Su recolocación se da por segura, dada su trayectoria, que ha superado cambios de gobierno y de influencias políticas. Pero el cese de Brauli Duart como secretario general de Interior demuestra hasta qué punto Quim Torra, léase, Carles Puigdemont, están dispuestos a borrar cualquier tipo de huella de Artur Mas en el Govern.

Duart, que se cargó la marca TV3 a mayor gloria de una Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) que él mismo presidió –era la forma de atar corto a los directores de la radio y televisión pública catalana--, deja de ser el número dos de una consejería en la que también hizo de las suyas, aunque no logró evitar la crisis que supuso la marcha de Andreu Martínez, director de la Policía Autonómica, su hombre de confianza, que tiró la toalla ante el sesgo político impreso por el exconsejero Miquel Buch.

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Las cargas de los Mossos

Si a Buch le perdió ser el máximo responsable de las cargas policiales contra los radicales independentistas, el “pecado” de Duart (Sollana, 1961), que ya había tenido un alto cargo en Interior antes de presidir la CCMA, era ser miembro de la vieja guardia de Artur Mas. "Se veía venir, tenía una relación pésima con el Palau de la Generalitat", explican fuentes cercanas a Interior.

Hasta ahora, los equilibrios neoconvergentes habían logrado pacificar una difícil convivencia entre los duros de Puigdemont y los herederos de la antigua CDC. Pero los acuerdos entre el de Waterloo y Torra sobre la prolongación de la legislatura incluían una purga en el Govern que se ha llevado por delante, tanto a Buch como a Duart, considerado el apagafuegos de la Consejería. Un halcón conocedor de todas las reglas del juego político que ha seguido una trayectoria inversa al exdirector de los Mossos, Andreu Martínez. Mientras este regresó a la CCMA como director de Estrategia Corporativa y Recursos Humanos, Duart abandonó la presidencia de los medios públicos para regresar a Interior.