Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O, el activismo independentista ha salido a la calle, donde grupos radicales han provocado gravísimos disturbios. Diez expertos analizan para Crónica Global las causas de esos incidentes bajo el prisma de la psicología, la sociología, el derecho, la comunicación y la antropología.
Para unos, los hechos ocurridos no tienen precedentes y estaban perfectamente organizados. Para otros es la presencia policial la desencadenante de esos actos vandálicos, en los que ven narcisismo y frustración. Y también una tendencia global, con ejemplos como Francia (chalecos amarillos), Chile o Hong Kong.
Marí-Klose: “Hay exhibicionismo y narcisismo”
Pau Marí-Klose, profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza, director general del Comisionado para la pobreza infantil del gobierno español, afirma que "hay una tendencia global, que se puede observar en diversos países, a que los disturbios se escenifiquen, lo que puede propiciar el uso exhibicionista de expresiones de violencia. Los participantes están cada vez más interesados en la espectacularidad de sus acciones, porque su objetivo es llamar la atención. Y, en un mundo globalizado, donde las noticias e imágenes se acumulan y se suceden con una velocidad vertiginosa, capturar esa atención resulta cada vez más difícil”.
Por otra parte, “está apareciendo un nuevo tipo de participante narcisista, que busca un protagonismo efímero retratándose ante las hogueras, las barricadas o los antidisturbios, y compartiendo esas imágenes, en un ejercicio que hacen posible las nuevas tecnologías y las redes digitales”.
Los altercados en Barcelona “están reflejando la creciente debilidad del independentismo más rupturista. Se sentían fuertes y capaces de convocar a cientos de miles de personas, exhibir su vigor ante el mundo, y cargarse de legitimidad con imágenes que conseguían hacer olvidar que el independentismo seguía siendo sociológicamente minoritario en Cataluña”.
Ese vigor, afirma Marí-Klose, “ha decaído y el mundo exterior ha perdido interés en Cataluña. El món ja no no ens mira y ello suscita dudas en algunos sectores, que ya no pueden ser convencidos tan fácilmente por las grandes asociaciones independentistas de que la movilización pacífica y lúdica lleve a alguna parte y pueda conseguir que, a la postre, ens tornin a mirar”.
En esos sectores “la movilización permanente, los enfrentamientos con la policía, la alteración del orden público, empiezan a percibirse como alternativas más eficaces para recuperar esa visibilidad. Los chalecos amarrillos, Hong Kong, y ahora Chile, les muestran un nuevo camino a seguir, un camino que a otros movimientos sociales les está resultando relativamente rentable desde la perspectiva de la atención pública mundial”.
Font: “Cuanto menos presencia policial, menos incidentes”
Ramon Font, portavoz nacional de USTEC·STEs (IAC), considera demostrado que “los episodios de violencia de los últimos días sólo se han dado cuando las policías estatales y autonómicas han cargado contra manifestantes que se manifestaban pacíficamente. Así fue el 14 de octubre en el aeropuerto, que le costó un ojo a un joven de 22 años, o el 18 de octubre en Via Laietana, cuando se arremetió contra unos manifestantes que estaban sentados ejerciendo su derecho a la manifestación y a la libertad de expresión”.
Considera que “44 presos políticos en las cárceles son el balance de lo acaecido a raíz de una injusta sentencia, que llevó a la cárcel a dos líderes que desconvocaron una manifestación para evitar lo que hemos visto recientemente. Las manifestaciones que se han desarrollado sin incidentes han sido las que menos presencia policial han tenido, como las convocadas, entre otros, por USTEC·STEs (IAC) los pasados 18 y 24 de octubre. Esta última transcurrió ante la jefatura de policía de Via Laietana sin presencia policial en su exterior. El trato a los presos merece que pidamos la dimisión tanto del consejero Buch como la del ministro Grande-Marlaska”.
Molinas: “El resultado del pensamiento mágico”
Roger Molinas, arqueólogo y licenciado en Historia, afirma que “los disturbios son la fase más aguda de la frustración dentro del movimiento independentista, una vez superada definitivamente la fase de la ilusión milenarista y el pensamiento positivo (2012-2017) donde sus líderes estuvieron realizando unas irresponsables promesas sobre la llegada inminente de un paraíso terrenal si simplemente lo deseaban muy fuerte”.
Añade que una vez ha quedado patente “que el voluntarismo y el pensamiento mágico no son suficientes para generar un nuevo Estado, el procesismo debe gestionar la frustración generada por las mentiras incumplidas y nadie es lo suficientemente valiente como para asumir y liderar una autocrítica y reconocer que han sido unos mentirosos”.
Mientras esto no se haga, dice, “una parte del independentismo puede llegar a pensar que el error no ha sido seguir ciegamente a unos farsantes, que les prometían felicidad a cambio de obediencia ciega, sino que el único error es haberlo hecho de forma pacífica”.
Freixa: “Distopía y juego antidemocrático de la oligarquía”
Carme Freixa, psicóloga, periodista y feminista, afirma que “lo que hemos visto estos días es la culminación del juego antidemocrático de la oligarquía catalana, que ha azuzado y alimentado a sus cachorros durante todos estos años. La crisis económica ha hecho que mucha gente creyera que esto iba de democracia cuando en realidad iba de defender privilegios y recortar derechos democráticos, como la sanidad, la educación”. Recuerda como “el Govern de derechas, con el apoyo de ERC, fue el primero en aplicar recortes. A la oligarquía catalana le ha ido muy bien en la crisis económica porque le ha servido para llamar democracia a ideas supremacistas y antieuropeístas”.
Lo peor, a juicio de Freixa, es que “mucha gente que participa en estos actos violentos cree que participa en un acto revolucionario y cómo no lo va a creer si los días 6 y 7 de septiembre la oligarquía se saltó todas las leyes, incluidas las de su propio Parlament”. “Vivimos en una distopía –añade-- en un país con muchos años de dictadura de la que se ha sacado hace dos días al genocida de la tumba, que oyó decir a un ministro la calle es mía, ahora tiene que oír a unos chicos y chicas, y gente más mayor, que dice que las calles siempre serán suyas. No, las calles son de todos”.
La distopía “continua cuando oímos a un encapuchado gritarle a la rectora de la Universidad de Tarragona que las leyes no sirven para nada, que hay que saltárselas. El huevo de la serpiente continúa ahí en toda Europa, todos los nacionalismos europeos se han disfrazado de revolución y lo que pretenden es romper Europa”. Freixa alude a “los caballos de Troya disfrazados de supuesta democracia, de referendos que han utilizado las dictaduras siempre y que llevan dentro los recortes de los derechos sociales, ensalzando territorios y supremacías degradando a los demás, lo que hemos visto también en el feminismo”.
Risquete: “Una válvula de escape, sobre todo de jóvenes”
Jaume Risquete, doctor en Comunicación Política de la Universitat Ramon Llull y asesor en comunicación en Komint, cita la “reacción violenta de una parte minoritaria del independentismo catalán” que se puede interpretar “como una válvula de escape de la frustración de sectores, sobre todo jóvenes, esa generación que se hizo adulta en el periodo 2010-2019 y que ha vivido el auge de las ideas independentistas hasta alcanzar un 46-48% según diferentes encuestas y sondeos”.
Se trata también, afirma Risquete, de las consecuencias de la frustración de la clase media catalanista golpeada por la crisis de 2008-2011 que en vez de responder con una huida hacia la izquierda lo ha hecho tomando la estelada y convirtiendo el recelo hacia el Estado español en una particular revolución de la mediocracia conservadora y liberal, juntando a los antiguos votantes de Convergència y a los de ERC y la CUP”. De aquí que “algo tan poco conservador como la desobediencia ha sido aceptado como motor de acción de este movimiento”.
Risquete compara los hechos ocurridos en Cataluña con otras regiones del mundo (Chile, Irak, Bolivia, Hong Kong, Francia...), donde “también hay una revuelta contra los abusos del poder --ya esté en manos de la izquierda o la derecha-- y en defensa de la dignidad”. A su juicio, otro factor que explica el auge del independentismo es “la sensación de que hay un Estado, el español, que no ha querido integrar el hecho diferencial catalán. Todo lo contrario, que aumenta una sensación de antipatía y de venganza hacia Cataluña”.
El experto en comunicación afirma que “solo el diálogo y el respeto mutuo por ambas partes puede dar con una solución a este conflicto que, ni mucho menos, disminuirá con la represión". De hecho, en la lógica de la corriente liderada por Carles Puigdemont y el presidente Quim Torra, está el "cuanto peor, mejor". "Una irresponsabilidad. Lo que resulta más sorprendente es que una parte de la izquierda independentista siga esta línea, contraria por ejemplo a lo que los políticos encarcelados como Junqueras defienden”.
Arbós: “Hay una tendencia global”
Para el catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona (UB) Xavier Arbós, los altercados son normales, pero "quiero aclarar inmediatamente lo que entiendo por normal. No digo que sean normales por justificados o comprensibles. Ahí no entro ni salgo. Sí que creo que son normales en el sentido estadístico (habituales) y comparado (chalecos amarillos en Francia, protestas en Chile); son una tendencia global”.
Por una parte “los movimientos sociales pueden prescindir de los canales institucionales organizados: partidos y sindicatos. No solo estos canales están desprestigiados, por sus propias limitaciones y errores y por la mala fama inducida por los populismos. Es que ya no son necesarios para las movilizaciones”.
Según Arbós, “los movimientos sociales a través de las redes sociales pueden autoorganizarse, y alimentarse de la información (buena o mala) que les llega a través de las mismas. Eso significa que los objetivos y la ideología que los justifica se pueden construir caso por caso para cada movimiento, que suele carecer de los contactos con las instituciones de los que sí disponen partidos y sindicatos tradicionales”.
Carrasco: “Hay política y transgresión”
Silvia Carrasco, profesora de Antropología Social de la UAB, distingue entre “distintos tipos de violencia organizada. La de chicos y chicas muy jóvenes entre los que se mezclan otros no tan jóvenes; sus mismas explosiones de acción, actitudes intimidatorias y lenguaje entre agresivo e idealista, la vemos hace años en las universidades”. Una parte, explica, “lidera desde objetivos políticos y otra se apunta a la experiencia de transgresión y su componente narcisista, con una exagerada presencia mediática y, ahora, con justificaciones sociales de todo tipo que acaban de distorsionar su trascendencia”. Carrasco ve “otro nivel de violencia, con materiales y mecanismos mucho más sofisticados que requieren mayor organización y entrenamiento, y parece que una participación mucho menor de chicas. Esto parecía la guerra. Y claro, los antidisturbios hacen esta función, intentar pararlos, parece que algunos los han descubierto ahora, y la escalada está servida”.
“Sin minimizar para nada estos dos tipos –precisa-- lo más grave es la normalización del discurso del odio que lleva a gente normal a tirar bolsas de basura a las sedes de partidos que no les gustan, o a reírse del miedo y el dolor, incluso de las heridas, de quienes consideran sus adversarios. Las ideas letales, fruto de años de propaganda, que reproducen jóvenes y adultos convencidos de su veracidad y fundamento para estas acciones es lo grave y más difícil de revertir”.
Carrasco avisa de que “las imposiciones de apariencia democrática que no se han atajado desde la responsabilidad intelectual, política e institucional durante años las estamos viviendo también ahora en las universidades, además de lo anterior. Y sin pensamiento libre no hay pensamiento crítico.
Fernández (UAB): “Esta violencia no es espontánea”
Maribel Fernández, profesora de Periodismo en la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB), considera que “la extrema violencia que hemos vivido en Cataluña estos días en modo alguno es algo espontáneo. Para que unos jóvenes actúen así, parece obvio que alguien les ha inculcado el evidente odio que sienten. A la vez resulta palmario que los ataques han sido planificados”.
Asegura que “la violencia existe desde hace mucho y bajo diferentes formas. Ha habido un silencio cómplice de demasiada gente. ¡Incluso se ha acusado de provocadores a quienes hemos optado por alzar la voz contra el nacionalismo!” La profesora expresa su indignación ante la “la infame campaña propagandística lanzada contra las fuerzas de seguridad. El comportamiento de la Generalitat es obsceno. Hay que hablar claro ante tanto sinsentido.
Dexeus: “Populismo totalitario”
La presidenta de la Asociación de Fiscales, Cristina Dexeus, contextualiza los altercados en la reciente sentencia del Supremo, pero recuerda que “España es un Estado social, democrático y de derecho. Así se recoge en la norma máxima que regula nuestra convivencia y de la que deriva el resto de nuestras leyes. La Constitución establece la necesaria separación de poderes, que asegura la imprescindible independencia de los tribunales para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado”.
La Constitución, añade, “consagra también la libertad de pensamiento y de expresión, conjugándola con el respeto a los demás, y al mismo tiempo asegura la paz social y al orden constitucional”. La fiscal subraya que “en un Estado de Derecho, el marco legal ampara la libertad de expresión y, por tanto, la crítica al funcionamiento de las instituciones así como a las resoluciones de los tribunales. Pero ese mismo marco legal que permite la crítica y la discrepancia exige como contrapartida el respeto y el acatamiento”.
Dexeus afirma que “lo que se ha vivido en las calles de Barcelona esta semana pasada no responde a los estándares democráticos, no se ha tratado de la manifestación de una crítica razonada frente a una resolución judicial. Ha sido la demostración vandálica del totalitarismo, del populismo totalitario, carente de todo argumento. Nada más allá de la voluntad de imponer por la fuerza una opinión anteponiéndola a la resolución fundada de un tribunal que, tras un juicio justo, ha decidido”.
Colomé: “Se ha pasado de la frustración a la minoría violenta”
Gabriel Colomé, profesor de Ciencia Política de la UAB, considera que el procés "ha tenido una evolución parecida a otros movimientos”, Pero “trasladar la iniciativa a la calle tiene sus riesgos. El riesgo es que no se consiga el objetivo, en este caso la independencia”. Constata fases como "desde el 28 de octubre de 2017 hasta hoy", cuando "la frustración que ha pasado a la irritación, para acabar en una minoría violenta”.
El politólogo asegura que tanto Quim Torra como Carles Puigdemont “alientan la irritación” con su “estrategia de confrontación con el Gobierno de España”.
Baras: “No se puede comparar con otros países europeos”
Montserrat Baras, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), afirma que “la violencia desatada tras la sentencia es excepcional y no se la puede comparar con otras manifestaciones que se están dando en países europeos como los gilets jaunes. En primer lugar por la contundencia. Según explican los Mossos y la Policia "iban a matar. En segundo lugar por la preparación y técnica demostradas, lo que indica que están dirigidas y no tienen ningún carácter espontáneo”.
Y se diferencian aún más “debido al impulso que están recibiendo de las instituciones públicas catalanas. De manera notable ya que al apreteu se le suma la no condena de los violentos y la puesta en cuestión de la actuación de los Mossos durante esta crisis”.
Baras concluye que “no hay comparación con otros altercados o manifestaciones en países democráticos. Un dato que no veo en comentarios y noticias. Hay una violencia de baja intensidad en esas marchas por carretera que ha habido en Cataluña Si sin permiso y aviso previo se interrumpe el tráfico rodado y las comunicaciones por carretera o tren, aunque se vaya cantando, es violencia contra las personas que ven impedida su libertad de circulación”.