Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) recuerda que es el ganador de las elecciones y, por tanto, no renuncia a presentarse a una investidura con la finalidad de presidir un gobierno de izquierdas pues, según afirma, "el independentismo ha fracasado". Vencer a la pandemia, reconstruir la economía y que nadie se quede atrás son los ejes de su ideario. El candidato socialista advierte en una entrevista con Crónica Global de que quienes le criticaron por usar el castellano en el Parlament "quieren imponer su manera de pensar", y eso perjudica al catalán. El PSC, dice, apuesta por la refundación de TV3.
--Pregunta: El pasado martes se celebró una reunión en la cárcel de Lledoners entre Junts per Catalunya y ERC. ¿Cree que se aceleran las negociaciones, prevé un nuevo gobierno?
--Respuesta: Lo que los catalanes no nos merecemos es que 75 días después de que se hayan celebrado las elecciones del 14 de febrero y más de seis meses después de un gobierno en funciones, todavía no haya un gobierno. Hay dos mayorías posibles en el Parlament, una mayoría independentista y una mayoría de izquierdas. Los partidos independentistas están intentando reeditar una mayoría que ya fracasó tres veces. Incapacidad para sustituir a Quim Torra, primera y segunda investidura del señor Aragonès. Lo que hay que hacer es abrir un tiempo nuevo e intentar que esa mayoría de izquierdas que hay en el Parlament cristalice en un gobierno. Y eso es en lo que yo estoy, intentando liderar esta alternativa de izquierdas.
Salvador Illa se ofrece a liderar una alternativa de izquierdas
--Dicho esto ¿qué es mejor, que haya nuevas elecciones o que vuelvan a gobernar esos partidos independentistas que tanto se han peleado en la anterior legislatura?
--Lo mejor es que haya un gobierno de izquierdas, que yo me ofrezco a presidir, que es lo que me corresponde tras haber ganado las elecciones con claridad. Y que abra un tiempo nuevo, que sea un gobierno de servidores públicos y que concentre sus energías en las tres prioridades que, en estos momentos, en todo el mundo, se están abordando: vencer al virus, reactivar la economía para transformarla y garantizar que nadie quede atrás. Eso es lo que hay que hacer ahora y es en lo que estamos nosotros.
--¿Es posible que eso se produzca, cree que la presidenta del Parlament, Laura Borràs, le dejará presentarse a una investidura?
--Ella tiene que cumplir las funciones que le encomienda el Estatut, tiene que abrir una nueva ronda de consultas, todavía hay tiempo hasta el 26 de mayo para investir a un presidente. Que la formación que yo represento haya ganado las elecciones no es un dato menor si lo unimos a mi voluntad manifestada, mi compromiso de que, si ganaba, intentaría mi investidura. Debe tener razones muy poderosas y muy bien argumentadas para negarme esa posibilidad. Yo ya le trasladé todo ello en la única ronda de consultas que se ha hecho hasta ahora y lo volveré a hacer cuando convoque la segunda.
--¿Hay razones técnicas o políticas para esa negativa?
--Es un razonamiento político. Ella debe permitir que el candidato que tiene más posibilidades pueda presentarse. De momento lo ha hecho con una persona que ha fracasado, el señor Pere Aragonès. Y yo sigo ahí y estoy trabajando para que se me dé la oportunidad.
--¿Han hablado entre ustedes después de aquel veto cruzado en la campaña electoral?
--Yo hablo con todo el mundo de mi investidura, excepto con Vox. Hubo un veto a mi persona y a mi formación política en la campaña electoral. Yo no firmé ningún documento vetando a nadie. Yo simplemente dije que en Cataluña, lo que conviene en estos momentos es generar consensos, buscar puntos de conexión en la sociedad. Y que la independencia es un planteamiento divisivo. Es verdad que tiene un apoyo importante en la sociedad catalana, pero no logra un apoyo transversal ni amplio. Y que por eso yo no voy a dar apoyo a un planteamiento independentista. Eso lo dije y lo mantengo.
--Cuando habla de una mayoría de izquierdas, se visualiza a PSC, comunes y también a ERC.
--Es así, esa es la mayoría de izquierdas que hay. ERC, al menos hasta ahora, prefiere dar más importancia al eje independentista que al eje ideológico de izquierdas. Personalmente creo que es un error, pero evidentemente son decisiones que toman ellos y tienen toda la legitimidad para tomarlas. Persistir en el camino independentista es persistir en un fracaso. Tres veces ha fracasado ya esto. Los últimos 10 años no han sido buenos para Cataluña, lo digo con toda la corrección de la que soy capaz. Han sido años malos desde un punto de vista económico. Si digo que Cataluña ha perdido el liderazgo económico se resume todo. Desde un punto de vista de la cohesión social, para cualquiera que haya seguido la actualidad catalana o los que hemos vivido en Cataluña, la sociedad está menos cohesionada y más dividida. Y desde un punto de vista de las instituciones de autogobierno, su prestigio ha ido a menos en toda España y en Europa. No han sido años buenos. Hay que abrir un tiempo nuevo, pero eso no es posible si se persiste en un planteamiento divisivo. Hay que abrirlo con un planteamiento de izquierdas, apelando a esa mayoría de izquierdas que existe y es en lo que yo estoy trabajando.
--¿Ha recibido presiones de sectores empresariales, que desean un desbloqueo y han pedido incluso un acercamiento entre PSC y ERC?
--Presiones no, pero es tradición de mi partido estar muy atentos a lo que dicen los distintos actores sociales relevantes. El empresariado, el mundo de la universidad, del deporte, de la cultura, de lo que se denomina la sociedad civil. Es verdad que hay personas que nos han hecho llegar la conveniencia de lo que ellos llaman romper bloques. Nosotros estamos trabajando en ello, planteamos un gobierno de izquierdas. Que los ejes dominantes de la política catalana sean derecha e izquierda, y no independencia sí o no. Pero eso no solo depende de mí, depende de otras formaciones políticas. Cada uno toma sus decisiones y los ciudadanos toman nota a la hora de formar su opinión y trasladarlo a las urnas.
--Sigo con las presiones. Hay quien cree que a Pedro Sánchez le iría muy bien ese pacto entre PSC y ERC para dar estabilidad a su gobierno. ¿Hay presiones del PSOE?
--No las hay. Con el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, y con el PSOE en general, hay una sintonía muy estrecha desde hace varios años en lo que respecta a Cataluña y en cómo abordar el problema de Cataluña. Es una estrategia que ha sido pensada y reflexionada conjuntamente entre el socialismo catalán y español durante muchos años, que se remonta a los acuerdos de Granada, con planteamientos de una España plural y diversa, que está a favor de la unidad de España, plenamente activa en el concierto europeo que, tras la pandemia, hemos visto que hay que reforzar. En eso no hay discrepancias, hay una entente trabajada durante muchos años. Aspiramos a abrir este tiempo nuevo. Y apostamos por una agenda del reencuentro de los catalanes con nosotros mismos, y con el resto de españoles y europeos. Hay perfecta sintonía con el PSOE.
--Hay independentistas que cuestionan su catalanidad. Dicen que usted es candidato gracias al PSOE, un “producto” de España.
--A mí nadie me da ni me quita rasgos de catalanidad. Estos son planteamientos muy excluyentes que hacen algunos. Mi trayectoria política es suficientemente extensa para que quien quiera formarse una opinión de cómo pienso y cómo actúo, lo pueda hacer viendo mi actuación como alcalde de La Roca del Vallès durante 10 años. Yo vengo del mundo de la política municipal. Tengo experiencia en otras administraciones catalanas, en el PSC y, finalmente, como ministro. Lo demás son planteamientos que no me quitan ni un segundo de sueño.
--Usted mantiene un discurso positivo, de reconciliación. Pero después de tantos años de un gobierno donde prima el sentimiento ¿hay esperanza? ¿Se puede revertir esa situación en la que se han invertido muchos recursos y dinero?
--Yo creo que sí. Me he movido bastante por Cataluña durante los últimos meses, he estado en contacto con empresas, vecinos, artistas... Y veo ganas de la gente de salir adelante, de pasar a un estado distinto, de la lucha contra la pandemia, de aprovechar las oportunidades que tenemos, como los fondos europeos. Veo que el Govern y las instituciones catalanas no están a la altura de la creatividad, de la energía del país. En ese sentido soy optimista. Al final, la sociedad catalana encontrará un cauce para que el Govern esté a la altura de sus ganas de tirar adelante. Por eso hay que abrir un tiempo nuevo, sin reproches. Yo estoy en esto y estoy ilusionado.
--¿Hay una desconexión de la realidad de los medios de comunicación y de los políticos? ¿Estamos más pendientes del control de Carles Puigdemont desde Waterloo que de la pandemia, de los salarios, del día a día?
--Lo que veo en las visitas que hago es que las preocupaciones de la gente son tres: vacunarse, vencer al virus y rehacer el sistema de salud; la cuestión económica, donde hay una transformación importante que genera ganadores y perdedores, personas cuyos puestos de trabajo se ven amenazados y piden un liderazgo del Govern, y quienes están en sectores especialmente castigados como el turismo, la restauración o el ocio nocturno quieren no quedarse atrás. Y quieren se escuchados y atendidos. Es verdad que hay temas de fondo que hay que abordar. El encaje de Cataluña en España. Nosotros proponemos una agenda de reencuentro, pero yo no percibo que ahora sea una prioridad para el ciudadano.
--¿En esa agenda de reencuentro están los indultos y la reforma del delito de sedición?
--La agenda de reencuentro son 44 puntos que suscitaron los responsables de la Generalitat Artur Mas y Quim Torra. Hacen referencia a aspectos sociales, financiación de Cataluña e infraestructuras. Y hay que tratarlos uno a uno. Son cosas que mejoran la vida de los ciudadanos de Cataluña. En materia de indultos, lo que hay es una obligación del Gobierno de tramitarlos cuando se piden. Y eso es lo que está haciendo. Y hasta que no se acabe la tramitación y se tengan los informes preceptivos, el Gobierno no se va a pronunciar. Y yo tampoco lo voy a hacer. La reforma de la sedición es un compromiso que asumió el presidente del Gobierno y tiene toda la legislatura para desarrollarlo. Me parece razonable que después de lo que hemos vivido en España desde 2017, estos delitos contra la Constitución se adapten a la experiencia vivida y los tipos penales se ajusten a los comportamientos que hemos visto que ponen en riesgo la convivencia institucional y a las tipificaciones que hay en el resto de Europa. Sería difícil entender que no se hiciera esa actualización. Pero la última palabra, siendo una ley orgánica de reforma del Código Penal, corresponde al Congreso de los Diputados.
--¿Cree que eso satisfará a los independentistas, que piden la amnistía?
--Esto no se hace para satisfacer a un grupo político en concreto. Se hace porque se tiene que hacer y es conveniente. Afortunadamente, esos delitos no tienen una comisión cotidiana, no hay intentos de desestabilizar el régimen constitucional que tiene determinado un país. Hay que hacerlo para ajustarlo a la experiencia vivida. La amnistía no es posible en el marco constitucional y, por tanto, su planteamiento solo puede generar más frustración.
--Centrados ya en esos tres puntos que defiende el PSC, vacunas, economía y que nadie se quede atrás. Usted siempre ha sido respetuoso con la gestión que han hecho las comunidades autónomas de la pandemia, pero en Cataluña hay confusión en el calendario de las vacunas y la asistencia primaria está desbordada. ¿Qué se puede hacer para mejorar la sanidad catalana?
--La vacunación ha sido un éxito europeo y español. Es un proceso muy complejo, a todos nos gustaría que el ritmo fuera más rápido. Pero está transcurriendo como dijimos cuando comenzó el proceso de vacunación el 27 de diciembre de 2020. Dijimos que en verano se llegaría a un 70% de vacunaciones en toda Europa, y en España también. Y esto es lo que va a suceder. En agosto llegaremos a este porcentaje, incluso puede que un poco antes. Lo que hay que hacer es aplicar el plan de vacunación diseñado con las comunidades autónomas. Cada una de ellas debe ajustarse a sus circunstancias y se está haciendo bien. En público siempre he dado apoyo a las decisiones de las autoridades autonómicas. Cuando he tenido que trasladar mi opinión, tanto cuando era ministro como ahora, lo he hecho en privado. Porque creo que la gente nos debe ver juntos en esto. La pandemia nos ha dado muchas lecciones, entre ellas la importancia de una atención primaria bien dotada. Habrá que tomar las medidas de carácter presupuestario y organizativo para potenciar y modernizar esa atención, darle más realce. Porque es la primera línea de actuación.
--¿Qué opina de la contundente resolución judicial que obliga a la Generalitat a vacunar a policías y guardias civiles? ¿Es consecuencia de esa política divisiva?
--La vacunación es un debate técnico. Tienen que ser los técnicos, los expertos, los que decidan cómo, cuándo y a quién vacunar. Y así se está haciendo con base en el plan acordado con las comunidades autónomas por el Ministerio de Sanidad y que se va actualizando. Me quedo con una frase de Josep Maria Argimon, secretario de Salud Pública de la Generalitat, quien dijo que no debe tener ninguna prioridad un mosso respecto a un policía o un guardia civil. Todos forman parte de un grupo esencial y tienen el derecho a ser vacunados. Hágase esto.
--Pero Argimon también dijo que si se vacunaban ahora esos cuerpos, se retrasaría la inoculación a personas mayores de 70 años. Eso no ayuda mucho.
--Me quedo con la primera frase. No quiero ni pensar que se haya dado prioridad a un grupo sobre otro. La salud nos concierne a todos y no hay que distinguir entre cuerpos policiales o formas de pensar. Por tanto, dese cumplimiento a la resolución judicial. No puede haber distingos.
--El segundo eje es reactivar la economía. Si la Generalitat no se comunica con el Gobierno, de hecho hay empresas que se quejan de eso, ¿cómo se puede avanzar en Cataluña?
--Los fondos europeos son un reto para la sociedad española y catalana muy importantes, con recursos sin precedentes, para transformar la economía. He de decir con todo el respeto que la Generalitat no está haciendo bien su trabajo, no ha liderado este proceso como correspondería a un gobierno centrado en lo que tiene que estar centrado. No ha consensuado con los agentes sociales. Si consigo ser presidente de la Generalitat, lo primero que voy a hacer es ocuparme de este asunto e intentar consensuar la presentación de proyectos catalanes. Esto de tener un gobierno en funciones durante tanto tiempo tiene estas cosas, que no está por lo que tiene que estar.
--El tercer punto es que nadie se quede atrás. Los fondos priman cambios tecnológicos o la digitalización. ¿Cómo evitar que gente que no está cualificada se incorpore? ¿Hay tiempo?
--Con el paquete de ayudas, también sin precedentes, que se ha puesto en marcha desde el Gobierno de España y también desde algunas comunidades autónomas. Aquí se han movilizado alrededor de 200.000 millones de euros en materia de avales, ERTE, financiación, ayudas directas sociales. Últimamente se han destinado 11.000 millones a ayudas directas a empresas. Se rescatan ciudadanos y empresas. Hay un movimiento en todos los países, también en Estados Unidos. En España, los estudios comparativos aseguran que la efectividad de estas ayudas ha sido alta. Es verdad que nunca se hace lo suficiente. Se han tenido que habilitar medidas con mucha agilidad, no ha habido tiempo para afinar más las medidas legislativas, y eso hace que a veces no sean todo lo precisas que era necesario. Por eso debemos estar atentos y afinarlas, como se está haciendo con el ingreso mínimo vital, una medida que ha venido para quedarse, que tiene un despliegue complejo que, con la experiencia, se va ajustando. Este esfuerzo debe ser realizado por todos, por el Gobierno, por las comunidades autónomas y las administraciones locales.
--La experiencia en Cataluña con la renta mínima garantizada ha sido bastante caótica.
--En efecto, aquí la gestión es mejorable. Como tantas cosas. El coste de estar muchos años centrando las energías de las instituciones y del gobierno en un objetivo que no es el correcto para Cataluña, tiene esto, que desatendemos cosas muy importantes que ahora vemos que son necesarias. Por eso es tan urgente abrir una nueva etapa, hacer un gobierno de servidores públicos que vuelvan a prestigiar las instituciones catalanas.
--PSC ha firmado un compromiso antifascista en el Parlament. ¿Esa es la respuesta que se debe dar a Vox?
--Yo estoy en las antípodas de Vox, mi forma de pensar y de entender la política está en las antípodas. Pero estamos en una democracia, ellos se pueden presentar y la gente les ha votado. ¿Cómo se puede combatir esto? Pues con argumentos y con acción política. No con pedradas, amenazas o insultos y vulnerando la legalidad. La forma es ganarles en las urnas.
--Hay quien sostiene que Vox es producto del independentismo.
--Algo tiene, claro. Los extremos le van a los extremos. No es la única razón, pero es evidente que algo tiene que ver. Sin un intento fallido de independencia y una persistencia de planteamientos independentistas a veces muy radicales y expresados con violencia, probablemente no tendríamos a Vox.