Fotomontaje sobre los inscritos del Consejo para la República, el gobierno en la sombra de Carles Puigdemont / CG

Fotomontaje sobre los inscritos del Consejo para la República, el gobierno en la sombra de Carles Puigdemont / CG

Política

Solo 100 personas se suman al Consejo para la República tras el ajuste de cuentas de Puigdemont

El gobierno en la sombra de Waterloo languidece, mientras que sus promotores admiten que ha sido un fracaso y plantean "congelarlo", pues de dos millones de inscritos previstos, se han logrado 91.302

11 septiembre, 2020 00:00

El ritmo de inscripciones del Consejo para la República nunca ha sido trepidante. De los dos millones de adhesiones previstas hace dos años solo se han alcanzado las 91.302. Tampoco la ruptura entre Carles Puigdemont y PDECat ha supuesto un aumento significativo de fieles a quien, ya sin esconderse, se presenta como líder absoluto de Junts per Catalunya, capaz de quitar y poner consejeros del Govern en función del grado de lealtad demostrada.

El gobierno en la sombra de Waterloo languidece, sus promotores admiten que ha sido un fracaso y plantean incluso "congelarlo". 

Carles Puigdemont, en un acto del Consell per la República Catalana en Perpiñán / EFE

Carles Puigdemont, en un acto del Consell per la República Catalana en Perpiñán / EFE

Así, entre el 26 de agosto y el 10 de septiembre, vísperas de esa icónica fecha independentista que es la Diada, solo cien personas se han inscrito en el Consejo para la República. Dicho de otra manera, el expresidente catalán se ha deshecho de los tibios de su partido, así como de los miembros de la Generalitat que no encajan en su proyecto de “confrontación inteligente”, pero su su “chiringuito independentista” ha fracasado. Se hunde así una vía de financiación de su "exilio" y, ahora, de su campaña preelectoral.

De los honores de Estado al declive

Así, entre el 4 de julio y el 26 de agosto, se pasó de 88.172 inscritos a 91.189, es decir, más de 3.000 nuevas adhesiones. En cambio, en pleno proceso cismático en JxCAT –presentación del nuevo partido de Puigdemont, apropiación de las esencias unilaterales del movimiento independentista, embestidas directas contra ERC…--, entre el 26 de agosto y el 10 de septiembre, los inscritos pasan de 91.189 a 91.302. Es decir, 113 nuevos fieles al "gobierno en el exilio".

Cuando en octubre de 2018 el Consejo fue presentado con honores de Estado en el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat como “espacio libre del exilio, con capacidad para impulsar políticas, estrategias, propuestas e internacionalización”, el objetivo marcado era lograr dos millones de inscritos, lo que habría supuesto unos ingresos de 20 millones para la causa –a 10 euros por inscripción. Los mismos promotores de esta Consejo admiten que el proyecto ha fracasado, tanto en los objetivos como en el número de adhesiones.

Fracaso en la internacionalización

“¿El Consejo ha alcanzado los objetivos inicialmente propuestos? No, y así lo hemos constatado en las últimas reuniones internas. El objetivo no logrado más ‘llamativo’ es la no consecución del número de personas inscritas deseadas. De entrada, se había marcado el hito de los dos millones de personas inscritas, y más de dos años después no llegamos a cien mil”, reflexionaba Isaac Peraira, miembro de de la dirección del Consejo, en un artículo periodístico.

Y añadía. “En mi opinión, el de la internacionalización tampoco se ha logrado. El Consejo ha puesto en práctica proyectos en el interior de Cataluña (algunos entrando en competencia directa con el Assemblea Nacional Catalana), pero no suficientes en el exterior. Y la sensación es de oportunidad perdida”.

Agustí Colomines, ideólogo independentista e historiador, durante una entrevista / CG

Agustí Colomines, ideólogo independentista e historiador, durante una entrevista / CG

También advertía sobre la dificultad de “hacer útil el Consejo” ante “el hecho de que su presidente se convirtiera cabeza de cartel electoral de un partido. En mi opinión, y así le he dicho al president mismo, no se puede ser todo. Es muy complicado mantener una figura de presidente de todos, que lo es, convirtiéndose en cara electoral de un partido político, aunque intentes hacer ver que no es un partido político”.

Competencia con la ANC

Proponía que esta entidad “congele su actividad hasta que hayan pasado las próximas elecciones al Parlament. No podemos permitir la instrumentalización electoral del Consejo”. Peraire es miembro de ERC, por lo que estas críticas podrían ser interpretadas en clave partidista. De hecho, causó mucha polémica en redes sociales, aunque fueron varios los activistas que admitieron la derrota. Pero es que miembros del núcleo duro de Puigdemont, aunque con matices, también se han sumado a esas críticas.

Agustí Colomines, uno de los gurús ideológicos del movimiento que rodea al expresidente, asegura que el Consejo “no ha cumplido las expectativas porque nadie sabe qué hace, qué representa y quién decide qué. Ha querido expandirse territorialmente, en clara competencia con la ANC cuando no era necesario”.

¿Una Autoridad Nacional Catalana?

Colomines llamaba a repensar este órgano “para que sea útil como representante de todo el independentismo de puertas afuera y convierta la Autoridad Nacional de verdad --¿escocesa o palestina?, se plantea--. La voz de la Cataluña soberanista sólo será reconocida en el mundo si va unida. La división, el partidismo, debilita la causa.

“Esquerra no ha apostado de verdad por el Consejo, pero quien primero se equivocó fue Puigdemont y JxCAT (partido que es mucho más que la postconvergència), porque no lograron que fuera realmente la Autoridad Nacional Catalana. ¡El partidismo mata!”.

De la precariedad económica de este órgano da cuenta la campaña consistente en alegar objeción fiscal en la declaración del IRPF para no contribuir a los gastos de la Casa Real, los poderes judiciales y los cuerpos policiales, y derivar determinadas cantidades al Consejo para la República, tal como publicó Crónica Global.