Todo lo que prepara Bosch para recuperar una fuerza catalanista de derechas
El presidente de Societat Civil Catalana deja la entidad para preparar un partido catalanista que agrupe al centroderecha que rompa la mayoría independentista
13 junio, 2019 00:00Abril de 2018. Josep Ramon Bosch (Santpedor, 1963) vuelve a la carga. A través de las redes sociales denuncia que ha recibido amenazas en su casa. No es algo nuevo para él. Junio de 2019. Liberado de la presidencia de Societat Civil Catalana, se lanza a preparar una fuerza política catalanista que rompa la mayoría independentista.
Bosch ha luchado contra todo. La empresa japonesa donde trabajaba le pidió que explicara qué sucedía en todo ese tiempo, antes de ese último incidente, el por qué de las continuas trifulcas, que podían ensuciar la imagen de la compañía. Bosch contaba en 2018 que le habían dejado la esquela de su abuelo, el médico José Bosch Macià, en el buzón de su domicilio. Se refería en esa denuncia en las redes a la pugna que ha mantenido en todos estos años con el fotoperiodista Jordi Borràs, y a otros activistas independentistas que le han atacado.
Dejar atrás las amenazas
Ahora, Bosch, después de presidir de forma accidental Societat Civil Catalana durante los últimos cinco meses, una entidad que él mismo fundó, se lanza a la arena política para tratar de organizar una fuerza política catalanista, de centroderecha, que rompa la mayoría independentista en el Parlament. ¿Pero tiene los medios, el capital humano, y se dan las circunstancias políticas para ello?
Bosch no querrá estar en primera línea. Ya no. Las amenazas de los independentistas, pero también de los suyos, le han convencido que debe permanecer en un segundo plano. Dejó la multinacional japonesa, del sector farmacéutico. Y ha puesto en marcha una empresa de comunicación, ligada a ese mismo sector, y una productora audiovisual. Sin embargo, su objetivo político está claro: “Se pueden agrupar diferentes sectores para impulsar una fuerza catalanista”, señala.
El voto de Bosch a ERC
Los postulados que defiende chocan con los propios seguidores de Societat Civil Catalana hasta ahora. Este mismo miércoles, cuando anunció que dejaba la entidad, después de encargar dos auditorías que han señalado que “no hay irregularidades contables”, como habían denunciado miembros de la anterior junta --y que obligaron a un golpe en la dirección que dio como resultado la presidencia de Bosch desde enero-- al ser preguntado sobre su preferencia para la alcaldía de Barcelona, Bosch señaló que él vota en Santpedor, y que había votado a ERC. ¿Cómo? Sí, porque el candidato republicano es su primo hermano, Xavier Codina.
Eso provocó un auténtico lío en las redes sociales entre los constitucionalistas. Pero Bosch reclama, precisamente, romper esa política de bloques, y reivindica “la nación cultural catalana”. Es un catalanista-nacionalista conservador, que cree que hay espacio para una fuerza política que pueda romper una mayoría independentista en el Parlament.
El partido con Lliures o Convergents
¿Hay medios? En Madrid, las grandes empresas prestan atención. Las mismas que habían visto en Societat Civil Catalana un buen instrumento para defender el constitucionalismo y que han ayudado a través de la Fundación Joan Boscà. En Barcelona también hay interés. Bosch tiene buenas conexiones. Las tuvo con el PP, con Jorge Moragas, el jefe de gabinete de Mariano Rajoy, junto a Miriam Tey, y también con Alfonso de Senillosa, cuyo último cargo en Moncloa fue el de director de seguridad nacional. Y las tiene ahora con el PSOE.
¿Pero con quién? Hay un grupo promotor, de unas 20 personas, que buscan “romper el bloque independentista”. Entre ellos figura Eva Parera, exdirigente de Units per Avançar, y número cuatro de la lista de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona. También participa la politóloga Astrid Barrio, y el presidente de Portes Obertes al Catalanisme, el notario Mario Romeo. Los contactos se han producido con todos los grupos catalanistas, y está informado de ello el propio Valls, que se ha marcado una etapa como concejal en el consistorio de Barcelona. Podrá ayudar, se señala, pero no como impulsor ni como candidato en el proyecto.
Cambó y la España grande
En ese movimiento participa Lliures, el partido que constituyó Antoni Fernández Teixidó; y también Convergents, la escisión de Convergència que lideró el exconsejero Germa Gordó. Y todos están pendientes de lo que hagan los dirigentes del PDeCAT críticos con Carles Puigdemont. En julio “todo tomará impulso, y en septiembre se podrían concretar proyectos políticos”, insisten las fuentes de esos distintos grupos.
Bosch está en el centro. Reivindica algo muy similar a lo defendido cuando formaba parte del PP catalán y trató de impulsar una candidatura alternativa a Alicia Sánchez Camacho junto a Montserrat Nebrera, que ahora es consejera en la dirección de Lliures. Se trata de un catalanismo muy reivindicativo en la acción cultural, que quiere una España grande. Una vuelta a Cambó, a un Cambó actualizado, con el compromiso de cooperar con los gobiernos españoles.
Cambiar, desde dentro
¿Se dan las circunstancias? Bosch cree que sí, que la tensión se relajará después de la sentencia del 1-O, cuando se sepa qué penas tocan a cada uno de los políticos juzgados y cuando se entienda que se debe hacer “de nuevo” política. La previsión es que el independentismo, una parte, aunque sea pequeña, asumirá que debe realizar un cambio. Los expertos en demoscopia señalan que hay unos 250.000 electores huérfanos de una fuerza política catalanista. Y ahí estará ese partido, que, sin embargo, podría competir con la evolución del PDeCAT o con una nueva versión de Junts per Catalunya.
¿El principal argumento? “Una rectificación que funcione debe surgir de las propias filas del independentismo, no de otros grupos”, sostienen las fuentes de ese movimiento en el que participa de forma muy activa Josep Ramon Bosch.
Rivera, con Sánchez
Ahora, tras ser vilipendiado, Bosch inicia una nueva etapa, desde la segunda fila, pero como pieza central. Se va de Societat Civil Catalana con la idea de que ha sido una entidad crucial para unir al constitucionalismo, al PP, PSOE y Ciudadanos, que alcanzaron la gloria con la organización de la manifestación del 8 de octubre de 2017.
Después todo ha ido cambiando, también en la Moncloa, con Pedro Sánchez en el Gobierno. Bosch tiene un último mensaje, que lanzó este miércoles, y que define su horizonte político: “Albert Rivera debería apoyar al Gobierno de Sánchez, y el PP podría colaborar”. Toda una declaración de intenciones, que no gusta entre los defensores de las esencias. Por ello, Bosch insiste ahora en que ha recibido el acoso de los independentistas, pero también de otros: “También de los míos”.