La última trampa de Puigdemont para quemar a ERC
La negativa de Torra a convocar elecciones si es inhabilitado obliga a Torrent a pilotar el fin de la legislatura y pone el foco de la gestión de Aragonès, que asumiría la presidencia en funciones
18 septiembre, 2020 00:00Quim Torra habló ayer miércoles en Madrid. No lo hizo en el debate de política general que se celebra en el Parlament, donde correspondería, sino en una comparecencia posterior a la vista celebrada en el Tribunal Supremo (TS) sobre su inhabilitación, donde aseguró que no convocará elecciones catalanas si se confirma su condena.
Su actitud abre un escenario de enorme incertidumbre en Cataluña tanto en el ámbito social como en el económico --el vacío de poder se produce en plena pandemia-- y en el político, pues prolonga el mandato de un Govern roto y entregado a los intereses electorales de Carles Puigdemont. El fugado no esconde su empeño en erosionar a ERC. Y su última trampa es hacerlo por partida doble.
Como se sabe, Puigdemont ha pedido a las fuerzas independentistas que no presenten un candidato alternativo si el Supremo confirma la inhabilitación. Fuentes soberanistas explican que ni ERC ni CUP piensan proponer ni votar un sucesor a la presidencia del Govern. El líder parlamentario de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, instaba ayer al resto de grupos a abrir conversaciones para a una posible candidatura alternativa si el independentismo se enroca en mantener una presidencia simbólica, la de Torra, sin convocatoria electoral.
A la espera de que el TS dicte sentencia firme, de entrada parece complicado que el PSC se implique en una alianza de este tipo en plena negociación de los Presupuestos Generales del Estado que, si bien incluye en las conversaciones a la formación naranja, no excluye a ERC. Podemos, partido de gobierno con el PSOE, nunca apoyará un acuerdo de los comunes con Cs.
Situación muy compleja
La situación es bastante compleja, pues se da la circunstancia de que ni el Estatut ni la ley de la Presidencia de la Generalitat y del Govern contemplan qué sucede en el caso de que no haya candidato alternativo. El presidente de la Generalitat “cesa por condena penal firme que comporte inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos”, que sería el caso de Torra. En este supuesto, “el consejero primero o el vicepresidente (en este caso el vicepresidente, Pere Aragonès)” sustituye al presidente, pero “ni la suplencia ni la sustitución del presidente de la Generalitat permiten ejercer las atribuciones del cargo relativas al planteamiento de una cuestión de confianza, a la designación y el cese de los consejeros o la disolución anticipada de la legislatura”.
Dicho de otra manera, la ley no contempla que Aragonès convoque elecciones o estas se convoquen automáticamente transcurridos los plazos establecidos para buscar un candidato. Es ahí donde entra en juego ERC, pues el presidente del Parlament, Roger Torrent, es la persona que va a tener que gestionar los tiempos de ese proceso, presionado por el independentismo duro de Puigdemont, quien nunca le perdonó que impidiera su investidura telemática en 2018.
Asimismo, los letrados del Parlament jugarán un papel fundamental. Y por los últimos sucesos ocurridos en la Mesa, donde JxCat intentó forzar la dimisión del secretario de la Cámara, Xavier Muro, por negarse a publicar preceptos de una resolución sobre la monarquía que consideraba ilegales, el acoso a Torrent está garantizado.
Los plazos que dice la ley
A partir de la inhabilitación firme de Torra, el presidente del Parlament tiene diez días para presentar al pleno un candidato a la presidencia de la Generalitat. Si una vez transcurridos dos meses del primer intento de investidura no se logra votar un presidenciable, la legislatura queda disuelta de forma automática, pero la incógnita es quién puede convocar las elecciones --que tendrían lugar entre 40 y 60 días después--.
El único precedente es la resolución que, en 2003, hizo el Consejo de Estado sobre el tamayazo que tuvo lugar en la Asamblea de Madrid. Tras la investidura fallida de Rafael Simancas debido al transfuguismo de dos diputados socialistas, esta institución entendió que la comunicación formal del presidente de la Cámara regional sobre la ausencia de un candidato sustituía la votación y, por tanto, se convocaron elecciones.
Puigdemont atornilla al Govern
Pero el órdago de Puigdemont contra ERC es doble, pues su jugada de extiende al Govern, donde el vicepresidente Aragonès cogerá las riendas tras la inhabilitación de Torra. Lo hará en una etapa pos-Covid donde la gestión de la Generalitat estará en el foco mediático, político y social.
Los republicanos dirigen las consejerías claves en esta pandemia --Salud, Educación y Asuntos Sociales-- y quieren acudir a las próximas elecciones con un buen historial de gestión. Justo lo contrario de las pretensiones del independentismo de Waterloo.