¿Por qué Collboni seduce pero no convence al mundo económico?
El teniente de alcalde de Barcelona ofrece un proyecto ambicioso para la ciudad, que queda ensombrecido por las decisiones ideológicas de la alcaldesa Colau
2 febrero, 2020 00:00“Se pone al teléfono siempre, domina toda la estructura del ayuntamiento y tiene claro lo que necesita Barcelona, pero…” Es el comentario de un dirigente empresarial, que valora todo lo que está impulsando Jaume Collboni en el consistorio, y con el que conecta a la perfección. Y es extensible a todo el mundo económico local, que ha elegido al primer teniente de alcalde, del PSC, como su referente en la ciudad. Sin embargo, ese “pero” implica que Collboni no remata los planes que tiene entre manos, porque forma parte de un gobierno de coalición en el que la alcaldesa Ada Colau es la que cobra el protagonismo, con actuaciones más de carácter ideológico que ensombrecen la labor del responsable del área económica de la ciudad, justo cuando se han aprobado los primeros presupuestos con cierta holgura.
Esa percepción se constató en la conferencia de Jaume Collboni en el Círculo de Economía de este pasado miércoles que había organizado el presidente del lobby empresarial, Javier Faus. El lleno mayúsculo en el auditorio, con pantallas en la planta de arriba, y con improvisadas sillas, mostró el enorme interés suscitado, --280 personas-- con un deseo nada disimulado del empresariado catalán de contar con una referencia sólida en el Ayuntamiento de Barcelona.
Colaboración público-privada
Collboni lo es. “Hay respeto a todo lo que hace, y la relación es buena, y sabe que hay cuestiones que han sido la gran marca de Barcelona que no se pueden perder, como la colaboración público-privada, pero se echa de menos que no compense algunas iniciativas de Colau”, señalan las fuentes empresariales consultadas. ¿Cuáles? Los presentes en el auditorio del Círculo de Economía se referían a la “idea peregrina” de “despreciar” el puente aéreo con Madrid, por cuestiones medioambientales o cerrar la calle Aragón al tráfico, por ahora una vez al mes. También todas las acciones insistentes en la “remunicipalización de servicios”, o arrinconar el proyecto del Hermitage en Barcelona.
Con la ministra de Industria Reyes Maroto a un lado, --al otro estaba Javier Faus-- y con un auditorio lleno de representantes empresariales, de la plana mayor del PSC y de exalcaldes de Barcelona, Collboni mostró un plan para crear 103.000 puestos de trabajo en los próximos diez años en los sectores de la economía verde y digital. El proyecto pasa por desarrollar nuevos espacios para emprendedores en Palo Alto, en el estadio Lluís Companys y en el Port Olímpic. Y se comprometió a negociar un nuevo contrato del Mobile World Congress más allá de 2023, cuando finaliza el actual. Como complemento a todo ello, señaló que en el distrito del 22@ se construirán más oficinas, con una superficie adicional de 1,5 millones de metros cuadrados, y la creación de empleo calculada en unos 54.000 puestos de trabajo.
¿El carácter de Collboni?
Todo eso sonó mucho mejor cuando Collboni indicó que tiene previsto la creación de una agencia mixta de captación de inversiones para favorecer una mayor colaboración público-privada, que es la antítesis de lo que defiende Ada Colau.
Pero tuvo algunas objeciones, aunque las mayores se centran en una cuestión que en la política actual es casi más importante. “Collboni está y no está, tiene un perfil político envidiable desde el punto de vista técnico, pero parece que se esconde, que tiene una estrategia diferente a la de marcar la agenda de forma permanente desde los medios de comunicación”, señalan las fuentes consultadas. ¿Forma parte esa cuestión de su carácter, de su forma de entender la política?
¿Qué pasa con el Hermitage?
En gran medida, los que le conocen en el consistorio señalan que esa es una de sus virtudes o de sus defectos, en función de la óptica que se pueda tener. El hecho es que el empresariado querría ver a Collboni liderando cuestiones como la del Hermitage.
En público, en el Círculo de Economía, Collboni no se negó a que se pueda construir una filial del Hermitage, siempre que se considere que tiene un “verdadero interés cultural”. Se buscaría, en ese caso, otros emplazamientos, y no en la Bocana norte del Puerto de Barcelona, como pretenden los impulsores del proyecto.
Y en la comida posterior, organizada por el lobby empresarial, Collboni insistió en que el proyecto no se debía orillar si se encontraba otro lugar en Barcelona más idóneo, aunque sin mostrar un gran entusiasmo por la idea.
Más empuje frente a Colau
Eso es precisamente lo que le afea el mundo económico a Collboni: que no sea más preciso y contundente, a favor o en contra, de las iniciativas que toma el Ayuntamiento de Barcelona, que se quiera o no, se identifican con el rostro y la voz de Ada Colau.
“Collboni forma parte de un gobierno de coalición, y eso lo tenemos en cuenta, es difícil porque, además, en el caso de un ayuntamiento, todo está mucho más identificado con el alcalde o alcaldesa, pero hay que decir que Collboni salió de la conferencia como si fuera el alcalde”, señala una fuente empresarial, que le pide, no obstante, “un poco más de empuje”.
El asunto de las viviendas públicas
Objecciones concretas también las hubo. Fue Miguel Trías, de Cuatrecasas, quien criticó a Collboni por la estrategia del consistorio de insistir en el control de precios para intentar “pinchar la burbuja” en los precios de las viviendas. A su juicio, lo que se debería hacer es “incidir en la oferta y colaborar con el sector privado”. Collboni se remitió a la estrategia del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) de promover pisos sociales mediante la sociedad mixta Habitatge Barcelona (HMB), que quedó, sin embargo, desierta la licitación para buscar un socio que aporte el capital necesario para construir la vivienda pública prometida. En todo caso, según Collboni, “se mantiene la previsión de entregar o tener en construcción 4.000 pisos al final del mandato”.
Y ese es, de hecho, el supuesto secreto de la gestión del dirigente socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, el de preparar el terreno para presentar cuestiones tangibles a mitad o a final del mandato. En todo caso, “la cara, por ahora, del consistorio es Colau, y no Collboni, y eso lo debería tener en cuenta”, apuntan los representantes empresariales, para que adopte un papel más activo y acabe siendo, realmente, el gran referente en Barcelona del mundo económico.