A riesgo de entrar en contradicciones con el confinamiento total pretendido por el Govern, el Parlament mantuvo hasta ayer su actividad. Lo hacía a medio gas, con la esperanza de que se pudieran aprobar los presupuestos de la Generalitat de 2020 en una sesión plenaria reducida, que daría luz verde a la convocatoria de elecciones catalanas, tal como prometió Quim Torra.
Sin embargo, la Mesa del Parlament se dio ayer un baño de realidad y, en una reunión telemática, decidió anular definitivamente toda actividad. De esta forma, la aprobación de las cuentas de 2020 queda en el aire. Y también esos comicios. Máxime cuando los gobiernos vasco y gallego han decidido suspender los suyos, previstos para el 5 de abril, debido al riesgo que supone concentrar a las personas ante las urnas en el actual contexto.
Presupuestos desfasados
Pero es que, además, esos presupuestos catalanes han quedado desfasados ante la situación de emergencia creada por el coronavirus, que obliga a flexibilizar el gasto público ante las pérdidas económicas que implica hacer frente a esta pandemia sin precedentes.
Nadie sabe cuándo se pondrá fin al estado de alarma decretado por un Gobierno que, según admite, no descarta alargarla más allá de 15 días. La Generalitat, por su parte, tampoco rechaza la posibilidad de rehacer los presupuestos, tal como dijo su portavoz, Meritxell Budó, quien aseguró que todos los escenarios están abiertos y ahora la prioridad es controlar el avance del virus.
Reforma del reglamento
Pero ante la posibilidad de que la situación se alargue, la Mesa del Parlament ha decidido encargar a sus servicios jurídicos un informe sobre la viabilidad de reformar el reglamento de la Cámara catalana para celebrar comisiones y plenos de forma telemática. Una antigua aspiración de Carles Puigdemont que, tras ver frustrada su investidura por encontrarse fugado, reivindica ahora esa vía, que en efecto utilizan los gobiernos para protegerse del coronavirus.
Junts per Catalunya (JxCat) aplaudió ayer la decisión de la Mesa, aunque otra cosa es que esas comunicaciones digitales den por hecha su designación. Los neoconvergentes carecen de candidato, por lo que debe ganar tiempo a la espera de resolver sus problemas internos, donde moderados y radicales pugnan por imponer sus condiciones.
La inabilitación de Torra
En paralelo, parece que Quim Torra podría ser inhabilitado definitivamente, pues el Tribunal Supremo ultima la confirmación de su condena por desobediencia. El presidente catalán ya no es diputado y se espera que esa casación le obligue a tirar la toalla de forma definitiva. Para su partido, la última oportunidad sería celebrar una sesión de investidura, pero es muy improbable que, tal como está la situación entre los dos socios de gobierno, ERC avale un candidato de Junts.
Se vuelve entonces a un escenario de elecciones que, tras meses de guerras independentistas que preconizaban el fin de una legislatura agotada, vendrán determinadas por la permanencia del coronavirus.