Carles Puigdemont vuelve a flirtear con el euroescepticismo. El expresidente de la Generalitat ha pedido retirar las sanciones a Rusia, en una entrevista en Sputnik, medio afín al primer ministro ruso, Vladimir Putin.
"Han pasado varios años desde que se aprobaron las sanciones y podemos ver los resultados. Es hora de cambiarlos. Este podría ser el primer paso hacia una Europa con mayor protagonismo en la búsqueda de una solución a la crisis ucraniana", ha sostenido.
Preocupado por el 'Brexit'
El ex mandatario catalán fugado a Waterloo también se ha mostrado preocupado por la salida del Reino Unido de la Unión Europea: "Queremos quedarnos en Europa, como dije, nuestra cultura es europea y en Europa queremos ser uno de los centros culturales. Ni siquiera imaginamos una Cataluña fuera de la UE. Por eso me preocupan las posibles consecuencias del Brexit, que afectaría no solo al Reino Unido sino a todos los equilibrios europeos. Con el Brexit no solo perderíamos un gran poder, sino también una de las democracias más antiguas e importantes".
Pese a todo, ha insistido en su voluntad de permanecer en la Unión Europea, pero como ya va siendo habitual, solo si ésta y los países que la integran fallan a favor de sus intereses. En este sentido, ha vuelto a defender a Rusia: "Rusia y la Unión Europea deben fortalecer sus relaciones. Es absurdo tener más problemas con la Rusia de hoy que con la Unión Soviética en el pasado". "Estoy convencido de que el futuro tiene lugar a través del diálogo y la cooperación entre Oriente y Occidente y, por lo tanto, mejorar las relaciones es de interés para ambas partes", ha remachado.
Nueva apelación al diálogo
El expresidente de la Generalitat volvió a lanzar una oferta de diálogo en Madrid tras el pinchazo de la Diada. No obstante, algunos expertos sitúan este nueva propuesta como parte del plan para que los tribunales europeos reconozcan que Puigdemont ha seguido todos los pasos y la búsqueda de acuerdos antes de concluir que no tenía alternativa.
Su ofrecimiento pasaba otra vez por la elección de un mediador internacional y, de este modo, situar de nuevo su contienda al Estado en la agenda política europea.