Los políticos y dirigentes independentistas presos en el marco del procés volvieron este viernes, 1 de febrero, a cárceles de Madrid para estar cerca de los tribunales con motivo del juicio que comenzará el 12 de febrero. Atrás quedan seis meses en los que Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Dolors Bassa y compañía han estado encarcelados en centros penitenciarios catalanes, dependientes de la Generalitat. ¿Han tenido privilegios?
La consellera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella, ha negado que los líderes independentistas presos tuviesen despacho ni salas de trabajo durante su encarcelamiento en centros catalanes. Lo ha asegurado en sendas respuestas a una batería de preguntas parlamentarias del PP, en las que explica que los internos en prisiones catalanas “reciben un trato que tiene en cuenta todas sus circunstancias personales” cumpliendo siempre con la legislación.
Sin datos de las visitas a los presos
El PP también pedía al Govern que revelase las visitas no personales que han recibido los presos, así como las de autoridades, pero la Generalitat se ha negado a hacerlo púbico aludiendo al reglamento penitenciario. Justicia ya rehusó en noviembre informar a Cs sobre este extremo esgrimiendo que la normativa penitenciaria llama a respetar “al máximo la intimidad” de las comunicaciones de los internos.
La Generalitat sostiene que la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno permite a las administraciones denegar el acceso a información pública si conlleva un perjuicio a la intimidad “y los otros derechos privados legítimos”. No obstante, señala en la respuesta parlamentaria que las visitas realizadas en cualquier centro penitenciario de la Generalitat “se ajustan a la legalidad aplicable”.
Los funcionarios de prisiones exigieron neutralidad
En julio, a pocas horas del traslado de los presos a cárceles catalanas, los sindicatos de funcionarios de prisiones exigieron a Capella que la Generalitat no otorgara ningún privilegio y actuara con “neutralidad absoluta” con todos ellos. No obstante, la consellera plantó una reunión laboral para recibir a los encarcelados.