El tejido económico catalán asiste con auténtica “perplejidad” a la guerra abierta en el seno del Govern, con las desavenencias mostradas en público y sin ningún rubor entre JxCat y ERC. Las patronales Foment del Treball y Pimec y los foros económicos catalanes han reclamado en las últimas semanas que se busque el consenso, que se integre a todos los colectivos y que se les tenga en cuenta a la hora de tomar medidas. Reclaman que la necesaria lucha contra el Covid no deje de lado la exigencia de mantener viva la economía. Pero “poco más se puede hacer ahora”, mantienen las fuentes consultadas, para recriminar al Ejecutivo. Sólo se pide “gestionar lo mejor posible hasta las elecciones”. El problema llegará, sin embargo, en ese momento.

El empresariado teme que todo quede igual, que esa batalla política en el seno del Govern entre las dos fuerzas independentistas se traduzca en unos resultados similares que puedan perpetuar la competencia interna. Sin consejeros de peso, sin dirigentes políticos “responsables” a la vista, las patronales no ven una salida justo cuando la Generalitat deberá enfrentarse con el momento más complicado: cuando los ERTE se puedan convertir en despidos, cuando el paro aumente y la revuelta social pueda ser más que una posibilidad.

El consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias del Govern, Chakir El Homrani / EP

Sin interlocutores válidos

Los empresarios estudian alguna fórmula para plantarse con rotundidad, pero no tienen mucho margen de maniobra. “La única realidad es que hay unas elecciones en el inmediato horizonte, el 14 de febrero, y hasta entonces todos debemos aguantar”, señalan. Es decir, presionar al Ejecutivo y también al Gobierno central para “paliar” los efectos sanitarios y económicos del Covid, y esperar que las elecciones --aunque ahora no se perciba-- esclarezcan la situación, con un gobierno “capaz”.

Las patronales mantienen una relación paradójica con el hombre fuerte del actual Govern, Pere Aragonès. Lo han visto en los últimos meses como un dirigente “razonable” y también mantenían una buena interlocución con la consejera de Empresa, Àngels Chacón. Sin embargo, la crisis que ejecutó el ya expresidente Quim Torra barrió todas las esperanzas. Chacón salió del Ejecutivo, con un sustituto, Ramon Tremosa, al que se considera “un auténtico peligro para poder llegar a acuerdos”, mientras que el republicano “no es capaz de imponer ningún criterio”.

Entre Tremosa y El Homrani

Las críticas suben de tono cuando aparece el nombre del consejero de Treball, Chakir El Homrani, que ha protagonizado el mayor fracaso del Govern en los últimos meses con las ayudas a los autónomos, desbordado por las miles de peticiones. “El problema no es del consejero, sino de quien le nombró”, señalan las fuentes empresariales consultadas. Se pedía que, al margen de los proyectos ideológicos de cada fuerza política, hubiera algún tipo de coherencia interna o de eficacia para gestionar la actual crisis, y eso “no se ve por ninguna parte”.

Ramón Tremosa, consejero de Empresa del Govern de la Generalitat / EP

 

Es decir, no existe entre el tejido económico catalán, el que representa a las grandes empresas, pero también a las pymes, una obsesión con una determinada fuerza política. Lo que se denuncia es que ni JxCat ni ERC tienen “efectivos sólidos” para gobernar. Los dos ejemplos que se ponen son Tremosa --“pujolista y convergente”, como lo ha definido David Madí en las escuchas difundidas por el caso Voloh-- y El Homrani, sociólogo procedente de la UGT que nombraron los republicanos. 

¿Alternativa a la vista?

Y ese es “el problema”. ¿Cambiará la situación tras las elecciones del 14 de febrero? Las encuestas apuntan a un cambio de color de la presidencia de la Generalitat con unas mejores perspectivas electorales para los de Aragonès, tal y como ha reflejado la última encuesta del CIS, pero ERC ya ha reconocido que buscará reeditar el acuerdo con JxCat. En esta ocasión desde una posición de dominio si, finalmente, hace realidad los pronósticos. 

Lo que causa pavor en el empresariado es que no se ven dirigentes políticos “solventes”. Ni JxCat, que debe decidir ahora su cabeza de lista –Laura Borràs o Damià Calvet-- ni ERC, con Pere Aragonès al frente. ¿Podría producirse alguna sorpresa? Por ahora las patronales no ven que los socialistas puedan tener la posibilidad de formar gobierno. Los socialistas son la fuerza de la oposición que más crecen en los pronosticos electorales, pero sin la fuerza necesaria para desplazar a los independentistas.