De la atomización de siglas a un proyecto compacto. El nuevo catalanismo echa a andar de la mano del Partit Nacionalista de Catalunya (PNC), que el próximo 27 de junio celebra su congreso fundacional. Lo hace apoyado por el think tank El País de Demà, impulsor de este partido completamente desmarcado de la deriva radical convergente. Defiende un referéndum sobre el futuro de Cataluña, sí, pero siempre que sea legal. ¿Tiene espacio esta nueva confluencia en un momento de máxima polarización política?
Las urnas lo dirán. Pero lo cierto es que la propuesta se va consolidando, con la incógnita de quién será el líder de esta especie de PNV a la catalana. El foco está puesto en Marta Pascal, hoy por hoy la cara visible del partido, y Albert Batlle, dirigente de Units per Avançar y actual concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona. Pero nada hay decidido.
El papel de El País de Demà
Desde que Unió y CDC rompieron su histórica coalición debido al independentismo unilateral de los convergentes, el catalanismo moderado se ha sentido huérfano de un referente político. Los intentos de Unió por mantener ese espíritu fracasaron electoralmente --obtuvo 100.000 votos en las elecciones autonómicas de 2015 y se quedó sin representación--, lo que provocó su refundación en Units per Avançar, con Ramon Espadaler como secretario general. El propio Espadaler siempre ha mantenido, por experiencia propia, que las prisas no son buenas consejeras.
De ahí que aquella confluencia transversal nacida en Poblet (Tarragona) haya avanzado poco a poco, pero con pies de plomo, hasta fructificar en el PNC, que se presentará a las próximas elecciones catalanas. Un partido con vocación pragmática apoyado por El País de Demà, que no pierde su condición de think tank integrado por la sociedad civil y cuyo ideario ha sido asumido por el PNC. Esta dualidad, una fórmula anglosajona de éxito, también permite clarificar lo que en un primer momento apuntaba a una cierta atomización de siglas y corrientes.
El empresario Antoni Garrell está al frente de esta plataforma, con 300 socios y que a finales de mayo presentó un documento con 30 medidas para afrontar la etapa post-Covid. En el mismo se demuestra hasta qué punto es importante la concertación pública y privada, así como la seguridad jurídica.
Posibles líderes del PNC
Se sabe que el PNC contará previsiblemente con Units per Avançar, pero no con Lliga o Lliures, liderados respectivamente por Josep Ramon Bosch y Antoni Fernández Teixidó y que también se habían postulado para liderar ese nuevo catalanismo del siglo XXI. Hasta ahora, la cara visible de Poblet ha sido Marta Pascal, excoordinadora de PDeCAT, caída en desgracia por sus diferencias con Carles Puigdemont. Tras romper el carné de la formación neoconvergente, se afianza su implicación en el PNC, cuyo portavoz provisional es el abogado Oriol Puig, uno de los principales promotores del grupo de Poblet.
La gran incógnita, hasta que se celebre ese congreso fundacional el próximo día 27 --ya se ha abierto el proceso para que los interesados puedan registrarse como militantes-- es quién será el líder del PNC. Junto a Pascal, suena con fuerza Albert Batlle, dirigente de Units, aunque de prosperar ese nuevo cometido, su posición en el Ayuntamiento de Barcelona se volvería bastante incómoda. Actualmente, Units forma coalición con el PSC tanto en el Parlament como en el consistorio.
El balance de ese acuerdo, aseguran desde Units, es muy positivo, aunque ha mantenido su perfil ideológico tanto en materia de inmersión lingüística --cuando los socialistas abrieron el debate en su último congreso-- como en apoyo a la educación concertada --acaban de desmarcarse del PSC sobre la retirada de las subvenciones públicas a los colegios que segregan por sexo--.
También apoyan el proyecto del PNC los exdiputados de PDeCAT en el Congreso Carles Campuzano y Jordi Xuclà, y el exconsejero catalán Lluís Recoder, entre otros.