Insultos teñidos de odio por hablar en castellano en la asamblea de los trabajadores de Nissan. Laura Campos, alcaldesa de Montcada i Reixac (Barcelona), ha denunciado una cascada de descalificaciones contra ella por dirigirse en español al cónclave sindical que avaló el acuerdo de cierre de la planta del fabricante de automóviles.
Ha alertado de ello la primera edil (En Comú Podem) en su cuenta oficial de Twitter. "Aberrante ejercicio de paternalismo lingüístico, xarnega o botiflera porque me dirigí en castellano a la asamblea de Nissan. Pues bien, os digo que [soy] una orgullosa xarnega hija del éxito de la normalización lingüística", ha señalado la munícipe.
Laura Campos, alcadesa de Montcada, en la asamblea de Nissan / TWITTER
"Piden cerrar la fábrica por la lengua"
Hay más. La electa ha alertado de que radicales independentistas están deseando que "cierre" la fábrica por la lengua en la que habla su plantilla. "Que seáis capaces de alegraros del cierre de una empresa con 3.000 trabajadores del país porque se expresan en castellano dice muy, muy poco de vosotros como personas, salvo que sois unos ofendiditos hiperventilados muy mala gente (me esfuerzo end ser políticamente correcta)", ha agregado la alcaldesa.
Campos, en su segunda legislatura al frente de la corporación de la ciudad metropolitana --que sufrirá el cierre de una de las tres plantas de Nissan, junto con la Zona Franca de Barcelona y Sant Andreu de la Barca-- ha alertado a los que la quieran leer de que "hablará y se expresará como le plazca, que por ello tenemos la suerte de ser bilingües. Y no seréis vosotros los que vengáis a dar lecciones a nadie de lo que es ser buen catalán. El día que os vea al frente de una lucha defendiendo la industria en Cataluña, hablaremos. Cierro hilo".
Odio indepe contra Nissan por la lengua
Como ya explicó este medio a principios de junio, el secesionismo ya ha atacado a la plantilla de Nissan con anterioridad por motivos de lengua. Fue tras la confirmación por parte del fabricante automotriz de que desmantelará sus tres plantas de Barcelona y la conurbación como parte de un plan global de restructuración. El movimiento dejará sin empleo a 3.000 personas de forma directa e impactará en otras 30.000 de forma indirecta, pues sus empleados trabajan en empresas satélites de la nipona.
Pese al colosal golpe económico, independentistas --y no anónimos, sino con nombre y apellido-- han arremetido contra los portavoces sindicales de la plantilla por expresarse en castellano. Ahora habrían hecho lo propio contra Laura Campos, una de las alcaldesas cuyo municipio resultará afectado por la decisión de la multinacional nipona.