El Gobierno catalán quiere que sea Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), y no Renfe, la empresa encargada de llevar la lanzadera de tren al aeropuerto de El Prat. Tanto es así que el Govern ha autorizado este martes a FGC a adquirir 10 trenes por valor de 187 millones de euros para prestar el servicio ferroviario de conexión entre la ciudad de Barcelona y sus dos terminales aeroportuarias, a pesar de las críticas que su apuesta ha recibido desde el punto de vista técnico.
La Generalitat, además, ha aprobado el plan de negocio del servicio público ferroviario de acceso a las terminales T1 y T2 del aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona-El Prat, y que ha denominado R-Aeroport, según informa en un comunicado.
Final de las obras en dos años
En su sesión de este martes, el Govern también ha acordado modificar el acuerdo que adoptó en diciembre de 2019 por el cual designaba a FGC como operador, en lugar de Renfe. El acuerdo se ha cambiado para incorporar la sociedad que ha constituido a este efecto, llamada FGC Mobilitat, y también para modificar el contrato programa entre la Generalitat y FGC para el período 2017-2021 para incluir este nuevo servicio.
Adif autorizó el pasado noviembre la licitación de las obras de la segunda fase de construcción del nuevo acceso ferroviario a la terminal 1 del aeropuerto de El Prat, que tienen un plazo de ejecución de 24 meses.
Rechazo de Renfe y asociaciones de usuarios
La creación de la sociedad FGC Mobilitat SA, cuya finalidad es la prestación de servicio ferroviario de viajeros y mercancías, tanto en el ámbito nacional como en el internacional --entre los objetivos del Govern figura, por ejemplo, su entrada en la alta velocidad con la conexión con Valencia y el sur de Francia--. La compañía nace con un capital social de nueve millones de euros y podrá operar en el mercado en régimen de libre competencia.
La decisión de otorgar este servicio a FGC, sin concurso público, sin concretar el presupuesto ni estudio técnico conocido, y desconectada de la red de Rodalies, ha generado el rechazo de Renfe y asociaciones de usuarios.
Perjuicios para Barcelona
Desde Renfe sostienen que la conexión con el aeropuerto a través de la prolongación de su línea R4 y el mantenimiento de la actual conexión de la R2Nord de Rodalies sería una opción más ventajosa, de la que se beneficiaría el área metropolitana. En cambio, la opción de FGC sobresaturaría esa red de cercanías, especialmente el túnel del paseo de Gràcia, que atraviesa el centro de Barcelona, y rebotaría de forma precaria trenes en las estaciones de Bellvitge y El Prat de Llobregat, además de reducir la capacidad de la estación de Sant Andreu Comtal, actualmente en construcción.
La Associació de Promoció del Transport Públic, lobi dedicado a proteger a los usuarios, también defiende la opción de Rodalies de Renfe y consideran que la lanzadera de FGC sería “una temeridad”, pues hipotecaría la capacidad de los túneles ferroviarios de Barcelona en vez de mejorar el servicio al máximo de población posible.
FGC, empresa pública dependiente de la Administración autonómica, aprobó de urgencia el 1 de marzo la creación de una nueva sociedad para gestionar el servicio lanzadera-exprés. Por su parte, Renfe estrenó el 12 de marzo su consejo asesor en Cataluña para tutelar el Plan de Rodalies 2020-2030 y contrarrestar las campañas de desprestigio de los independentistas.