La familias que realizaron la preinscripción para el curso 2019-2020 en la Escola Entença de Barcelona lo hicieron confiadas en la palabra de las administraciones, según las cuales, sus hijos recibirían las clases en unas instalaciones con mejores condiciones. Tampoco es que el compromiso del Consorci d’Educació de Barcelona --del que forman parte la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona-- supusiera un gran progreso, pues los niños pasaban de un barracón a otro. Pero “las dificultades técnicas” del traslado lo impidieron, hecho que obliga a los menores de Educación Infantil y Primaria a soportar goteras al lado de una subestación eléctrica, las deficiencias constructivas y la falta de espacio.
Esta situación fue debatida ayer en la Comisión de Educación del Parlament, donde la diputada de Ciudadanos, Sonia Sierra, presentó una propuesta de resolución con la finalidad de instar al Govern a corregir esas deficiencias, así como determinar con antelación suficiente al inicio del curso 2020-2021 la nueva ubicación de la Escola Entença, cuya construcción debería ser incluida en el Plan de Infraestructuras Educativas de la Consejería de Educación.
La iniciativa fue aprobada, incluso con los votos de las formaciones que dan apoyo al Govern.
La historia de este centro se remonta a tres años atrás, cuando la Escola Entença comenzó su actividad en unos barracones instalados dentro del recinto de la Escuela Industrial de Barcelona, compuesta de un conjunto de edificios que se construyeron a finales del siglo XIX para acoger una fábrica textil (Can Batlló).
Tras el cierre de esta planta, la Diputación de Barcelona se hizo cargo del edificio y a principios del siglo XX se hicieron reformas para acoger la Escuela Industrial.
Recorte de un pulmón verde
Actualmente, el recinto acoge varios centros formativos, así como la piscina Sant Jordi y un espacio ajardinado. La presión de los padres de los menores, que convocaron varios actos de protesta por la situación precaria de los barracones --se organizaron en una Plataforma de Afectados y convocaron encierros-- obligó al Consorcio a buscar otra ubicación en los Jardines Marcos Redondo. La elección no fue la más acertada, ya que los vecinos de la zona criticaban la merma de ese espacio verde, dado que en esa zona del Eixample no hay demasiados pulmones urbanos.
Sin embargo, tres meses antes de que comenzara el curso, los padres fueron informados de que el traslado no tendría lugar por motivo de “consolidación de la seguridad jurídica y las dificultades técnicas”.