandes una mayor autonomía: "Sólo una N-VA fuerte puede llevar a cabo la transición hacia una Flandes autónoma", ha dicho el alcalde de Amberes, quien asimismo se ha negado a colaborar con el Vlaams Belang en ese objetivo, porque se trata de una formación en la que "hay mucho hooliganismo".

En este sentido, cabe recordar que el N-VA se convirtió en su día en uno de los principales apoyos de Puigdemont cuando, tras declarar la secesión unilateral de Cataluña el 27 de octubre de 2017, se fugó y se instaló en Bélgica para evitar la acción de la justicia española. Una formación aliada que le ha sido fiel en los últimos años --rechazando, por ejemplo, que Puigdemont no pudiera acceder a la Eurocámara por su condición de prófugo en 2019 o, más recientemente, votando en contra de su suplicatorio el pasado mes de marzo--. Pero ese respaldo del N-VA, a tenor de las declaraciones del alcalde de Amberes, no es incondicional. Y la estrategia unilateral de Puigdemont y los planteamientos ultranacionalistas de JxCat distan de ser compartidos en Europa, incluso entre sus teóricos aliados.