Eloi Badia ha cedido una plaza a los okupas a los que tiene que echar. El concejal ha dado un espacio municipal con salida a la calle al autodenominado Casal Popular Tres Lliris para las Fiestas de Gracia. Lo ha hecho cuando pende sobre el ateneo radical una orden de cese de actividad de la Administración de la que él es edil.
Lo han denunciado vecinos de la zona que alertan de que los okupas de Tres Lliris, la antigua Comisaría de la Policía Nacional de plaza Lesseps, ahora un activo allanado al Instituto Municipal de Vivienda (Imhab), celebran su fiesta en la plazoleta de la calle Santa Rosa de Gracia. Ello sería escasa novedad salvo porque el edificio okupado del número 17 de la calle Nil i Fabra debería haber cesado su actividad en noviembre de 2020 por orden municipal. No lo ha hecho.
Fiesta en Gracia
En lugar de ello, Tres Lliris ha salido a la calle por Fiestas de Gracia con un espacio de juerga en el patio del Espai Jove La Fontana, junto a la parada de metro del mismo nombre. Los antisistema comenzaron sus actividades el 15 de agosto y las terminarán este sábado con un pasacalles y una noche de reggae.
En el ínterin, los radicales proponen diversas actividades festivas en el marco de la celebración del distrito en las que critican abiertamente a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y al propio concejal del distrito, Eloi Badia. A la primera edil la comparan con Gargamel, el personaje malévolo de Los Pitufos. A Badia, con su gato, Azrael.
Ayuntamiento: "Tienen permiso"
Preguntado por la cuestión, un portavoz del Ayuntamiento ha confirmado que las actividades de los okupas en las Fiestas de Gracia "se realizan con licencia, como en los años anteriores". En todo caso, la fuente oficial no ha revelado quién pide el permiso, ni si esta entidad paga tasas de ocupación de calle o paga impuestos por la venta de alcohol. Consumo que se promueve desde la celebración, en la que se insta a "pedir en la barra" y evitar los lateros.
¿Cómo está el expediente de cese de actividad? "Sigue su trámite", asegura la misma voz. Cabe recordar que la orden lleva nueve meses en curso y no se ha ejecutado. Nada se sabe de ella, salvo que Tres Lliris presentó recurso.
Activo del Imhab
La cesión de un espacio callejero --en puridad, del patio de un equipamiento público con apertura a la calle-- a los okupas de Tres Lliris es el último favor de Badia al colectivo. Antes, firmó con ellos un contrato de arrendamiento simbólico del inmueble del Imhab que han tomado a la fuerza. Ocurrió en 2017, dos años después de que los antisistema irrumpieran en el edificio.
El distrito permitió la okupación pese a la escasez de suelo para construir vivienda social, algo que ha forzado al gobierno municipal a comprar edificios en distritos como el Eixample para ampliar el parque protegido. Tras ello, reformó el casal con dinero público y lo cedió a los activistas con escaso control y por un alquiler simbólico que, dice el ayuntamiento, el colectivo siempre ha pagado.
Ruidos, Fiscalía y más ruidos
Por el camino, vecinos hartos del ruido que hacían los okupas denunciaron el caso a la Fiscalía de Medio Ambiente. El ministerio público inició diligencias, pero las archivó.
En diciembre de 2020, en plena pandemia, Metrópoli Abierta reveló que los squatters habían montado una parranda cuando la restauración y el ocio nocturno sufrían duras restricciones por un repunte del coronavirus. Ello generó un operativo de Mossos d'Esquadra en la puerta y una multa municipal de 20.000 euros a los okupas. Éstos no la quieren pagar, y han amenazado con escalar el conflicto. Ello, si ocurre, será después de las Fiestas de Gracia.