El martes, Miquel Iceta recibió una oferta que no podía rechazar, según confiesa él mismo: presidir el Senado. Un cargo que le permite estar al frente de la cuarta institución del Estado sin desvincularse de Cataluña --no renunciará al escaño en el Parlament si finalmente es elegido-- y pilotando desde la Cámara Alta la búsqueda de soluciones al conflicto independentista. Según fuentes parlamentarias, Iceta advirtió a Pedro Sánchez, transmisor de esa propuesta --ambos mantienen una estrecha amistad-- de que los independentistas podían poner obstáculos a ese nombramiento.
El presidente español se sorprendió. No es la primera vez ni la última que Iceta tiene que instruir al líder del PSOE sobre el modus operandi de los separatistas pues, en ocasiones, la distancia geográfica entre Cataluña y Madrid distrae del afán rupturista de Junts per Catalunya y ERC. En efecto, Sánchez aplicó la lógica parlamentaria a una Cámara catalana en la que la elección de los senadores por designación autonómica siempre son puro trámite. Alguien recordaba ayer que Lorena Roldán, diputada de Ciudadanos, fue nombrada senadora después de la aplicación del 155 con el apoyo de los independentistas. Pero esa lógica parlamentaria ya no existe y los independentistas, imprevisibles, se niegan a convertir a Iceta en senador.
Existe una norma, en efecto, que no está escrita, sobre esa designación de senadores. Aunque ayer, Iceta invocó el artículo 174 del reglamento del Parlament: "Si es preciso sustituir a alguno de los senadores, la persona sustituta debe ser propuesta por el mismo grupo parlamentario que había propuesto a su antecesor". Seguirá siendo líder del PSC, aunque sus intervenciones en el hemiciclo serán diferentes. Ya no buscará en cuerpo a cuerpo con Quim Torra. Y aunque se desconoce la fecha de las elecciones catalanas, no se descarta que el dirigente socialista vuelva a ser candidato.
Cortesía parlamentaria
Posiblemente, esa cortesía parlamentaria fuera la última que le quedaba a esta Cámara autonómica, donde los secesionistas, en su viaje hacia ninguna parte, hacen y deshacen plenos, desconvocan comisiones y se saltan las indicaciones de los letrados del Parlament cuando les conviene.
Iceta sí mantuvo el protocolo parlamentario y, tras su conversación con Sánchez, habló con el presidente Quim Torra (JxCAT) y con el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC). Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que Torrent fue “menos firme” en esa cerrazón secesionista que tanto ha sorprendido al PSOE. Y que ERC está menos enrocada de lo que parece.
Algo que el PSC ni afirma ni desmiente pues, según afirman, en esas conversaciones no se habló del sentido del voto de los respectivos partidos.
El suplicatorio, nunca rechazado desde 1995
Pero lo cierto es que los republicanos han puesto precio a su apoyo a Iceta: que Pedro Sánchez propicie en el Senado el rechazo al suplicatorio del Tribunal Supremo sobre los procesados que han sido elegidos diputados o senadores. Algo que no se ha producido desde 1995, cuando el Congreso desestimó llevar a los tribunales al ministro de Interior, José Barrionuevo, investigado por el caso de los GAL. Los socialistas tenían amplia mayoría.
No obstante, Iceta avisó ayer de que no piensa “mercadear” con los secesionistas, que han logrado posponer hasta la semana que viene --probablemente, el día 16-- el Pleno extraordinario en el que tendrá lugar una votación que, habitualmente, se sustancia en cinco minutos. Pero esa sesión plenaria se celebrará ya en plena campaña para las elecciones municipales. De ahí la resistencia de los separatistas.