Era un proyecto ambicioso, pero se quedó a medio camino. La CUP presentó en noviembre de 2015 su proyecto para elaborar un “mapa de la corrupción en Cataluña”, con el fin de que la república prometida fuera más justa y se rigiera bajo unos principios de transparencia política.
La iniciativa digital se llamó Llums i Taquígrafs, pero a día de hoy la web no está operativa y su cuenta en Twitter está inactiva desde el pasado mes de febrero. “Hemos tenido un problema con el servidor y estamos mirando de recuperar la web”, responden desde la CUP a instancias de este medio. La web, sin embargo, lleva días de baja y todo apunta a que la falta de financiación sería el motivo de su inoperancia.
'Atlas de la corrupción'
El partido independentista promovió una campaña de microcréditos que logró recabar 32.655 euros y se comprometía a elaborar cuatro volúmenes de la historia de la corrupción. El resultado final se publicó en forma de libro, titulado Llums i taquígrafs. Atles de la corrupció, el frau i la impunitat als Països Catalans, coordinado por el ex diputado de la CUP David Fernàndez y el periodista de Directa.cat Àlex Romaguera.
En la obra participaron 70 personas, y versaba sobre las causas, los costes y los efectos de la corrupción, así como el fraude y la impunidad de la que, a su juicio, disfrutan muchos de dirigentes condenados o imputados por financiación ilegal o malversación de caudales públicos.
Izquierda posmoderna
Otra iniciativa vinculada a Llums i Taquígrafs fue el lanzamiento de un juego estival, denominado El Malversant (El Malversador), para poner a prueba los conocimientos sobre corrupción de los usuarios.
Así como la mayor parte de su proyecto, el juego tenía vida solo en el plano digital. Paradójicamente, este trivial de la corrupción basaba sus preguntas en las condenas de los tribunales españoles y las acusaciones de la Fiscalía, entes a los que no dan presunción de veracidad cuando se trata de investigaciones judiciales relativas al procés. Una de las preguntas del juego era quién “tenía un pacto criminal estable” con Ferrovial, según el Ministerio Público. La respuesta acertada era CDC.
Cambio estratégico
La coyuntura en la que la formación antisistema desplegó su ambicioso proyecto para denunciar la corrupción no es la actual. En aquel noviembre de 2015 la CUP obtuvo el 8,2% de los sufragios, y sus 10 escaños en el Parlament eran de vital importancia para la estabilidad del Govern.
La aventura de Junts pel Sí (la lista unitaria de los neoconvergentes y ERC) resultó favorable para los intereses de la CUP, que cosechó mucho voto prestado del partido de Oriol Junqueras. En cambio, sus 4 escaños actuales han mermado el volumen de subvenciones que se otorga a los partidos en función de su representación parlamentaria, y ha obligado a racionalizar los criterios en los que se destinan los fondos públicos.
¿Y ahora qué?
Este nuevo escenario, apuntan algunas fuentes, puede haber incidido en el cierre de la web: el dinero que hay, que es menos que en la legislatura anterior, se dirige a otros asuntos. No es el único cambio que ha sufrido la formación en los últimos tiempos. Su militancia dio luz verde en Celrà a que un candidato pudiera repetir en la siguiente legislatura.
Poco a poco, con su mayor arraigo institucional, la CUP deja atrás algunas de sus premisas fundacionales. La caída --voluntaria o no-- de su web para fiscalizar la corrupción es un ejemplo de ello.