"Puede llamar al Papa de Roma, que si no recibo una llamada de mi cadena de mando, yo no me muevo". Es la respuesta que, según ha relatado en el juicio del procés un inspector de los Mossos d'Esquadra, ofreció al expresidente de la ANC Jordi Sànchez cuando este ordenó, a pesar del clima de tensión y hostilidad que se estaba registrando, la retirada de los antidisturbios que habían acudido a las afueras de la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017. El intendente ha relatado episodios de forcejeo y empujones por parte de la ciudadanía a los agentes que estaban actuando en el lugar.
Ha sido la declaración más significativa de este lunes en la trigésimo novena jornada del juicio del procés, la primera del mes de mayo. Se aproxima el fin de la fase de testificales, que el tribunal contempla concluir el próximo día 20, por lo que sólo durante esta maratoniana semana está prevista la declaración de cerca de 70 personas.
La actitud “prepotente” de Sànchez
Mientras el exalcalde de Barcelona Xavier Trias ya se encontraba en los pasillos del Tribunal Supremo a la espera de declarar como testigo, el que fuese inspector jefe de la Brigada Móvil (Brimo, los antidisturbios de los Mossos) relataba de forma pormenorizada los incidentes a los que tuvo que hacer frente el 20 de septiembre, donde centenares de ciudadanos se agolpaban a las puertas del departamento que estaba siendo registrado a raíz de la organización de la consulta del 1-O. Según el testigo, la actitud de Sànchez ante lo que estaba sucediendo fue “altiva, prepotente y complicada”.
“Sobre las 21.15 estábamos bloqueados. Aparecen los señores Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y el señor Lluís Llach. [Sànchez] me exigió que quitara la Brimo, que nos largáramos. Ahí le dije que sí o sí iba a llegar a la consejería y me dice que va a llamar al presidente y al conseller y que me iba a largar”, ha narrado el testigo. Fue en esos momentos de tensión cuando Sànchez cogió el móvil para hacer una llamada y el inspector pidió a un compañero que lo grabase todo. “Le oí decir algo así como [Josep Lluís] 'Trapero ha perdido la cabeza, saca la Brimo de aquí'. Tras ello, me dijo: ‘En breve Trapero recibirá una llamada’”.
Varios medios a las puertas del Tribunal Supremo / EFE
Sin embargo, el mando de la Brimo se mantuvo firme frente a las presiones de Sànchez. "Cuando dicen que aquello fue festivo, la fiesta la tuvieron por la noche", ha llegado a espetar el antidisturbios. A las 23.45, ha manifestado, Sànchez se despedía y le comunicaba que no iba a hacerse responsable de los ciudadanos que allí quedaban. "Me comunican que están sacando objetos de los coches [de la Guardia Civil]. Pasamos corriendo en medio de la gente que estaba sentada en el suelo, recibimos una lluvia de latas de cerveza y ya ordené el uso de defensa policial. Ya se me había autorizado el uso de la fuerza".
Lanzamiento de botellas
El mando se había desplazado hasta la consejería por la tarde. Le habían comentado que varios voluntarios de la ANC y Òmnium Cultural montarían “un cordón” que les “permitiría avanzar con la cápsula de seguridad hasta la consejería”. No obstante, nada más llegar, lo primero que se encontró fue que el cordón no estaba montado y que había “miles de personas concentradas”. Según ha recordado, se produjo el lanzamiento de botellas y objetos y la presión de los ciudadanos al despliegue policial. Sí ha reconocido que, al contrario que Sànchez, el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, apareció para apaciguar a los manifestantes.
“La actitud de Cuixart conmigo fue colaboradora y cordial aunque, para ser justos, la de Sànchez cambió radicalmente de la noche al día en el tiempo que estuve en la consejería: si inicialmente se complicó mi relación con él, a pesar de que el principio de los Mossos basa su actuación en un inicio de mediación, después se produjo un cambio en el que compruebo que podemos empezar de cero. Le pedí su teléfono y lo usé”.
Jordi Sànchez y Jordi Cuixart se dirigen a los concentrados desde el techo del coche policial el 20S / TV3
Las afirmaciones del inspector han sido elocuentes: según ha explicado, su voluntad era sacar de la consejería a la letrada de la Administración de Justicia que se había quedado dentro y que, finalmente, tuvo que salir por la azotea del edificio ante la aglomeración de manifestantes. "Ni que venga el Séptimo de Caballería entramos en la consejería (…) El mal sabor de boca es que no pude sacar a los compañeros antes", ha lamentado.
“No recibimos injerencias políticas”
Antes del intendente había comparecido el representante del sindicato de mandos de los Mossos Josep Guillot quien, con el manifiesto objetivo de defender el papel de la policía autonómica catalana, ha querido dejar patente que, en ningún momento, recibieron injerencias políticas de cara a su actuación el día de la celebración del que en varias ocasiones ha calificado de referéndum ilegal.
“Llevábamos unos meses en los que los medios estaban debatiendo qué harían los Mossos el 1-O. Había contradicciones y queríamos dejar claro que como policía judicial obedecemos siempre las órdenes de jueces y fiscales”, ha explicado para justificar el motivo por el que el sindicato emitió un comunicado en los días previos al 1-O, encabezado con el título No cuestionen la profesionalidad de los Mossos d'Esquadra. En la nota exigían respeto hacia los agentes y hacia el trabajo que les ordenaban jueces y fiscales.
El miembro del sindicato mayoritario de los inspectores, intendentes y comisarios de los Mossos ha comparecido en la sala a petición de Xavier Melero, letrado de los exconsejeros Joaquim Forn y Meritxell Borràs y el abogado que, desde que arrancase la vista oral el pasado 12 de febrero, se aferra a lo jurídico por encima del discurso político. A sus preguntas, el testigo ha sido elocuente al aseverar que no se produjo injerencia política alguna en su trabajo. “Ninguna. Una cosa son las declaraciones públicas que Forn hiciera, lo que considerábamos retórica política. De haber recibido injerencias, lo habríamos denunciado”.
El "susto" de Xavier Trias
Durante la sesión de este lunes también ha comparecido como testigo el exalcalde de Barcelona Xavier Trias, propuesto por los abogados de Cuixart y de cuya declaración se han servido para intentar demostrar que tanto la protesta realizada en la sede de la CUP como en la de Economía fueron pacíficas y reivindicativas. “Si alguna preocupación había es que nadie hiciese ninguna tontería. He sido alcalde y tu preocupación cuando hay manifestaciones es que salga alguien descontrolado. Y esa era la actitud de los dirigentes, que nadie generase una reacción contraria. En Cataluña siempre están lanzando estos mensajes”.
El ex primer edil, quien ha manifestado ser amigo de algunos de los acusados mientras que “a alguno que otro” le debe “haber ganado la alcaldía de Barcelona”, ha señalado que se enteró de las concentraciones a través de la radio y la televisión.
El único aspecto “preocupante”, en sus palabras, al que se ha referido fue “algo de cuyo susto aún no se ha recuperado”: “Cuando llegué a la puerta de Economía, varias personas que hacían cordón me explicaron que dentro de los coches de la Guardia Civil que habían dejado allí había armas. Recuerdo que yo, que he hecho la mili, dije: 'esto es una barbaridad, al que lo haya hecho le va a caer un paquete que se va a quedar solo”. Trias ha explicado que permaneció en el lugar hasta las diez de la noche, momento en el que los Jordis se subieron a una tarima para ofrecer un discurso y vio “que no había motivo para seguir estando allí”.