Que el PSC se haya decidido a abordar la cuestión lingüística es muy positivo, pero se echa en falta más beligerancia. Así opinan profesionales y asociaciones que defienden el bilingüismo, después de que Crónica Global informara de las intervenciones que, la semana pasada, tuvieron lugar en la ejecutiva de los socialistas catalanes.
Según admitieron fuentes del partido, dirigentes del PSC expresaron en ese cónclave su preocupación por la posibilidad de que estalle un “conflicto lingüístico” en Cataluña. La reunión tenía lugar un día después de que TV3 emitiera su polémico reportaje Lletraferits, en el que se advertía del riesgo de que el catalán desaparezca –el llamamiento a hablar en esa lengua a las tostadoras se hizo viral—y se cuestionaba el hecho de que los niños hablen en castellano en el patio.
La buena salud del catalán, según el propio Govern
Se da la circunstancia de que, ayer, el Govern hizo público un estudio que desmonta esa visión catastrofista, pues el uso del catalán entre la población adulta ha crecido ligeramente en todos los ámbitos y se acerca a los niveles previos a la llegada de la "gran ola migratoria" entre 2003 y 2008, con un 94,4% de la población que entiende el catalán --128.000 personas más--; un 81,2% que lo sabe hablar --160.000 más--; un 85,5% que lo sabe leer --300.000 personas más-- y un 65,3% que lo sabe escribir --400.000 personas más--.
El documental de TV3 venía precedido del rechazo expresado por la consejera de Presidencia y portavoz, Meritxell Budó, y del nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, a responder en castellano en las ruedas de prensa. De ahí que ese avance en las posturas socialistas, aunque tibio, haya tenido repercusión entre quienes defienden los derechos lingüísticos.
Vilarrubias: son necesarios "nuevos consensos"
“Necesitamos nuevos consensos lingüísticos y los socialistas deberían liderar esta nueva etapa. No más trincheras, sí a la connivencia de lenguas y respeto a los derechos lingüísticos de todos”, asegura Mercè Vilarrubias. Escritora y catedrática de lengua inglesa, Vilarrubias es autora de un libro de referencia en esta materia Por una ley de lenguas. Convivencia en el plurilingüismo (Deusto), donde propone una hoja de ruta para crear una norma que obligue al Estado a ser actor en la defensa del catalán, el vasco y el gallego en toda España, pero también de la protección de los derechos de los castellanohablantes en Cataluña.
Pero ¿existe verdadera voluntad por parte del PSC en cambiar de tercio? No está previsto que el líder del partido, Miquel Iceta, protagonice un giro en este sentido. Aunque fuentes internas aseguran que dirigentes como Salvador Illa o Eva Granados sí estarían por la labor de emprender una nueva etapa.
Evitar la polémica
Iceta siempre ha marcado distancias de Ciudadanos, que convirtió la lengua en uno de sus caballos de batalla contra el nacionalismo. Su respeto a la ley y los tribunales queda fuera de toda duda, pero ha evitado polemizar sobre la desobediencia del Govern a las resoluciones lingüísticas que han ordenan impartir un 25% de las clases en castellano en las escuelas. “¿Para cuándo una declaración?”, se pregunta la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña (AEB) en referencia a las reflexiones que, el pasado viernes, hizo Iceta en la Universitat Progressita d’Estiu de Catalunya. En este acto, el socialista dijo que “el castellano es la lengua de muchos catalanes, y no puede haber un proyecto de país que pretenda hacer tabla rasa de esta realidad”.
AEB respondió que “tampoco se puede hacer tabla rasa con el incumplimiento de la ley y de eso, un partido constitucionalista, debería decir alguna cosa. Ninguna escuela pública en Cataluña cumple la ley, no se da no tan solo el 25% de horas en castellano”. Esta asociación elaboró un estudio demoledor titulado Informe y conclusiones del análisis de los proyectos lingüísticos de los centros públicos de Cataluña, según el cual el castellano no es lengua vehicular en las escuelas catalanas, pues ningún centro analizado --se revisaron 2.214 proyectos lingüísticos-- cumple con el mínimo del 25% de horas en castellano impartidas en asignaturas troncales, tal como ordenan diferentes sentencias judiciales.
Bartomeus: "El catalán no se puede ni se debe imponer"
El politólogo y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Oriol Bartomeus, se refería ayer al reportaje de TV3 y a la polémica en torno a la canción en catalán de Rosalía, en un apunte en su blog titulado Del ‘En català, si us plau’ al ‘En català, collons!. “No es sólo que el catalán no se pueda imponer, es que no queremos que se imponga. El catalán no puede ser nunca una lengua de imposición vía DOGC. No sólo porque no tiene la fuerza para hacerlo (es alucinante que los que asumen que no la tiene crean que puede imponerse), sino porque los catalanohablantes no deberíamos querer imponer nuestra lengua. Y no sólo por el hecho de saber cómo se las da la imposición de una lengua sobre otra (ver los datos sobre escritura en catalán de buena parte de la generación de catalanohablantes educada en el franquismo), no sólo porque es imposible que el catalán imponga al castellano, sino porque sabemos (o deberíamos saber) que intentar imponer la lengua lo único que haría es reventar el país”.
Recuerda Bartomeus que “algunos de los argumentos que aparecen en Llenguaferits ya habían sido expuestos por la entonces consejera de Cultura y actual jefe de filas del grupo parlamentario de Junts per Catalunya en el Congreso, Laura Borràs, en una entrevista a Política & Prosa, donde se lamentaba de que el castellano fuera dominante los ‘patios de las escuelas’". Borràs firmó el polémico manifiesto Koiné, presentado en 2016 y suscrito por unos 200 lingüistas, escritores y académicos, favorables a la supresión del castellano como lengua cooficial en Cataluña.
Coll: "El drama de la izquierda catalanista"
El doctor en Historia, Joaquim Coll, ha aprovechado “la última polémica lingüística y ahora que en el PSC hay ganas de darle una vuelta al asunto de las lenguas” para reflexionar en un artículo publicado en El Periódico en el que asegura que el catalán nunca ha estado mejor que ahora, que hay una inmensa mayoría social a favor del trilingüismo en las escuelas. “El drama es que la izquierda catalanista, aunque no comparte el objetivo monolingüe del nacionalismo, no quiere dar la batalla sociopolítica y prefiere refugiarse en la 'flexibilización' del modelo".
"Tal vez no sea una mala estrategia --añade-- porque el debate racional no es posible y la inmersión se ha convertido en un tótem de la catalanidad y un tabú político, reflejo de una sociedad atrapada en el indentitarismo. Socialistas y comunes temen que les acusen de comprar las posiciones de PP y Cs, que defienden el bilingüismo y la aplicación de las sentencias del TSJC. La inmersión pudo haber tenido sentido en entornos metropolitanos y por un tiempo limitado pero no como un modelo general y permanente".