Oriol Junqueras contra Carles Puigdemont / FOTOMONTAJE DE CG

Oriol Junqueras contra Carles Puigdemont / FOTOMONTAJE DE CG

Política

Junqueras exige un dique de contención frente a Puigdemont

La dirección de ERC mantiene su estrategia y tratará de evitar la desobediencia institucional que abonan el expresidente fugado y Torra tras la sentencia del 1-O

30 septiembre, 2019 00:00

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el 1-O llegará en unos diez días y el mundo independentista está dividido ante las reacciones que consideran que se deberán protagonizar. Oriol Junqueras, desde la prisión, asume el papel de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y así lo transmite a los dirigentes republicanos. El mandato es claro: un dique de contención frente al mundo de Carles Puigdemont y de Quim Torra, porque lo contrario sería contraproducente y letal para el futuro del independentismo. La orden es taxativa, con la idea de que las instituciones no pueden plegarse ante los más radicales y no pueden iniciar una vía de desobediencia como la que abonan el expresidente huido y su sucesor.

Esa es la línea de actuación de ERC, que sigue con gran “preocupación” las detenciones de miembros del ala más radical de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) acusados de preparar actos violentos. Aunque las palabras en el Parlament de su portavoz, Sergi Sabrià, fueron duras frente a la justicia, Esquerra no quiere sumarse a las descalificaciones que ha protagonizado Torra, ni desea que se inicie un conjunto de acciones que desborden por completo el marco de convivencia en Cataluña.

Mayoría social amplia

El momento es “muy delicado”. La reflexión de los dirigentes consultados de ERC es que el independentismo no puede repetir los errores de los últimos años. Si el Estado busca ya cómo “reprimir” las protestas que se puedan interpretar como violentas, lo que el movimiento soberanista no puede hacer es “caer en esa trampa”.

El guion de Esquerra no se ha cambiado. Junqueras se muestra firme, e insiste en que el independentismo debe tener una gran mayoría detrás, y si eso no se ha producido todavía es mejor no probar suerte. ¿Qué quiere decir con ello? Que se desmarcará de consignas o movimientos que surjan de la Generalitat para desobedecer al Estado, en función de lo que ocurra con la sentencia del Supremo.

"Ni un suicida, ni un mártir"

Si no se puede ganar al adversario, porque no se tiene la fuerza necesaria, lo peor que le podría ocurrir al independentismo es una nueva derrota que, esta vez, estaría asociada a un elemento nuevo: la supuesta violencia que se preparaba por parte de un colectivo de CDR, como apuntan esas detenciones, tras una investigación de un juez durante más de un año y medio.

Javier Faus, presidente del Círculo de Economía, junto al presidente Quim Torra y otros miembros del lobby empresarial en el Palau de la Generalitat / Jordi Bedmar

Javier Faus, presidente del Círculo de Economía, junto al presidente Quim Torra y otros miembros del lobby empresarial en el Palau de la Generalitat / Jordi Bedmar

Ahora bien, ¿tiene garantías Esquerra de que no quedará desbordada, de que ese dique se romperá con las órdenes que llegan desde Waterloo? No las tiene. Existen dudas notables, y todo dependerá --se admite-- de la reacción de los ciudadanos catalanes, de la autoorganización que se pueda generar. Torra será el más afectado por esas posibles presiones. Quiere mostrar que la Generalitat no puede, a su juicio, “quedarse con los brazos cruzados” ante una sentencia que puede ser condenatoria y dura con los independentistas presos. Pero tampoco quiere ser “ni un suicida ni un mártir”, como comunicó a los miembros de la Junta del Círculo de Economía en un encuentro de hace unos días en el Palau de la Generalitat.

En manos de Torra

Por ERC, en todo caso, no será. Toda la dirección se ha conjurado para no verse arrastrada por una corriente que puede ser de alta intensidad. Los planes se mantienen: aguantar la sentencia del Supremo, acumular fuerzas, y ganar la presidencia de la Generalitat cuando se convoquen elecciones. Eso depende de Torra, pero también de Esquerra, que esgrime la falta de presupuestos para justificar la necesidad de ir a las urnas, buscar nuevas mayorías políticas y sociales y normalizar, dentro de lo que se pueda, la realidad institucional de Cataluña.

Quim Torra en una manifestación independentista / EFE

Quim Torra en una manifestación independentista / EFE

ERC tiene la garantía de Junqueras, y eso se esgrimirá una y otra vez. Ha sido el presidente del partido el que ha aguantado la prisión preventiva, y el que está dispuesto a pagar la condena del Supremo. Es quien mantiene las riendas de los republicanos, y quien insiste en que sin mayorías detrás, amplias, claras, no se podrá plantear un nuevo pulso con el Estado.

¿Euroorden para Puigdemont?

A diferencia de Junqueras, Puigdemont se fue de España. Goza de libertad de movimientos, se expresa en público y no deja de golpear a Esquerra. Los hombres del expresident en el Parlament lo tienen claro, y han instigado diferentes tretas para erosionar al presidente de la Cámara, el republicano Roger Torrent.

El objetivo ha sido, una y otra vez, el de elegir a Puigdemont por vía telemática como presidente de la Generalitat. Ese intento se podría repetir. Torra lo alienta. Y se es consciente de que, tras la sentencia, con la activación de una euroorden por parte del Gobierno español, Puigdemont podría tomar una decisión: o viajar a un nuevo país, para esquivar la justicia española, o regresar a España, y ser juzgado. En ese lapso, con sus derechos políticos todavía intactos, podría ser el candidato a la Generalitat, lograr un efecto de arrastre y arruinar todo el trabajo de fondo de Esquerra.

El río y el riesgo de que se desborde

Contención, por lo tanto. Aguantar el golpe, y trabajar con inteligencia. Esa es la consigna de Junqueras.

Esquerra lo tiene claro. Otra cosa es que no lo consiga, y este otoño acabe siendo, como hace dos años, un río desbordado.