Durante años, los presidente catalanes viajaron al extranjero sin solicitar permiso ni escolta al Gobierno español. Simplemente se informaba de la salida por deferencia. Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez puso ayer punto final a esa cortesía diplomática negando las medidas de protección solicitadas por Quim Torra para desplazarse a Bruselas y coprotagonizar una conferencia con Carles Puigdemont titulada Cataluña y el juicio sobre el referéndum: un desafío para la Unión Europea.
El detonante de ese rechazo es la campaña contra el Estado español que ambos dirigentes independentistas impulsan a nivel internacional coincidiendo con el juicio del 1-O en el Tribunal Supremo. Tanto el Ministerio de Interior como el de Asuntos Exteriores han dicho basta y mientras Josep Borrell intensifica su veto a la apertura de nuevas “embajadas” catalanas, Fernando Grande-Marlaska ha respondido a las bravatas de Torra, quien en las últimas semanas instaba/retaba al Ejecutivo a garantizar su seguridad.
El máximo responsable de la seguridad nacional recogió el guante y ha resucitado una norma en vigor desde 2012, que hasta ahora no se había aplicado, según la cual solo se concederá escolta a los cargos políticos en sus viajes institucionales si existen indicios de "una amenaza concreta contra su persona". Por contra, el consejero de Interior, Miquel Buch, asegura que el presidente de la Generalitat obtuvo permiso ministerial en otras ocasiones.
Imagen del hotel de Bruselas donde Carles Puigdemont y Quim Torra pronunciaron su conferencia / CG
Pero el Gobierno niega la mayor en este caso, que el viaje de Torra a Bruselas sea “institucional”, pues el presidente se desplazó a la capital belga para pronunciar una conferencia, vetada por el Parlamento europeo --finalmente se celebró en el hotel Steigenberger Wiltcher’s, el más caro de Bélgica--, para desprestigiar a las instituciones europeas. Y también niega que Torra esté amenazado pues, en ese caso, no viajaría con sus familiares.
El acto contó con las presencia de 200 personas, en su mayoría procedentes de Cataluña --llevaron las maletas al acto--, así como flamencos, eslovenos e irlandeses, aunque fueron los menos. Hubo medidas de seguridad en la entrada, donde el público debía apuntar sus nombres. Nube de cámaras y fotógrafos. Tras las intervenciones, aplausos y dos sonoros 'Visca Catalunya" y "Visca la República".
Mossos fuera de servicio
Según el Ministerio, lo habitual es que la seguridad de los presidentes autonómicos, incluso de los ministros en el exterior, sea asumida por el país de destino. Otra cosa es que Torra se desplace acompañado de Mossos d’Esquadra que no se encuentran de servicio, sin uniforme y sin arma. Este fue el argumento utilizado en su día por Puigdemont para justificar la presencia de agentes de la policía autonómica en su comitiva.
No obstante, tampoco está claro, según apuntan a Crónica Global fuentes policiales, que un mosso pueda ejercer tareas de seguridad fuera del territorio catalán cuando está de vacaciones. "Quizá se haya permitido hasta ahora, pero un agente de la policía lo es siempre. Por tanto, no debería realizar esas funciones fuera de Cataluña, aunque esté de fiesta", señalan esas fuentes.