El procés independentista, desde sus inicios en 2015 hasta su culminación con la declaración unilateral de independencia fue, a juicio del abogado Javier Melero, una mera desobediencia. “Cedo esa trinchera. Forn desobedeció a los requerimientos del Tribunal Constitucional”, ha dicho el letrado sobre su cliente e interpelando directamente a Fiscalía.

Melero ha basado su estrategia en rebatir las pruebas de las acusaciones y, a diferencia de Van den Eynde, que ha hecho una enmienda a la totalidad de la causa penal, ha cedido al reconocer elementos de “desobediencia” así como “delitos contra el órden público”. “Hubo algunos casos concretos de resistencia a la autoridad”, ha admitido. Su alegato ha pasado por descartar la tipificación de rebelión o sedición de estos episodios que se produjeron públicamente.

Para reforzar esta tesis, ha defendido que el Govern del que formaba parte su cliente tampoco “tenía capacidad de imponer por la fuerza ningún marco normativo”. Y que “no solo no cortó amarras” con el poder, sino que “hizo todo lo posible para abandonar este poder, ponerlo al servicio del Estado”. Es decir, que una cosa eran las palabras y otra las actuaciones.

“El Govern incumple la proclamación de independencia”

En este sentido ha asegurado que el Govern “incumple” su propia “proclamación de independencia”: “No se arría la bandera [española]. No se comunica nada al cuerpo diplomático. Y todo el mundo se adapta a la aplicación del 155. Esto es lo que ocurrió y lo que está documentado”, ha remachado.

Este escenario en “el que el 155 funcionó perfectamente” ha dicho que, además, fue pronosticado por su cliente, cuando estaba al mando de los Mossos d’Esquadra. Melero ha recordado que Forn les dijo a los altos cargos de la policía autonómica que solo podían pasar dos cosas antes de la DUI: “Que se convoquen elecciones o que se aplique el 155”. En ningún momento contempló subvertir el orden constitucional.

Melero también ha asegurado que el “concierto” entre el Ejecutivo catalán y los Mossos era el “mínimo” y que en ningún caso, como se ha visto en las pruebas testificales, ha quedado demostrado que contaran con el cuerpo policial autonómico como elemento de su plan rupturista. Y el fracaso del operativo del 1-O lo ha extendido a los tres cuerpos policiales, que no lograron apenas cerrar colegios. 

Forn colaboró con el TSJC

Como abogado defensor, Melero ha buscado la absolución de su cliente. Aunque ha sorprendido a los presentes cuando ha dicho en dos ocasiones que cedía la “trinchera” de la desobediencia, ha matizado que la asume si por ella se entiende “participar en un Gobierno autonómico que tiene un programa” que esgrime “que si hace falta se desobedecerán los requerimientos del Tribunal Constitucional”.

Cosa distinta a las proclamas públicas fueron los hechos y conductas. Aquí es cuando el letrado catalán ha defendido la actuación del exconseller de Interior y su buena voluntad para cumplir tanto con las órdenes de la Fiscalía como la del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC): “No consta acreditado que Forn se escondiera en los requerimientos del TC.(…) Aprobó las variantes de cuadrante de la policía, la puesta en disposición de vehículos con la única finalidad del refuerzo policial al servicio de Fiscalia y del TSJC”, ha puesto entre otros ejemplos.

El concepto “posmoderno” de violencia

Otro de los puntos críticos del juicio ha sido la “intensidad” de la violencia y si, como dice el ministerio público, es la “necesaria” para el delito de rebelión. Melero ha hablado de una “rebelión posmoderna” a la que se ha tenido “que dar la vuelta como un calcetín” para encajarla en los hechos investigados y demostrados en sala judicial.

A este respecto ha criticado el alegato de Fiscalía de que el “Estado será víctima de la violencia” que se pudiera ejercer y ha puesto como ejemplo el intento de golpe de Estado del 23-F para subrayar las diferencias entre ambos casos: “No es lo mismo el que se rebela votando cosas en un Parlamento. En el 23-F hubo tanques en la calle. Una capacidad de doblegar el Estado a través de la violencia”.

Finalmente, el letrado, que ha brillado en todo el juicio, se ha despedido recordando la película Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda, y ha apelado a que podamos "construir una España en la que solo nos escupamos discutiendo sobre la obra de William Faulkner".