Paisaje después de la batalla municipal. Victoria amarga de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona, ruptura total del independentismo en el territorio –la bronca entre Junts per Catalunya y ERC en Sant Cugat fue proverbial—y consolidación del PSC en las ciudades más importantes de Cataluña.
Dicho de otra manera, la constitución de los nuevos ayuntamientos catalanes celebrada ayer solemnizó el predominio de socialistas y republicanos en los consistorios. Eso sí, con una aritmética variable que hace difícil sacar conclusiones en materia de pactos. Y mucho menos, extrapolarlas a próximas citas electorales.
Un baño de realidad: escrache y vieja política
Lo que sí fue muy evidente es la pérdida de la inocencia política de la líder de los comunes, Ada Colau. “No ha sido un día feliz” dijo, tras ser investida por segunda vez alcaldesa de Barcelona. Para, a continuación, admitir que el apoyo de Manuel Valls le incomodó. La antigua activista, cuyo mandato anterior tuvo un acento muy ideologizado, se ha dado un baño de realidad y mientras era abucheada por el activismo independentista concentrado en la plaza Sant Jaume –gritos de “traidora” y lanzamiento de objetos a su salida--, tomaba posesión del cargo previo pacto con fuerzas alejadas de su ideario antisistema.
El acoso secesionista no ha hecho más que empezar. El durísimo discurso de Ernest Maragall --"no se le ocurra tenderme la mano"-- así lo preconiza. Hubo un tiempo en que el independentismo aspiraba a apoyarse en los comunes. De hecho, su equidistancia les permitía sumarles a su pretendido referéndum. Esas complicidades, lo apuntó Maragall, parecen haber saltado por los aires.
¿Aceptar los votos de PSC y Valls --"el candidato de las elites"-- o condenar a su partido a la irrelevancia? La líder de los comunes optó por el pragmatismo, léase, astucia, vieja política o tacticismo. El futuro dirá si Barcelona en Comú está condenada a ser un satélite del PSC, como en su día lo fue ICV.
La misma plaza en la que ayer bramaba un secesionismo herido por la pérdida de la alcaldía de Barcelona era, hace cuatro años, escenario del regocijo podemita por la consecución de los “ayuntamientos del cambio”.
Cifra récord de ERC
En efecto, el secesionismo herido atacó a Colau, y de qué manera, tras constatar que el republicano Maragall perdía la alcaldía, a pesar de ganar el 26M, mientras que en otros municipios se asistía a la ruptura entre ERC y Junts per Catalunya. Para los republicanos, el consuelo es haber logrado una cifra récord de alcaldías, un total de 359 con Lleida y Tarragona –donde los comunes dejaron caer a los socialistas-- como referentes, tal como informó el partido anoche. Para los neoconvergentes, en cambio, no había consuelo. Retienen, eso sí, el Ayuntamiento de Girona, con Marta Madrenas, aunque gobernará en minoría, así como el de Reus (Tarragona), donde sí hubo acuerdo entre los actuales socios secesionistas.
No así en Sant Cugat del Vallès, paradigma de hasta qué punto Esquerra vuela sola y abandona a una formación neoconvergente en caída libre y que solo se sostiene por el tirón mediático que todavía tiene Carles Puigdemont.
A gritos en Sant Cugat
Después de 32 años de gobierno, Junts perdió la alcaldía tras una alianza entre ERC, CUP y PSC. La sesión se saldó con convergentes tildaban a Mireia Ingla (ERC) de ser la alcaldesa del “155”, mientras que los republicanos acusaban a Junts de ser los responsables del "3%", en referencia al cobro de comisiones por adjudicación de obra pública. En Figueres (Girona), un pacto entre ERC, PSC, Guanyem y Canvien Figueres reemplazaba a JxCAT.
Una de las sorpresas de la jornada fue el acuerdo entre Guanyem-ERC y PSC para arrebatar el Consistorio de Badalona al popular Xavier García-Albiol, quien había ganado las elecciones del 26M. Es el socialista Àlex Pastor quien tomó la vara de mando, afianzando así la presencia del PSC en las ciudades con más población de Cataluña. Badalona es la cuarta.
Este municipio se suma a toda una serie de alcaldías gobernadas por los socialistas: Mataró, Sabadell --Marta Farrés, la nueva alcaldesa, también fue abucheada por los secesionistas--, L’Hospitalet de Llobregat o Santa Coloma de Gramanet, estas dos últimas con mayoría absoluta. No es ajena a ese predominio la victoria de Pedro Sánchez en las elecciones generales, que ha provocado un efecto arrastre.
Queda por determinar el papel que los socialistas tendrán en las organizaciones supramunicipales como la Diputación de Barcelona –donde han empatado con ERC en número de diputados-- y el Área Metropolitana de Barcelona. Eso dependerá de los acuerdos entre Colau y el líder del grupo municipal del PSC, Jaume Collboni.