El exdirector de los Mossos d'Esquadra, Albert Batlle, que dimitió meses antes del referéndum ilegal del 1-O por su "incomodidad" con la deriva independentista de la Generalitat, ha asegurado este martes que a una parte del soberanismo le pareció "una puñalada trapera" el nombramiento de Josep Lluís Trapero como comisario jefe.
Batlle ha declarado en el juicio de la Audiencia Nacional contra Trapero y a la cúpula de los Mossos por su actuación en el procés secesionista.
El actual concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona ha explicado que decidió nombrar mayor a Trapero porque creía que había un "vacío" en el cuerpo, una vez que la policía autonómica ya se había desplegado totalmente en Cataluña. "Estábamos en un buen momento; los Mossos habían hecho un buen trabajo", ha destacado Batlle, por lo que creyó "oportuno" recuperar la figura de mayor, vacante desde 2007, ya que no entendía por qué no se había cubierto antes.
Renuncia por "incomodidad"
Igual que ya hiciera en el juicio del procés en el Tribunal Supremo, Batlle, que ejerció el cargo con Jordi Jané como consejero de Interior, ha dicho que decidió dimitir cuando lo hizo su jefe político, que fue sustituido por Joaquim Forn y quien, según el testigo, tenía derecho a elegir su equipo.
Batlle alegó motivos personales, familiares y profesionales, pero sobre todo la "incomodidad" por la situación que se estaba produciendo en Cataluña y que "desgraciadamente se ha ido prolongando en el tiempo".
Fe en que cumpliría las normas
Además, sentía que no contaba con la "confianza política" de una parte del Govern, como sabía también que una parte del independentismo recibió como "una puñalada trapera" que Trapero fuera el máximo responsable operativo de los Mossos.
Batlle ha destacado la labor de Trapero --que se enfrenta a 11 años de prisión por rebelión-- al frente de la policía catalana y ha asegurado que, no sólo tenía un "celo muy extenso" para que diera un "cumplimiento estricto" a las instrucciones que pudiera dar la Fiscalía o un juez, sino que era "una persona con gran autoridad" en los Mossos y que "no se le podía hacer ninguna sugerencia" porque "ni la hubiera aceptado".
Preguntado por una reunión que Joan Vidal de Ciurana, secretario del Govern presidido entonces por Carles Puigdemont, solicitó a Trapero en septiembre de 2016 para preguntarle dónde estarían los Mossos si se produjera una "doble legalidad" en Cataluña, el testigo ha dicho que aunque no recordaba todos los detalles, el mayor respondió: "Legalidad solo hay una".
"Estricta neutralidad"
"Con eso debió terminar la reunión", ha añadido Batlle, quien durante su mandato, y ante las manifestaciones de algunos sindicatos de los Mossos, llegó a pedir "una estricta neutralidad" política del cuerpo, "como se ha ido produciendo de forma mayoritaria".
También se ha referido a su relación con el coronel Diego Pérez de los Cobos, director de Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, con quien preparó la Junta de Seguridad de Cataluña.
Para Batlle, el coronel, que luego fue nombrado coordinador del dispositivo policial del 1-O, era un cargo del Ministerio del Interior, al que nunca vio con uniforme y con el que despachó "muchísimas veces" para preparar la junta.
"Momentos de tensión"
Reuniones a las que le acompañaba Trapero y en las que "había momentos de tensión", porque se hablaba del ejercicio de competencias y la parte catalana quería que los Mossos tuvieran "más facultades". "En ocasiones, se produjo una fuerte tensión dialéctica", ha apostillado.
En la sesión de este martes ha declarado también el jefe de la Comisaría Superior de Coordinación Central de los Mossos, Joan Carles Molinero, que a preguntas del Ministerio Fiscal ha asegurado que los mandos de la policía autonómica no tuvieron duda alguna de que el 1-O "íbamos a cumplir la legalidad".
Advertencias a Puigdemont
Ha explicado que al menos en dos ocasiones, y acompañando a Trapero, advirtieron a Puigdemont de lo que podía ocurrir. Según ha relatado, le dijeron a presidente de la Generalitat que si se llevaba a cabo el 1-O, la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos iban a dar cumplimiento a los autos judiciales "sin ningún género de dudas".
Y le advirtieron de que la celebración de la consulta ilegal "podría provocar problemas de orden público importantes". "Era nuestra principal preocupación", ha aseverado.